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Plan International pide respeto al Derecho Internacional Humanitario mientras civiles en toda Ucrania son asesinados en sus hogares

En las primeras horas de este jueves se lanzó un ataque masivo con misiles y drones contra la capital de Ucrania, Kiev. Según los informes, el ataque, que duró aproximadamente 11 horas, dejó al menos doce personas muertas —incluidos niños, niñas y una mujer embarazada— y más de 90 heridas. Otras cuatro regiones de Ucrania también fueron blanco de misiles en lo que se describe como uno de los ataques aéreos más devastadores contra el país desde febrero de 2022. “Estos ataques en Kiev y en toda Ucrania han tenido como blanco a civiles, incluidos niños y niñas, asesinados en sus hogares mientras dormían. Esto constituye una violación del Derecho Internacional Humanitario y desde Plan International exigimos el fin inmediato de todas las violaciones, especialmente aquellas que afectan directamente a la infancia”, declaró Sven Coppens, director de Respuesta a la Crisis de Refugiados en Ucrania de Plan International.  “La comunidad internacional, incluidos todos los Estados miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, tiene la obligación de respetar la ley y demostrar liderazgo para prevenir violaciones graves contra la infancia—no de participar activamente en su victimización mientras descansan en sus camas”, resaltó.  “El asesinato y los daños a civiles son horrendos, y para los supervivientes, testigos y quienes viven en zonas de conflicto, las heridas psicológicas son profundas. Nuestro mensaje es claro: todos los jóvenes deben tener la oportunidad de crecer libres de miedo, pérdida y violencia. Deben poder vivir. Todas las partes en conflicto deben respetar el derecho internacional humanitario, los derechos humanos y la protección de la población civil”, señaló Coppens.  Por su parte, el director de Operaciones y Emergencias de Plan International en España, Stefano Fino, destacó que “los últimos ataques han expuesto, una vez más, la brutal realidad que viven miles de niños y niñas en Ucrania: no están seguros ni siquiera mientras duermen. Más allá del horror inmediato, las consecuencias emocionales y psicosociales de crecer bajo el sonido de las sirenas y el miedo constante dejarán huella durante toda su vida. Desde Plan International trabajamos para asegurar que cada niño y niña tenga acceso a protección, apoyo psicológico y educación, incluso en medio del conflicto. No se trata solo de salvar vidas, sino de preservar la posibilidad de un futuro digno para la infancia. La comunidad internacional debe actuar con urgencia para protegerlos y garantizar que el derecho internacional se

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La educación Salva Vidas: más de 120 países se movilizan por la Educación en Emergencias

El mundo vive una emergencia educativa sin precedentes. Conflictos armados, crisis climáticas, desastres naturales y desplazamientos forzosos impiden que millones de niños, niñas y adolescentes puedan ejercer su derecho a la educación. En 2024, 234 millones de niñas, niños y adolescentes vivieron situaciones de emergencia en 85 países, siendo las niñas las más afectadas por los cierres de escuelas y la inseguridad. Ante esta situación, la Campaña Mundial por la Educación (CME), coalición liderada en España por Ayuda en Acción, Educo, Entreculturas, Madre Coraje y Plan International, pone el foco en la urgencia de garantizar la Educación en Emergencias como herramienta clave para proteger, cuidar y dar oportunidades de futuro a la infancia y la adolescencia en crisis. La CME exige un incremento significativo y sostenido de la financiación pública y de la cooperación internacional para asegurar una educación transformadora también en contextos de emergencia. “La educación es un derecho fundamental, no un privilegio que se pueda perder en tiempos de crisis. Las emergencias no pueden ser excusa para desatender a quienes más lo necesitan. Las escuelas deben ser espacios seguros, resilientes y protectores que brinden estabilidad, bienestar y esperanza”, señala Mariluz Aparicio, coordinadora de la CME en España. SAME 2025: ¡La educación salva vidas!Este año, bajo el lema ¡La educación salva vidas!, la Semana de Acción Mundial por la Educación (SAME) pone en el centro la Educación en Emergencias como un derecho indispensable y una respuesta urgente en situaciones de conflicto, crisis climáticas o desastres naturales. Desde el 28 de abril al 5 de mayo, centros educativos de toda España se movilizarán con actividades, materiales didácticos y acciones de calle que visibilizarán cómo la educación protege, cuida y transforma vidas en contextos de emergencia en los que las vulnerabilidades de los niños, niñas y jóvenes se multiplican. En esta edición, se destacará también el impacto de las emergencias en nuestro propio entorno: la DANA que afectó al sureste de España a finales de 2024 interrumpió la educación de más de 40.000 estudiantes por el cierre de escuelas y provocó el realojo temporal de 24.000 alumnos y alumnas a otros centros educativos. Casi medio año después persisten los retos para el sistema educativo, por la sobrecarga docente, los desajustes curriculares y el impacto emocional sobre el alumnado, así como la pérdida o suspensión de actividades extraescolares. La educación, esencial en las crisisCuando estalla una crisis, la educación suele ser el primer derecho en perderse y el último en recuperarse. Sin embargo, garantiza bienestar emocional, seguridad, resiliencia y esperanza. Las escuelas son espacios seguros que protegen de la violencia, promueven la salud mental y permiten reconstruir rutinas. Además, fortalecen la cohesión social y previenen la violencia, aportando valores como la inclusión, la tolerancia o los derechos humanos. La educación en emergencias es también clave para la igualdad de género. Las niñas son las más afectadas por el cierre de escuelas, ya que enfrentan un mayor riesgo de matrimonio infantil, violencia, explotación y embarazos forzados. Según Girls Not Brides, es más probable que las niñas forzadas a casarse antes de los 18 abandonen la escuela o tengan embarazos prematuramente. El mayor reto de la educación en emergencias: la infradotaciónAunque los impactos positivos de la educación en emergencias están ampliamente documentados, la financiación sigue siendo insuficiente. En 2024, solo se cubrió el 29 % de las necesidades globales, con apenas 879 millones de dólares frente a los 3.000 millones solicitados por las Naciones Unidas. Esta brecha, que se agrava desde 2018, deja a millones de niñas y niños sin acceso a una educación que tiene el potencial de cambiar sus vidas. La CME insta al Gobierno de España y a las administraciones públicas a todos los niveles a fortalecer políticas de paz que garanticen derechos fundamentales como la educación, la salud, el trabajo digno, la igualdad y la paz. Estas son las bases de la seguridad humana y la verdadera prevención de conflictos. Además, les pide aumentar su compromiso financiero con la Educación en Emergencias, destinando al menos el 10 % de los fondos de ayuda humanitaria a este fin, e invertir en infraestructuras resilientes, salud mental, formación docente y recursos educativos para hacer frente a contextos de crisis, así como garantizar la disponibilidad de espacios seguros e inclusivos para todas las niñas, niños y adolescentes, sin importar su origen. Sobre la CMELa CME es una coalición internacional formada por ONG, sindicatos del entorno educativo, centros escolares y movimientos sociales de muy diverso signo que se movilizan para reclamar el cumplimiento íntegro de los compromisos internacionales firmados por los Estados para garantizar el acceso a una educación de calidad para todas las personas del mundo. En España, la coalición es liderada por las ONG Ayuda en Acción, Educo, Entreculturas, Madre Coraje y Plan International. La CME nace en el año 1999 con el objetivo de sensibilizar y movilizar a la ciudadanía como portavoces y activistas del Derecho a la Educación e incidir en los representantes políticos para que cumplan sus compromisos con el derecho a la

