“Mantén la cabeza alta y sigue adelante, que no te preocupe lo que digan los demás”

Soumaya es una activista que defiende los derechos de las niñas y las mujeres en Somalilandia. A sus 23 años, ha trabajado de forma incansable para construir espacios seguros en los que poder ayudar a niñas y mujeres. Lo hace impartiendo formaciones para que niñas y mujeres tengan herramientas a la hora de encontrar un trabajo. Este espacio no solo mejora las perspectivas laborales, también se utiliza para la creación de negocios dirigidos por mujeres. Es un lugar de reunión y sororidad, donde las mujeres hablan de aquello que les afecta, aprenden y se apoyan mutuamente. 

Antes de que Soumaya defendiera los derechos de otras personas, se dio cuenta de que tenía que defender los suyos propios. “Todo comenzó conmigo, porque no tenía suficiente confianza en mí misma. Más tarde, con mi educación y mi experiencia como trabajadora social, empecé a trabajar en estrecha colaboración con las comunidades para abordar sus problemas. Me di cuenta de que era buena conectando con la gente, me convertí en alguien de referencia”. 

“Las niñas en Somalilandia sufren discriminación en el ámbito educativo y laboral. Yo empecé haciendo voluntariado en un espacio de coworking, en poco tiempo me convertí en la gestora comunitaria y decidí convertir el espacio en un centro comunitario, un lugar seguro donde la gente pudiera compartir sus inquietudes y su talento”. 

“Así fue como me di cuenta de que las mujeres en nuestro país no tenían un espacio en el que sentirse cómodas, hablar de los obstáculos que enfrentan y aprender las unas de las otras. Llegué a un acuerdo con el fundador de este espacio de coworking y le dije: vamos a ofrecer este espacio a las mujeres de forma gratuita, asumiré la responsabilidad que ello supone y desarrollaré eventos y programas para darles más confianza. Él aceptó”. 

“Cuando pasó un tiempo nos convertimos en socios de verdad: él comprobó que el espacio era realmente útil para la juventud. A partir de ahí, comencé a llevar a cabo nuevas iniciativas, ofrecí el espacio de forma gratuita a las mujeres que querían realizar eventos de sensibilización, formaciones y talleres. Empecé un programa sobre habilidades para la búsqueda de empleo. Enseñaba cómo escribir un currículum, buscar trabajo, hacer una entrevista, etc.”. 

Soumaya cuenta que siempre informaba a las chicas y jóvenes sobre vacantes de empleo, pero no se solían presentar por falta de confianza. Sin embargo, no era el caso de los chicos.  

“Aquí vienen chicas y chicos. Es un espacio seguro donde todos son libres de compartir y proponer sus ideas y aprender los unos de los otros. Estoy muy orgullosa de la iniciativa, el camino ha sido largo, pero me encanta lo que hago”. 

Nos dimos cuenta de que a las jóvenes les encantaban los podcasts, así que creamos un pequeño estudio de grabación para ayudarles a crear empresas y start-ups. No teníamos financiación, pero nos impulsaba la pasión por mejorar las oportunidades de la juventud”.  

No todo ha sido coser y cantar. A lo largo de este tiempo, Soumaya también ha enfrentado numerosas dificultades. Por ejemplo, le han llegado a decir que las mujeres que trabajan demasiado no conseguirán un buen esposo. En algunos eventos, también le han pedido que permaneciera en silencio, que no hiciese ruido ni participase en los debates y que comiese su propia comida.   

“Creo que los hombres tienen redes de apoyo entre ellos que los hacen impulsarse. Nosotras, como mujeres, no tenemos eso. Nos falta confianza en nosotras mismas, y eso nos está bloqueando para avanzar”. 

“La sociedad comienza a juzgarte cuando no agachas la cabeza, piensan que eres una mujer que no se respeta a sí misma. Siempre debes defenderte a ti misma. Mantén la cabeza alta y sigue adelante; que no te preocupe lo que digan los demás”.  

Soumaya quiere desafiar los estereotipos de género y reescribir la narrativa. Un hombre al que atribuye el mérito de haber roto con los estereotipos y haberla inspirado es su padre, dice que sus padres fueron sus primeros apoyos, y explica que la educaron a ella y a sus seis hermanas para ser independientes y perseguir sus sueños.  

Viendo los resultados positivos de todo su incansable trabajo, Soumaya se sorprendió gratamente cuando el centro se convirtió en algo más que un simple espacio de trabajo.  

“Veía cómo las chicas desarrollaban cada vez más sus habilidades dentro del centro comunitario. Algunas emprendieron negocios, otras aprendieron programación. Esto es algo muy importante, antes no sabíamos de tecnología, ahora somos expertas en marketing digital y programación, han empezado incluso a desarrollar productos y venderlos online. Esto es lo que me hace sentir orgullosa”. 

“También tenemos otras iniciativas como ‘Habla’, un evento de poesía donde las mujeres se reúnen para compartir su enfado, su dolor, sus momentos de felicidad. Discutimos mucho sobre nuestra cultura, lo que está bien, lo que no lo está y cómo protegernos a nosotras mismas. Incluso hemos tenido sesiones de psicología. Las personas en nuestro país no siempre aceptan la salud mental como un problema importante, así que le dimos una plataforma a una mujer, una experta de Malasia. Realizó sesiones para mujeres, invitándolas a comprender que no necesitan aclarar su piel y que la confianza es más importante que la belleza”. 

“Pensé que solo las mujeres apreciarían este espacio, pero veo que los hombres también lo valoran. Es genial que estén dispuestos a trabajar con mujeres y que entiendan el valor de tener a una mujer en su negocio o empresa. Los hombres están dispuestos a escuchar a las mujeres y aprender de ellas, eso es bastante impresionante”. 

Soumaya dice que su trabajo le ha permitido mejorar la confianza en sí misma y sueña con convertirse en líder en el futuro. Solía esconderse, pero su experiencia reciente hablando en público la ha ayudado a avanzar, reconocer su trabajo y educar y ayudar a las mujeres. “Es un camino largo, pero estoy lista, tengo la energía y simplemente me encantaría hacerlo”.