Plan International despliega suministros de emergencia en Myanmar y hace un llamamiento para ampliar la ayuda humanitaria

Tras el fuerte terremoto de magnitud 7,7 que sacudió Myanmar el pasado viernes 28 dejando miles de fallecidos, la situación es crítica para la población, especialmente para los niños y las niñas, que llevan días obligados a vivir y dormir en la calle, por miedo a las réplicas y a los derrumbes de edificios e infraestructuras.

Plan International ha desplegado todos sus recursos en las zonas afectadas y trabaja sobre el terreno desde las primeras horas de la emergencia, ya que está presente en Myanmar desde 2008 y cuenta con personal experimentado en este país. La ONG está trabajando duramente para llegar a los niños y niñas afectados y a sus familias, con suministros de emergencia como mantas, bolsas de rehidratación, lonas impermeables y agua potable, entre otros.

“Estamos muy preocupados por el bienestar de los niños y las niñas tras esta catástrofe. Los supervivientes viven en la calle porque temen volver a sus casas. Muchos llevan ya varias noches durmiendo a la intemperie, en circunstancias aterradoras, sin comida adecuada, agua potable, ni asistencia médica. Con demasiada frecuencia, en la devastación y el caos, las adolescentes se enfrentan a un mayor riesgo de violencia y discriminación. Por eso daremos prioridad a su protección en nuestra respuesta”, afirmó la directora general de Plan International España, Concha López

Sin embargo, las necesidades humanitarias son muy significativas y requieren coordinación con las autoridades locales y los organismos internacionales para garantizar una respuesta eficaz. Los organismos de socorro necesitan ayuda financiera urgente; las donaciones del público serán de gran ayuda, para poder llegar a una población aislada por la destrucción de infraestructuras con una asistencia efectiva, que permita salvar vidas.

A pesar de que aún no se tiene una imagen completa de las consecuencias del seísmo, los daños son importantes en múltiples regiones, especialmente en Mandalay (la segunda ciudad más grande del país) y en la región de Sagaing, en el nororeste de Myanmar, donde se han derrumbado el 80 % de los edificios.

Las réplicas suponen un gran riesgo y los daños en las infraestructuras han interrumpido muchas de las comunicaciones y el transporte. Además, el sistema sanitario está sometido a una presión extrema, con necesidades urgentes en hospitales y centros médicos. El problema es aún más grave en las zonas alejadas, a las que solo se puede llegar en barco.

Las fuertes sacudidas también han llegado a Tailandia. Ambos países han declarado el estado de emergencia y pasarán varios días hasta que se conozca la verdadera magnitud de la devastación.

Como parte del Comité de Emergencia Español, Plan International hace un llamamiento a la realización de donaciones para poder ampliar la respuesta humanitaria. La colaboración puede realizarse a través de la web www.comiteemergencia.org o bizum con el código 02076.

El acceso a alimentos, agua y suministros médicos es fundamental en los primeros momentos de la catástrofe. Sin embargo, el impacto psicosocial de un terremoto es profundo y duradero en el tiempo. Es fundamental garantizar el apoyo psicosocial para la infancia y las familias después de una emergencia como esta y mantener la ayuda humanitaria una vez que las cámaras de televisión dejen de retransmitir la tragedia.