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Plan International condena las muertes de civiles y trabajadores humanitarios en el ataque a un campo en Sudán

Decenas de personas han muerto en el campo de Zamzam, en Darfur del Norte, tras los intensos combates de este fin de semana. Durante la toma del campo de desplazados por las partes armadas también se atacó a organizaciones de asistencia y se mató a trabajadores humanitarios. El campo de Zamzam y el vecino campo de Abu Shouk dan cobijo a más de 700.000 personas desplazadas, en su mayoría mujeres, niños y niñas.   El ataque forma parte de una importante escalada de violencia en torno a la zona de Al Fasher, capital del estado de Darfur del Norte, donde las facciones armadas se disputan el control. Se teme que esta fase de intensos combates pueda poner en grave peligro a cientos de miles de civiles, incluidos niños, niñas y mujeres. La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) declaró el 12 de abril que se prevé que el 60 % de la población de Al Fasher se enfrente a una hambruna aguda en los próximos meses.   Mohamed Kamal, director de Plan Internacional en Sudán, ha declarado:   “La espantosa matanza de civiles y trabajadores humanitarios en un campo donde la población, incluidos niños y niñas, ya lucha por sobrevivir a la hambruna es un hecho devastador en Sudán. Condenamos estos asesinatos en los términos más enérgicos y nos solidarizamos con los seres queridos y los compañeros de las personas asesinadas.   La comunidad internacional también debe unirse para condenar estos brutales ataques: incluso en los conflictos más complejos hay normas. No se debe permitir que los autores de violaciones del derecho internacional humanitario actúen con impunidad.   Esta creciente violencia en el norte de Darfur está llevando a cientos de miles de personas a huir una vez más. La mayoría de esas personas son mujeres, niñas y niños que se enfrentan a muchos riesgos de gravedad, incluida la inanición.   Mañana se cumple un triste hito en Sudán: dos años de duro conflicto. Nos encontramos en un momento crítico, con una hambruna que afecta ya a 25 millones de personas, un aumento de la violencia que asola hogares y campamentos y un sistema de salud colapsado.  Hay que tomar medidas para proteger a la población y facilitar el acceso seguro de los trabajadores humanitarios para que puedan prestar ayuda vital. Sin esto, las consecuencias para la infancia y todos los civiles son catastróficas.” 

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2 años de conflicto en Sudán: hambre, desplazamiento y violencia contra las mujeres.

