El acoso callejero en grupo: una forma de demostración de poder

El informe ‘Inseguras en las calles’, de Plan International, revela que el acoso callejero en grupo es una forma de demostración de los vínculos colectivos, de poder e incluso de diversión que refuerza la masculinidad.









El acoso callejero en grupo, en forma de piropos no deseados, silbidos, miradas insistentes o seguimiento y persecución, suele ser considerado por chicos y hombres como una forma de afirmación del vínculo grupal, de demostración de poder y masculinidad e incluso de diversión, según el nuevo informe ‘Inseguras en las calles: experiencias de acoso callejero en grupo en niñas y mujeres jóvenes’, elaborado por Plan International. 

El estudio, basado en testimonios de chicas y mujeres jóvenes de Delhi, Kampala, Lima, Sídney y Madrid, muestra que los hombres y chicos que cometen acoso ponen su necesidad de aceptación social en el grupo por delante de la necesidad de las chicas y mujeres de sentirse seguras en las calles. Además, señala que los grupos de hombres y chicos que acosan, lo consideran una forma de entretenerse y divertirse y suprimen la empatía hacia las víctimas para centrarse en reforzar el vínculo con el grupo y medirse con sus pares.  

‘Inseguras en las calles’ se basa en 750 testimonios de niñas y mujeres jóvenes en Delhi, Kampala, Lima, Madrid y Sídney

“Este informe pone en evidencia que, en ciudades de todo el mundo, a las niñas y mujeres se les niega su derecho al espacio público y a moverse libremente debido a las actitudes violentas y sexistas de los hombres que las acosan. Muchas veces, los chicos ni siquiera son conscientes del miedo que generan en ellas, porque están más pendientes de reafirmar su masculinidad ante los amigos que en desarrollar alguna empatía con la chica a la que están acosando”, ha explicado Emilia Sánchez-Pantoja, directora de incidencia política de Plan International España. 

El informe destaca que el acoso callejero en grupo explota los desequilibrios de poder y pone en la diana a las chicas en situación más vulnerable: ocurre con más frecuencia cuando ellos van en grupos grandes y ellas son más jóvenes y están solas. Además, cuando las chicas se enfrentan al acoso, la respuesta suele desembocar en más burlas, risas y posible escalada de violencia. Estas demostraciones de poder sirven para reforzar su pertenencia al grupo, según los resultados del estudio, pero, en el proceso, humillan y atemorizan a chicas y mujeres. 

Experiencias recogidas a través de Free to Be

El informe se ha elaborado a partir de los resultados obtenidos en “Free to Be”, una herramienta de encuestas basada en un mapa interactivo y diseñada por chicas y mujeres jóvenes en alianza con Plan International, el Laboratorio XYX de la Universidad de Monash (Australia) y CrowdSpot. 

Muchas de las chicas participantes, de cinco ciudades de todo el mundo, han compartido experiencias sobre el acoso que sufren en las calles. En su opinión, para los hombres el acoso en grupo es una forma de refuerzo de sus vínculos y de reafirmación del estatus y el poder. Además, parece existir una disminución de la responsabilidad personal para preservar la identidad colectiva.  

Una mujer de 22 años de Sídney asegura que “los hombres, durante la hora del almuerzo, están al acecho para mirar a las mujeres que van al gimnasio cercano en ropa de deporte”, y añade: “se dan codazos, nos apuntan, se ríen y nos sacan fotos en mallas”. 

“Un grupo de hombres empezó a acosarme verbalmente y uno de ellos entonces se atrevió a tocarme mientras el resto le reía la gracia”, dijo una chica de 19 años de Lima. “Hace unos días unos tipos me acosaron. Normalmente están en esa zona y me dijeron todo tipo de cosas, yo me asusté mucho. Ya no paso por ahí”, aseguró una chica de 25 años de Madrid.

“Inseguras en las calles” ofrece un nuevo análisis de los datos de “(In)seguras en la ciudad”, el informe lanzado por Plan International en octubre de 2018 que subrayó que el acoso callejero es un fenómeno generalizado y normalizado para las chicas y mujeres de todo el mundo, como demostraban las experiencias recogidas en Delhi, Kampala, Lima, Sídney y Madrid. 

Acoso callejero verbal para demostrar masculinidad

Este nuevo informe, que se centra especialmente en la prevalencia del acoso y la violencia que ejercen grupos de hombres y de chicos, revela que en algunas ocasiones los transeúntes y testigos se suman al acoso de las niñas, riéndose de las víctimas. Además, en casi tres cuartas parte de los casos, los transeúntes no intervienen, y, si lo hacen, suelen ser mujeres. 

El acoso verbal, y en particular los silbidos, es la forma más común de acoso callejero en grupo en las ciudades del estudio. En una abrumadora proporción, el acoso callejero es de naturaleza sexual. En más de un tercio de los casos, son incidentes repetidos en la misma zona o a la misma hora, lo que es agotador y acrecienta el miedo de las chicas. Además, según los resultados, el acoso ocurre en gran medida alrededor de las escuelas y centros educativos, lo que en algunos casos puede llevar a las niñas a abandonar su educación, especialmente en Delhi. 

El informe muestra cómo, según los testimonios de las chicas y mujeres, muchos hombres dejan de acosar a las chicas cuando se dan cuenta de que van acompañadas de otros hombres. En este sentido, el informe también habla de cómo se trata de una forma de demostración de masculinidad; algunos chicos y hombres están sometidos a la presión grupal para acosar y se alientan unos a otros: no unirse a la acción colectiva de acoso conlleva el riesgo de convertirse en objetivo para el resto del grupo.

Niñas y jóvenes utilizaron los mapas interactivos de “Free To Be” para colocar pines de colores diferentes para sus “buenas” o “malas” experiencias en lugares de su ciudad

Cómo conseguir el cambio

Según Nicole Kalms, directora del Lab XYX de la Universidad de Monash, preguntarnos cómo y dónde ocurre el acoso en grupo es el primer paso para crear ciudades más seguras para las niñas y mujeres. “Hay evidencias de que hay hombres solo acosan cuando están con otros hombres, para reafirmar una identidad grupal y de su masculinidad como “sexo dominante””, asegura. “Este informe revela cómo el apoyo entre pares y la pertenencia al grupo pueden servir para perdonar, excusar y normalizar diferentes formas de violencia de género”. 

“Ya que algunos de ellos son quienes ejercen el acoso, los chicos y los hombres pueden ser catalizadores del cambio en el comportamiento en las calles. Las niñas y mujeres no deberían ser quienes cambien su comportamiento y sus hábitos para protegerse y sentirse seguras. Los hombres y los niños deben reconocer que estas actitudes sexistas son intolerables y aprender a respetar a las niñas y mujeres como iguales. Si no eres parte de la solución, eres parte del problema”, ha afirmado Sánchez-Pantoja.

Plan International defiende la necesidad de poner en marcha campañas públicas que animen a los hombres a empatizar con las chicas y mujeres para poner fin a comportamientos violentos y perjudiciales. La organización trabaja en el cambio de actitudes de chicos y hombres a través del programa Safer Cities (Ciudades Seguras). 

Eric, de 24 años, participa en este proyecto en Kampala, Uganda, y asegura que ya ha cambiado algunas actitudes: “hemos aprendido a ser empáticos, a ponernos en el lugar de ellas. Esto no ha ocurrido de la noche a la mañana, pero hemos empezado a ver a las niñas y jóvenes de otra forma y nuestra mentalidad ha cambiado”.