Fibi, de 15 años, llegó al campo de refugiados de Minawao en Camerún en julio de 2013. Junto a su familia, huyó de su ciudad natal en Nigeria debido a los continuos ataques de los insurgentes. “Todos los habitantes de mi pueblo huyeron para salvar sus vidas. Mi familia perdió todas sus pertenencias, lo dejamos todo.”
Desde 2011, más de 50.000 nigerianos se han desplazado debido al conflicto que afecta al noreste de Nigeria. La mayoría de ellos se ha dirigido a Camerún y cerca de 33.000 viven en el campo de Minawao donde Plan International trabaja dando respuesta a la crisis humanitaria.
“Durante la estación de lluvias el viento y las fuertes precipitaciones destrozaron muchas tiendas de campaña. Mi padre ha conseguido un trabajo como profesor. A veces me siento muy sola en el campo y por las noches paso mucho miedo,” cuenta Fibi. “Cuando vivía en mi pueblo iba al colegio y después de clase vendía chucherías y productos de nuestra granja para poder comprar el material escolar,” añade la joven.
Plan International trabaja para asegurar el bienestar de los niños y niñas mediante la construcción de Espacios Amigos de la Infancia y la educación comunitaria basada en la protección infantil. La organización también ha facilitado el acceso a agua potable, saneamiento y kits de higiene mediante la construcción de bombas de agua y la instalación de contenedores en el campo de refugiados. Plan International también ha construido y equipado colegios prefabricados y guarderías y ha repartido kits de aprendizaje para el alumnado y el profesorado.
“Tenemos comida, agua, educación e instalaciones sanitarias pero no es suficiente. En el colegio hay 230 alumnos por clase, algunos profesores no tienen la formación suficiente y el agua y la comida escasean. En muchas ocasiones, tenemos que recorrer dos kilómetros para conseguir 20 litros de agua,” comenta Fibi quién, a pesar de todas las dificultades, sueña con ser médica: “he visto como los niños y niñas sufren por lo que quiero ser doctora y ayudarles.”