Plan International denuncia el sufrimiento extremo de niñas y mujeres en Sudán  A dos años del inicio del conflicto en Sudán, la población del país se enfrenta a una de las mayores y más devastadoras crisis del mundo: más de 30 millones de personas necesitan ayuda humanitaria, más de ocho millones están al borde de la hambruna y más de 12,6 millones de personas han sido desplazadas por la violencia, de las cuales más de la mitad son niños, niñas y jóvenes, lo que la convierte en una de las mayores crisis de desplazados y hambre del mundo actualmente.  En el marco de la conferencia de alto nivel sobre Sudán, que se celebrará en Londres mañana 15 de abril, Plan International solicita un mayor compromiso con la ayuda humanitaria e insta a promover un alto al fuego inmediato, garantizar un acceso humanitario sin restricciones y renovar los compromisos de financiación humanitaria.   La organización también destaca la necesidad de aumentar significativamente la ayuda a grupos locales y nacionales, y de apoyar la participación significativa de la sociedad civil sudanesa, especialmente niñas y mujeres, teniendo en cuenta que la situación no hace más que empeorar. En un informe reciente, la ONU describió la crisis en Sudán como “la más grande y devastadora del mundo”.  El impacto en mujeres y niñas  Las mujeres y niñas en Sudán están viviendo una realidad aterradora, expuestas a diario a la violencia sexual utilizada como arma de guerra por los grupos armados. Con un alarmante aumento de secuestros, violaciones, esclavitud sexual, torturas y matrimonios forzados, las mujeres y niñas sudanesas han quedado atrapadas en un ciclo de violencia que destruye sus vidas.   La violencia de género ha alcanzado niveles nunca vistos, triplicándose hasta dejar a 12 millones de personas en riesgo. UNICEF ha reportado casos de agresiones sexuales a niños de tan solo un año, y se han documentado más de 220 casos de violación infantil desde principios de 2024. Las necesidades de atención psicosocial a las supervivientes son acuciantes.  Marwa, una madre desplazada de 28 años relató la brutalidad de la huida: “La zona fue atacada por grupos armados y tuvimos que huir junto con el resto de la población, caminando durante seis horas hasta Selouqi, desde las 3 de la mañana hasta que llegamos por la tarde. Este viaje aumentó nuestros problemas, ya que mis hijos estaban gravemente desnutridos. Fue una situación indescriptible. Cuando regresamos, recibimos apoyo de Plan International, quienes nos llevaron al hospital donde mis hijos pudieron recibir tratamiento médico y nutricional. Más tarde, nos dieron ayuda en efectivo que usé para comprar carbón y otros artículos para comerciar. Nos hizo muy felices porque vimos que la vida no se había acabado”.  La crisis alimentaria y de salud  El hambre en Sudán ha alcanzado niveles críticos, con casi nueve millones de personas al borde de la hambruna. Más de cuatro millones de niños y un millón de mujeres embarazadas y lactantes sufren desnutrición aguda, mientras que la tasa de mortalidad infantil sigue aumentando. La situación es aún más grave en Darfur, donde la escasez de alimentos y la falta de acceso humanitario están exacerbando la crisis. Se estima que más de 30 millones de personas en Sudán necesitarán asistencia humanitaria en 2025, y los precios de los alimentos básicos han aumentado en más del 60 %, lo que complica todavía más la supervivencia de las familias, especialmente la de las mujeres y niñas, que ante la escasez de alimentos suelen ser las últimas en recibir comida.  La respuesta humanitaria se ve obstaculizada por el acceso limitado a algunas de las áreas más afectadas. Samuel Musyoki, director regional de Programas de Plan International, asegura: “Ha sido difícil operar. No podemos acceder a muchas áreas, y las comunidades carecen de alimentos y agua potable. Hemos estado trabajando con socios locales para proporcionar asistencia en efectivo, organizando a las comunidades en pequeños grupos para que reciban ayuda.”  La crisis educativa  Más de 16,5 millones, de los 19 millones de niños y niñas en Sudán, están fuera de la escuela, un hecho que tendrá consecuencias devastadoras para su futuro. Desde el inicio del conflicto, solo el 20 % de las escuelas han reabierto. La interrupción de la educación expone a la infancia a mayores riesgos de ser reclutados por grupos armados, ser víctimas de trata, matrimonio infantil, abuso sexual y otras formas de explotación. La necesidad urgente de garantizar el acceso a la educación en condiciones de seguridad es más crítica que nunca. Además, la educación durante una emergencia así es una herramienta clave para reconstruir la paz, y el futuro de estas personas.  https://youtu.be/eLVZH_IloII Plan International sigue comprometido con la ayuda humanitaria en Sudán y la región  A pesar de los grandes retos, Plan International sigue trabajando en Sudán para apoyar a las niñas y niños más afectados por la crisis. La organización está presente en Darfur del Norte, Nilo Blanco, Kassala, Gadarif y Kordofán, y también brinda apoyo a los refugiados sudaneses en países como Sudán del Sur, Chad y Etiopía, entre otros.  “Es vital que la comunidad internacional garantice e incremente su compromiso con las mujeres y niñas de Sudán. Son las principales víctimas de este conflicto. Desde Plan International estamos comprometidos con asegurar su acceso a protección, alimentación y educación, incluso en estas circunstancias”, explica el director de Operaciones y Emergencias de Plan International, Stefano Fino.  Llamadas a la acción  Plan International hace un llamamiento urgente a la comunidad internacional, así como al Gobierno de España, para que actúe de inmediato en respuesta a la crisis humanitaria en Sudán. En la conferencia de Londres, el 15 de abril, organizada por Reino Unido, Francia, Alemania y la Unión Europea, insta a promover acciones que incluyan un alto al fuego inmediato, respeto al derecho internacional humanitario incluyendo especialmente acceso humanitario sin restricciones y un aumento significativo de los fondos de ayuda.   Es esencial que todos los actores aseguren respuestas que protejan a los refugiados sudaneses en los países vecinos y garanticen que las organizaciones locales sean adecuadamente apoyadas. Además, es crucial que las voces de la sociedad civil sudanesa, especialmente de niñas, jóvenes y mujeres, sean escuchadas e incluidas cuando se busquen soluciones a medio y largo plazo para esta

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Plan International despliega suministros de emergencia en Myanmar y hace un llamamiento para ampliar la ayuda humanitaria

Tras el fuerte terremoto de magnitud 7,7 que sacudió Myanmar el pasado viernes 28 dejando miles de fallecidos, la situación es crítica para la población, especialmente para los niños y las niñas, que llevan días obligados a vivir y dormir en la calle, por miedo a las réplicas y a los derrumbes de edificios e infraestructuras. Plan International ha desplegado todos sus recursos en las zonas afectadas y trabaja sobre el terreno desde las primeras horas de la emergencia, ya que está presente en Myanmar desde 2008 y cuenta con personal experimentado en este país. La ONG está trabajando duramente para llegar a los niños y niñas afectados y a sus familias, con suministros de emergencia como mantas, bolsas de rehidratación, lonas impermeables y agua potable, entre otros. “Estamos muy preocupados por el bienestar de los niños y las niñas tras esta catástrofe. Los supervivientes viven en la calle porque temen volver a sus casas. Muchos llevan ya varias noches durmiendo a la intemperie, en circunstancias aterradoras, sin comida adecuada, agua potable, ni asistencia médica. Con demasiada frecuencia, en la devastación y el caos, las adolescentes se enfrentan a un mayor riesgo de violencia y discriminación. Por eso daremos prioridad a su protección en nuestra respuesta”, afirmó la directora general de Plan International España, Concha López Sin embargo, las necesidades humanitarias son muy significativas y requieren coordinación con las autoridades locales y los organismos internacionales para garantizar una respuesta eficaz. Los organismos de socorro necesitan ayuda financiera urgente; las donaciones del público serán de gran ayuda, para poder llegar a una población aislada por la destrucción de infraestructuras con una asistencia efectiva, que permita salvar vidas. A pesar de que aún no se tiene una imagen completa de las consecuencias del seísmo, los daños son importantes en múltiples regiones, especialmente en Mandalay (la segunda ciudad más grande del país) y en la región de Sagaing, en el nororeste de Myanmar, donde se han derrumbado el 80 % de los edificios. Las réplicas suponen un gran riesgo y los daños en las infraestructuras han interrumpido muchas de las comunicaciones y el transporte. Además, el sistema sanitario está sometido a una presión extrema, con necesidades urgentes en hospitales y centros médicos. El problema es aún más grave en las zonas alejadas, a las que solo se puede llegar en barco. Las fuertes sacudidas también han llegado a Tailandia. Ambos países han declarado el estado de emergencia y pasarán varios días hasta que se conozca la verdadera magnitud de la devastación. Como parte del Comité de Emergencia Español, Plan International hace un llamamiento a la realización de donaciones para poder ampliar la respuesta humanitaria. La colaboración puede realizarse a través de la web www.comiteemergencia.org o bizum con el código 02076. El acceso a alimentos, agua y suministros médicos es fundamental en los primeros momentos de la catástrofe. Sin embargo, el impacto psicosocial de un terremoto es profundo y duradero en el tiempo. Es fundamental garantizar el apoyo psicosocial para la infancia y las familias después de una emergencia como esta y mantener la ayuda humanitaria una vez que las cámaras de televisión dejen de retransmitir la

