Ubicada en África Occidental, Guinea cuenta con una población de más de 13 millones de personas. A pesar de disponer de abundantes recursos naturales como hierro, bauxita, diamantes y oro, el país enfrenta grandes desafíos sociales, económicos y políticos.
Las tasas de pobreza y desnutrición son alarmantes, especialmente en las zonas rurales. El 55% de la población del país vive en la pobreza y el 21% de los hogares pasan hambre. El 6% de los niños y niñas menores de cinco años sufren desnutrición.
En las regiones forestales hay muchos alimentos nutritivos: cacahuete, maíz, soja, patatas, ñames, alubias, plátanos y pescado. Sin embargo, esto no significa que las familias estén siguiendo una dieta saludable y variada.
Para combatir algunos de estos problemas y abordar las altas tasas de desnutrición de la infancia, en Plan International, junto con nuestro socio local AID (Asociación para el Apoyo de Iniciativas de Desarrollo), estamos llevando a cabo clases de cocina para ayudar a los padres a mejorar la salud de sus hijos e hijas. En estas sesiones, las familias aprenden buenas prácticas sobre alimentación, higiene personal y cómo elegir los alimentos adecuados para que sus hijos sigan una dieta variada.
Naomy, de 23 años, asiste a las sesiones de cocina y está sorprendida con la mejora en la apariencia de su bebé, Alim, después de haber empezado a preparar en casa algunas de las recetas que le han enseñado.
“No podía creer que esas recetas pudiesen mejorar tanto la salud de mí hijo, que había adelgazado bastante en las últimas semanas. Desde que he empezado a darle cereales, mi hijo ha mejorado mucho y ha subido de peso en solo dos semanas. Me he dado cuenta de que los productos locales pueden servirnos para mejorar la dieta de nuestros hijos y, además, están al alcance de nuestra mano”.
Los monitores trabajan en estrecha colaboración con las familias, los responsables de nutrición de los centros de salud y la dirección de salud del distrito para animar a las familias a inscribirse en las clases de cocina. Hasta ahora, casi 400 personas han asistido a las sesiones de capacitación, donde también se comprueba la altura y el peso de los niños y niñas para identificar si sufren de desnutrición.
Naomy dice estar muy contenta con los progresos que ve en su hijo desde que empezó a asistir a las clases de cocina. “Mi hijo está más sano, lo que me llena de satisfacción. Seguiré alimentándole de esta forma y aconsejaría a todas las personas que tengan problemas de este tipo, que hagan lo mismo que yo por la salud de sus bebés”.
Agradeciendo a Plan International su compromiso con la infancia en Guinea, Naomy afirma que la organización ha salvado la vida de su hijo. “Sería muy bueno que esta formación se extendiera a todas nuestras comunidades, porque la necesidad es real y la ignorancia puede provocar mucho daño”.