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Lecciones desde los escombros: Qué hemos aprendido de los terremotos devastadores

Tras el terremoto de magnitud 7,7 en Myanmar, el director Humanitario Global de Plan International, el Dr. Unni Krishnan, comparte cinco aprendizajes clave para tener en cuenta y poder dar una respuesta eficaz ante crisis como ésta:  Casas derrumbadas y escombros ocupan ahora el lugar donde antes se encontraban comunidades prósperas. A su alrededor, niños y niñas asustados se agrupan, temerosos de la próxima réplica. Tras el terremoto de magnitud 7,7 que sacudió la región de Mandalay en Myanmar, los primeros informes indican que se teme que cientos de personas hayan perdido la vida.  Las fuertes sacudidas también se sintieron en Tailandia. Ambos países han declarado el estado de emergencia y Myanmar ha solicitado ayuda internacional. Los informes describen hospitales desbordados con supervivientes que presentan heridas graves y fracturas. Pueden pasar varios días hasta que conozcamos hasta qué punto llega la magnitud de la devastación.   Con años de experiencia trabajando junto a voluntarios locales y comunidades en zonas afectadas por terremotos en India, China, Irán, Japón, Afganistán, Haití, Turquía e Indonesia, he sido testigo tanto de la devastación única de cada seísmo como de la solidaridad humana que siempre emerge. Los terremotos transforman vidas y paisajes: nada vuelve a ser igual.  Aquí comparto algunas lecciones difíciles, aprendidas entre los escombros.  La preparación y la prudencia pueden salvar vidas “Las réplicas terminaron el trabajo que inició el terremoto principal”, me dijo una madre en Haití en 2010. El terremoto de magnitud 7 que golpeó el país caribeño estuvo seguido de más de 50 réplicas en solo dos semanas. Estas sacudidas, aunque secundarias, pueden convertir estructuras frágiles en trampas mortales. Predecirlas es casi imposible, pero la preparación y la cautela pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte.  Apoyar, no reemplazar, a los actores locales Los primeros en responder a una emergencia siempre son los voluntarios y voluntarias locales. En los primeros momentos, cuando cada segundo cuenta, son estas personas quienes, con sus propias manos, rescatan a los supervivientes de entre los escombros. Son la base de los esfuerzos de rescate, héroes reales y a menudo invisibles.  La ayuda internacional debe complementar, no competir, con los esfuerzos locales. En Nepal, tras el terremoto de 2015, mis colegas de Plan International me recordaron que el desastre era demasiado grande para que el país lo afrontara solo. “La solidaridad global es clave”, me dijeron. La asistencia externa debe respetar y fortalecer las iniciativas locales, no eclipsarlas.  La ayuda humanitaria salva vidas, pero también es esencial el apoyo psicosocial El acceso a alimentos, agua y suministros médicos puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. La asistencia en efectivo en emergencias es vital, ya que permite a las personas, especialmente a las mujeres, decidir con dignidad y flexibilidad cómo cubrir sus necesidades.  Pero no todas las necesidades son visibles y tangibles. El impacto psicosocial de un terremoto es profundo y duradero. En Irán (2003) y Japón (2024), vi cómo las réplicas agotaban la capacidad de afrontamiento de las personas. En la India, tras el terremoto de Gujarat (2001), muchos niños y niñas me contaban que tenían demasiado miedo para poder dormir. Sus madres me explicaron que se despertaban gritando por las pesadillas. Es fundamental garantizar apoyo psicosocial para la infancia y sus familias después de una emergencia.  Proteger a quienes están en mayor riesgo: la infancia primero Los terremotos afectan a todos, pero no por igual. Niños, niñas, personas mayores y personas con discapacidad enfrentan mayores riesgos. Los niños y niñas separados de sus familias son especialmente vulnerables y, en algunos contextos, las niñas corren aún más peligro debido a desigualdades preexistentes que se agravan en contextos de crisis.  Es crucial proteger a la infancia aislada en aldeas remotas, a quienes han quedado huérfanos y a las niñas expuestas a la trata y la violencia. Involucrar a la juventud en la respuesta humanitaria, y garantizar que las adolescentes tengan voz en la toma de decisiones, puede transformar y multiplicar los esfuerzos de la ayuda humanitaria. En Plan International, priorizamos la protección de la infancia, especialmente de las niñas, porque las emergencias amplifican sus vulnerabilidades y las convierten en blancos fáciles para la explotación.  Mi colega Paola Belotti, experta en protección infantil en emergencias, advierte que “los terremotos exponen a la infancia a riesgos inmensos: separación de sus familias, pérdida del hogar y vulnerabilidad a la violencia.” También recuerda que “cuando las escuelas colapsan, los niños y niñas pierden más que la educación; pierden seguridad, rutina y esperanza. Abrir espacios de aprendizaje y protección no es solo importante, es urgente.”   Estos espacios brindan refugio, apoyo emocional y una sensación de normalidad en medio del caos.  Derribar un mito sobre los terremotos: no matan las sacudidas, sino los edificios inseguros Es un mito común creer que los terremotos matan personas. En realidad, son los edificios mal construidos los que causan la mayoría de las muertes. Si un país cuenta con códigos de construcción sólidos y una infraestructura resiliente, las posibilidades de supervivencia aumentan significativamente.  Tomemos el terremoto de San Francisco en 2014 (magnitud 6,1): hubo carreteras dañadas y personas heridas, pero no se reportaron muertes inmediatas. En cambio, en Haití en 2010 (magnitud 7,0), murieron 220.000 personas. En Pakistán en 2005, 16.000 niños y niñas perdieron la vida cuando sus escuelas colapsaron. ¿La diferencia? Las normas de construcción, y su seguimiento.  Aún recuerdo los escombros en Nepal, el miedo en los ojos de los niños y niñas, los edificios centenarios reducidos a polvo. Pero en los lugares donde se refuerzan las estructuras y se invierte en prevención, la vida continúa. No es el tamaño del terremoto lo que define la tragedia, sino las decisiones y prevenciones que tomamos antes de que la tierra tiemble.  Compasión y solidaridad: la verdadera medida de la humanidad  La respuesta humanitaria debe preservar la dignidad de los supervivientes y seguir principios fundamentales, como los Estándares Mínimos Esfera. La protección de la infancia, la lucha contra la violencia de género y la seguridad de las adolescentes no son opcionales: son esenciales.  A lo largo de los años, he conocido a algunas de las personas más resilientes y altruistas en las zonas de desastre. Me recuerdan que invertir en las comunidades antes de que ocurra una catástrofe es la mejor manera de fortalecer su capacidad de resistencia. Así es como podemos romper el ciclo de vulnerabilidad y destrucción.  La ayuda humanitaria debe continuar mucho después de que las cámaras de televisión se apaguen. La solidaridad es un acto de humanidad. En un mundo interconectado, todos podemos marcar la diferencia compartiendo mensajes de apoyo, donando y defendiendo los derechos de la infancia y las niñas en emergencias.  Los terremotos dejan cicatrices profundas en la tierra y en los corazones. Siempre habrá miles de tareas urgentes, pero si hay un lugar por donde empezar, debe ser por los niños y niñas: son quienes más nos necesitan.  Cada terremoto multiplica el sufrimiento de los más vulnerables. Pero si actuamos con compasión y previsión, podemos evitar que se pierdan más vidas la próxima vez que la tierra tiemble. 

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Terremoto de magnitud 7,7 en Myanmar

Plan International, presente en Myanmar desde 2008, está trabajando con urgencia para desplegar equipos adicionales sobre el terreno, evaluar las necesidades y prepararse para proporcionar asistencia. Tras el potente terremoto de magnitud 7,7 que ha sacudido Myanmar esta mañana, el director de Plan International en Myanmar, Haider Yaqub, quien se encuentra actualmente en Yangon, ha declarado:  “Aunque aún estamos conociendo el alcance total de los daños, la mayoría de nosotros nunca habíamos visto una destrucción de este calibre. Hay un nivel muy alto de estrés y ansiedad, ya que muchas personas intentan localizar a sus familiares mientras se propaga desinformación en las redes sociales.”  “Sin duda, las necesidades humanitarias serán significativas. Estamos trabajando para establecer contacto con las comunidades en las zonas más afectadas, dentro y alrededor de Mandalay. Sin embargo, ya sabemos que algunas infraestructuras críticas han quedado destruidas, que las líneas telefónicas fijas no funcionan y que viviendas y muchos otros edificios han colapsado, no solo en Myanmar, sino también en Tailandia”.  “Nos preocupa profundamente el impacto que esta nueva crisis tendrá en la infancia, especialmente en las niñas, y en sus familias”, afirmó Haider Yaqub, director de Plan International en Myanmar. “Esta catástrofe golpea a Myanmar en un momento en el que el país ya se enfrenta a un contexto de conflicto, y desde Plan International estamos extremadamente preocupados por las consecuencias que esta crisis añadida tendrá sobre la infancia, especialmente las niñas, y sus familias”.   Plan International, cuenta con personal experimentado en el país. Estamos actuando con urgencia para desplegar equipos adicionales sobre el terreno, evaluar las necesidades y proporcionar

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Plan International insta al Gobierno a liderar en el Consejo Europeo una apuesta por fortalecer la financiación humanitaria

La Unión Europea (UE) sólo destina el 1% de su presupuesto a largo plazo a ayuda humanitaria, a pesar de que las necesidades en todo el mundo no paran de crecer, con conflictos como el de Gaza o Sudán recrudeciéndose. Plan International insta al Gobierno a que lidere una apuesta por salvar vidas en el próximo Consejo Europeo del 20 y 21 de marzo, aumentando la financiación destinada a este fin en el próximo Marco Financiero Plurianual (MFP) de la UE. “El año pasado solo se financió un 45,5% de los 49.600 millones de dólares solicitados por OCHA para dar respuesta a las necesidades humanitarias a nivel global. Casi 300 millones de personas, especialmente niños, niñas y mujeres, dependen de la ayuda internacional y del trabajo de las organizaciones humanitarias para sobrevivir. Es un momento clave para que la Unión demuestre su responsabilidad, defienda sus valores, y garantice que la ayuda llegue a quienes más lo necesitan”, ha asegurado David del Campo, director asociado de alianzas estratégicas de Plan International. En 2024, más de la mitad de los llamamientos internacionales quedaron sin respuesta y el presupuesto destinado a ayudar a los más vulnerables en estas crisis humanitarias sufre un déficit constante, según ha señalado Plan International en una carta abierta enviada este miércoles al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y a los diputados españoles, en el marco de las negociaciones del marco presupuestario europeo para los próximos cinco años. Además, la organización pide un incremento del diálogo con los socios nacionales e internacionales, demostrando su compromiso con el derecho internacional humanitario y su apoyo a los actores que, como Plan International, prestan ayuda humanitaria y que se enfrentan a grandes retos a la hora de cumplir sus compromisos con los más necesitados. Plan International ha denunciado que la brecha entre las necesidades humanitarias y la financiación disponible se ha más que triplicado, pasando de 8.400 millones de dólares en 2016 a 26.000 millones en 2024, debido a un aumento masivo de las necesidades y, más recientemente, a importantes recortes de financiación por parte de múltiples donantes, incluidos Estados europeos. “Las más afectadas por las crisis, especialmente cuando se reduce la ayuda, son las niñas y mujeres. Sus derechos y necesidades no pueden ser obviados. Los Estados europeos deben asumir el liderazgo para dar forma a un nuevo sistema humanitario, más sostenible y flexible, que trabaje por ellas y con las comunidades más vulnerables, apoyándose en donantes, el sector privado y los Estados miembros”, ha explicado del Campo. Por otro lado, la ONG solicita mantener la línea presupuestaria separada para ayuda humanitaria, dentro de la nueva estructura del MFP, que garantice la ejecución rápida y eficaz de las acciones, con una asignación de fondos basada en las necesidades inmediatas provocadas por las emergencias. En conclusión, se pide a la UE un presupuesto mínimo de 18.200 millones de euros en un ciclo de 7 años para el próximo MFP, con una base anual de 2.600 millones de euros. Esta cifra es el mínimo indispensable para mantener la ayuda necesaria. “Detrás de estas cifras hay millones de vidas humanas y organizaciones humanitarias como Plan International que, a lo largo de sus 87 años de historia, han estado y estarán siempre al frente del mandato humanitario de salvar y proteger vidas. Actualmente lo hacemos en más de 80 países y lucharemos para seguir haciéndolo, pero España puede y debe liderar junto a otros Estados miembros una respuesta sólida y comprometida con los millones de personas cuyas vidas están en riesgo”, ha afirmado Del

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Los ataques contra los niños, niñas y todos los civiles en Gaza deben terminar

En Plan International estamos consternados por la reanudación de las hostilidades en Gaza con ataques aéreos israelíes durante la noche, que han matado al menos a 300 personas, muchas de ellas niños, niñas y mujeres. Se trata de un flagrante ataque indiscriminado contra civiles. Los ataques aéreos israelíes sobre Gaza amenazan directamente la vida de los civiles palestinos, así como la de los rehenes civiles. “Condenamos este nuevo ataque del ejército israelí contra los niños, niñas y todos los civiles de Gaza. La infancia en Gaza ya ha sufrido bastante: han sufrido la pérdida de sus vidas, de sus familias, de sus hogares, de sus escuelas, de sus hospitales, de sus comunidades y de su humanidad. Cada día es una lucha por la supervivencia. Esto debe terminar”, declaró el Dr. Unni Krishnan, director global humanitario de Plan International. “Pedimos, una vez más, que se respete el Derecho Internacional Humanitario, que no se obstaculice el acceso a la ayuda humanitaria y que todas las partes se comprometan de forma constructiva para lograr un alto el fuego permanente

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Datos clave: 30 años de avances desiguales para las adolescentes

Antes del Día Internacional de la Mujer, un nuevo informe de UNICEF, Plan International y ONU Mujeres destaca que, aunque se han logrado avances, los esfuerzos por las niñas y jóvenes siguen siendo insuficientes. A pesar de los importantes logros alcanzados en ámbitos como la educación en los últimos 30 años, millones de adolescentes de todo el mundo siguen sin escolarizar y sin estar suficientemente preparadas para el futuro, no tienen acceso a algunos servicios de salud esenciales y se ven expuestas a prácticas nocivas como el matrimonio infantil, la mutilación genital femenina, la violencia y los abusos. Un nuevo informe titulado GIRL GOALS: la evolución de los derechos de las adolescentes a lo largo de los últimos 30 años, publicado por UNICEF, Plan International y ONU-Mujeres en vísperas del Día Internacional de la Mujer, analiza cómo ha cambiado la vida de las adolescentes en los 30 años transcurridos desde que, en 1995, 189 gobiernos adoptaran la Plataforma de Acción de Beijing. Estos son algunos de los datos más destacables del informe: Educación, formación y competencias digitales • Aunque la cifra de niñas sin escolarizar ha disminuido en un 39% en los últimos 20 años, 122 millones de niñas en todo el mundo siguen sin ir a la escuela. En Asia Meridional, la probabilidad de que las adolescentes de entre 15 y 19 años no asistan a la escuela o no puedan conseguir un empleo ni recibir formación es tres veces mayor que la de sus compañeros varones. • Casi 4 de cada 10 adolescentes y mujeres jóvenes en el mundo no terminan el segundo ciclo de educación secundaria, a lo que se añade que las niñas de las zonas rurales pobres y las comunidades marginadas tienen aún menos probabilidades de completar su escolaridad. • Aunque el analfabetismo entre las adolescentes y las mujeres jóvenes se ha reducido casi a la mitad en las tres últimas décadas, hoy día unos 50 millones siguen sin saber leer ni escribir una oración sencilla. • En los países de ingresos bajos, 9 de cada 10 adolescentes y mujeres jóvenes no tienen acceso a Internet, mientras que sus compañeros varones tienen el doble de probabilidades de estar conectados. Violencia de género • Casi 1 de cada 4 adolescentes casadas o en unión en todo el mundo ha sufrido violencia a manos de su esposo o compañero sentimental, y 50 millones de niñas vivas en la actualidad han sufrido episodios de violencia sexual. • Más de la tercera parte de los y las adolescentes de entre 15 y 19 años en todo el mundo considera que está justificado que el esposo pegue a su mujer en determinadas circunstancias. Prácticas nocivas • La práctica de la mutilación genital femenina está disminuyendo. De hecho, en países como Burkina Faso o Liberia, el porcentaje de niñas sometidas a esta práctica se ha reducido a la mitad en los últimos 30 años. No obstante, el ritmo mundial de reducción debería ser 27 veces más rápido si se quiere alcanzar el objetivo de la erradicación en 2030. • En la actualidad hay menos probabilidades que hace 25 años de que las niñas se casen antes de cumplir los 18 años. Aun así, en todo el mundo, 1 de cada 5 niñas contrae matrimonio en la infancia. El progreso ha sido más notable en Asia Meridional, mientras que en América Latina y el Caribe no se han registrado avances significativos en los últimos 25 años. Salud y bienestar • En los últimos 30 años, la cifra de adolescentes que han dado a luz en todo el mundo se ha reducido casi a la mitad, aunque se prevé que en 2025 lo hagan casi 12 millones de niñas con edades comprendidas entre los 15 y los 19 años. Se calcula que entre las adolescentes más jóvenes (entre 10 y 14 años), que corren un riesgo aún mayor de quedarse embarazadas, la cifra supera las 325.000. • Las complicaciones relacionadas con el embarazo y el parto acarrean aproximadamente 1 de cada 23 muertes entre las adolescentes de entre 15 y 19 años en todo el mundo. • El porcentaje de adolescentes de entre 10 y 19 años con insuficiencia ponderal en todo el mundo ha disminuido ligeramente en las tres últimas décadas, pasando del 10% al 8%. El informe subraya la necesidad de actuar urgentemente a nivel mundial para permitir a las adolescentes desarrollar todo su potencial y, a tal fin, formula las siguientes recomendaciones: • Hacer oír la voz de las adolescentes y apoyar su capacidad para incidir en la formulación de políticas sobre cuestiones que afectan a sus vidas. • Centrar la atención en aquellos ámbitos en los que los avances se han estancado y que son una prioridad máxima para las propias adolescentes, como la reducción de la brecha en educación, las competencias y la formación para las niñas, tomando en consideración en todo momento las nuevas tendencias y actitudes mundiales. • Utilizar pruebas basadas en datos para invertir en los ámbitos en los que las brechas son mayores y más acuciantes para las adolescentes y centrarse en cambios a gran escala y medidas conjuntas específicas, poniendo más énfasis en lograr el empoderamiento económico y en garantizar que las niñas tengan las competencias, las herramientas y los recursos que necesitan para prosperar. Citas “Las adolescentes constituyen un poderoso motor de cambio a escala mundial. Con el apoyo adecuado en el momento oportuno, pueden contribuir a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y a transformar nuestro mundo”, ha afirmado Catherine Russell, directora ejecutiva de UNICEF. “Invertir en ámbitos clave como la educación, las competencias, la protección y los servicios esenciales de salud y nutrición puede permitir a las adolescentes de todo el mundo desarrollar su potencial y fortalecer así a comunidades y países enteros”, ha añadido. Por su parte, Kathleen Sherwin, directora de estrategia y compromiso de Plan Internacional, ha añadido que “gracias a nuestros incansables esfuerzos para combatir la desigualdad de género, las niñas tienen hoy muchas más probabilidades de ir a la escuela que hace 30 años y son mucho menos propensas a casarse o quedarse embarazadas siendo niñas. Hay mucho que celebrar, pero sabemos también que estos avances son frágiles y desiguales y que pueden revertirse en cualquier momento. Demasiadas niñas se enfrentan a diario a la discriminación y a los abusos por el simple hecho de ser niñas. Debemos seguir trabajando con las niñas, las mujeres y sus aliados en todo el mundo con el fin de conseguir la igualdad entre los géneros”. “Demasiadas adolescentes siguen siendo víctimas de la violencia, tienen un acceso limitado a la educación y carecen de servicios de salud. Nuestra promesa de no dejar a nadie atrás exige medidas urgentes”, ha afirmado Sima Bahous, directora ejecutiva de ONU-Mujeres. “Hemos recorrido un largo camino, pero aún queda mucho por hacer hasta que se reconozca y se proteja el potencial de todas las niñas. Empoderar a las adolescentes es la inversión más segura en un mundo más próspero, igualitario y pacífico”. Ver

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Pozos llenos de arena: cómo la crisis climática está afectando la vida de las niñas en el Sahel

El aumento de temperaturas, las sequías recurrentes y las lluvias irregulares en el Sahel están intensificando la inseguridad alimentaria, forzando la deserción escolar y aumentando la violencia de género, especialmente entre las niñas y mujeres jóvenes en una región ya golpeada por conflictos y desplazamientos. Así lo revela A Gathering Storm, un informe presentado hoy por la ONG Plan International, que analiza el impacto de esta emergencia en cinco países de la región.  “La crisis climática está empujando a niñas y jóvenes a situaciones extremas, desde recorrer largas distancias en busca de agua, exponiéndose a la violencia, hasta enfrentar el matrimonio infantil como medida de supervivencia. No podemos ignorar su realidad. Instamos a la comunidad internacional y al Gobierno de España a reforzar su compromiso con la adaptación climática, garantizando que las políticas incluyan sus necesidades y protejan sus derechos. Escuchar sus voces y apoyar su liderazgo es clave para una respuesta más justa y sostenible.”, explicó la directora general de Plan International, Concha López.  El estudio, A Gathering Storm, realizado en Burkina Faso, Camerún, Chad, Gambia, Guinea, Mauritania, Mali, Níger, Nigeria y Senegal, con la colaboración de 25 jóvenes investigadoras y basado en los testimonios de casi mil adolescentes y mujeres jóvenes de entre 15 y 24 años, ofrece una perspectiva alarmante de sus experiencias, que subraya la urgente necesidad de tomar medidas. Al mismo tiempo, destaca la resiliencia y determinación para encontrar soluciones sostenibles y adaptarse a un clima cambiante de estas jóvenes, a pesar de los enormes desafíos a los que se enfrenta esta zona.  El Sahel es una de las regiones del mundo más impactadas por el cambio climático. El aumento de las temperaturas, las sequías y las lluvias irregulares están destruyendo cultivos, agravando la escasez de alimentos y aumentando la pobreza.  Las condiciones climáticas se han vuelto tan extremas que algunas niñas han relatado haber encontrado pozos completamente secos, llenos tan solo de arena, mientras que otras han contado que la escasez de cultivos ha llevado a sus familias a alimentarse con forraje destinado al ganado:  “Por culpa del hambre, comemos salvado para el ganado”, explicó una de las entrevistadas en Níger. A medida que los recursos se vuelven más escasos, muchas niñas se ven obligadas a abandonar la escuela para ayudar a sus familias e, incluso, el matrimonio temprano suele ser visto como la única opción para asegurar su futuro.  “Si no hay nada que comer, no tienes otra opción que casar a tu hija”, afirmó una entrevistada en Guinea.  “El cambio climático ha llevado a niñas y mujeres a intercambiar sus cuerpos por comida”, añadió una joven de Nigeria.  Las largas distancias hasta las fuentes de agua exponen a muchas adolescentes al acoso y la violencia. Algunas también reportan problemas de salud, relacionados con el agua contaminada, el calor extremo y la mala nutrición. La gestión de la higiene menstrual se ha vuelto más difícil, debido a la escasez de agua, lo que lleva a una mayor exclusión de la educación y las actividades sociales.  “Si, como niña, no puedes lavar adecuadamente el paño que usas para tu período, se generan otros problemas de salud”, advirtió una entrevistada de Burkina Faso. Las niñas y mujeres, lideran la adaptación climática  A pesar de los difíciles obstáculos, las niñas y mujeres jóvenes en el Sahel están liderando numerosas iniciativas para adaptarse al cambio climático. Muchas están involucradas en la reforestación, la gestión de residuos y campañas de concienciación para combatir la degradación ambiental. Sin embargo, las aportaciones que están realizando son ignoradas muy a menudo y carecen de los recursos y el reconocimiento necesarios para expandir su impacto.  Plan International lanza un llamamiento a los donantes internacionales para aumentar la financiación de estas iniciativas de adaptación al cambio climático, especialmente, las que están lideradas por niñas, adolescentes y mujeres jóvenes.  Además, los gobiernos deben incluir a las niñas y adolescentes en los procesos de toma de decisiones, implementar políticas que las protejan de la violencia de género y el matrimonio infantil e invertir en una infraestructura resiliente frente al clima, haciendo accesibles las fuentes de agua y adaptando las escuelas a los riesgos climáticos.  “Las niñas, adolescentes y las mujeres jóvenes no son solo víctimas del cambio climático, sino también son un pilar clave en la búsqueda de soluciones. Su educación, empoderamiento y liderazgo son esenciales para combatir el cambio climático” ha añadido una co-investigadora de

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Ucrania: Tres años de guerra. Las interrupciones en la educación agravan la crisis de salud mental en la infancia y adolescencia

Cinco años consecutivos de interrupciones en la educación en Ucrania por la guerra en curso y la pandemia de COVID-19 están teniendo consecuencias devastadoras para el desarrollo y el bienestar mental de la infancia y la adolescencia del país. La ONG especialista en protección de la infancia Plan International advierte que, a medida que la guerra entra en su cuarto año, es fundamental brindar más apoyo a los alumnos y alumnas para que continúen sus estudios.  Tras estos años de barreras al aprendizaje, muchos menores que no pueden asistir a la escuela desarrollan problemas del habla y requieren del apoyo de un logopeda. Múltiples testimonios de docentes advierten que algunos estudiantes de 5º y 6º curso (de entre 10 y 12 años) no saben leer ni escribir correctamente.  Más de tres millones de niños y niñas ucranianos han tenido que desplazarse desde el 24 de febrero de 2022, lo que impide que muchos asistan a la escuela de manera presencial. Según el Ministerio de Educación y Ciencia del país, alrededor de 4,6 millones de niños y niñas aún se enfrentan a barreras para acceder a la educación, y dos millones han sufrido el cierre de sus escuelas: casi un tercio (al menos el 30%) de las instalaciones educativas del país han sido dañadas, y más de 365 escuelas han sido destruidas.   “Cuando tuvimos que abandonar nuestro hogar fui incapaz de ir a la escuela durante meses. No tenía portátil ni internet. Dejamos todo allí. No nos quedó nada”, dijo una de las jóvenes ucranianas entrevistadas para el informe de Plan International “Adolescentes en crisis: Voces de Ucrania, Polonia y Rumanía”, que muestra que la falta de acceso a la enseñanza presencial ha resultado en pérdidas significativas en el desarrollo cognitivo de los niños y niñas afectados por la guerra de Ucrania.  Incluso aquellos que sí pueden continuar con su educación de forma digital, sufren dificultades por los problemas técnicos como los cortes de suministro y la conectividad limitada. Así, las brechas en el aprendizaje continúan aumentando, dejando a muchos menores con retrasos académicos.  “Estamos viendo una generación marcada por la incertidumbre y el trauma, sobre la que se ha impuesto la carga insostenible de la guerra, el desplazamiento y la interrupción de su educación. Desde Plan International seguimos trabajando para garantizar que los niños, niñas y jóvenes ucranianos reciban el apoyo psicológico y educativo que necesitan para recuperar no solo sus estudios después de tantos años de interrupción, sino también su bienestar emocional”, dijo la directora general de Plan International, Concha López.  Además, aunque en algunas zonas las escuelas sigan abiertas, la amenaza constante de bombardeos obliga a interrumpir las clases. Solo en Kiev, la infancia ha soportado más de 1.711 horas de alertas aéreas -el equivalente a más de 70 días o dos meses- desde el inicio de la guerra a gran escala. Las consecuencias van más allá de lo académico: los niños y niñas están perdiéndose un desarrollo social crucial y se enfrentan a una carga emocional y mental extrema.  Otra cuestión preocupante son las profundas consecuencias para la salud mental de estos tres años de conflicto. Plan International advierte que millones de niños, niñas y jóvenes están experimentando niveles extremos de trauma, ansiedad y depresión, además de dificultades para concentrarse y gestionar sus emociones. Estos desafíos psicológicos -agravados por la amenaza constante de ataques aéreos, la pérdida de familiares, el desplazamiento y la destrucción de hogares- suelen quedar sin atención debido a la falta de recursos y servicios de apoyo.  “Cinco años sin una escolarización adecuada dejan una huella profunda en la infancia y la adolescencia. Cuando formé parte de la respuesta de emergencia de Plan International en Ucrania y los países vecinos pude observar el impacto directo del conflicto sobre la salud física, mental y emocional de las personas, especialmente de las niñas y niños”, explicó el responsable de Ayuda Humanitaria y Emergencias de Plan International, Stefano Fino. “Allí tuve la oportunidad de hablar con personas que acababan de huir de Ucrania. Resaltaba su desesperación, pero también su resiliencia para seguir adelante, Muchas de ellas dejado atrás sus hogares, pertenencias y familias, caminando cientos de kilómetros y, muy a menudo, sufriendo violencia durante la ruta”.  Plan International y sus organizaciones locales socias han estado respondiendo a la crisis transformando refugios antiaéreos en espacios de aprendizaje seguros, donde los menores pueden acceder a clases de refuerzo, logopedas y apoyo psicológico.   “Las madres que conocí me contaron sobre las dificultades que pasaban sus hijas e hijos para dormirse y que, cuando lo conseguían, se despertaban gritando o llorando. El impacto emocional y psicológico en la infancia de un trauma así es devastador, y perdura durante mucho tiempo después incluso de que termine la guerra. La falta de acceso a la educación y a un entorno de aprendizaje, protección y socialización no hace más que exacerbar este problema. Es imprescindible priorizar las necesidades de los niños, niñas y adolescentes desde el primer momento de un conflicto, así como garantizar un acceso ininterrumpido a una educación segura, integradora y de calidad”, explicó Fino.  Este año se estima que 12,7 millones de personas en Ucrania necesitarán ayuda humanitaria, incluidos casi dos millones de niños y niñas. Para muchos, la educación es un salvavidas: proporciona estabilidad, seguridad y esperanza. Invertir en educación, salud psicosocial y protección infantil es fundamental para la recuperación de Ucrania, garantizando que los menores reciban el apoyo necesario para reconstruir sus vidas y dar forma al futuro del

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