LA GRAVE CRISIS ALIMENTARIA EN SUDÁN DEL SUR EXPONE A MILES DE NIÑOS Y NIÑAS AL HAMBRE, LA VIOLENCIA Y LA EXPLOTACIÓN SEXUAL

Solo en diciembre, 1.455 niños y niñas menores de cinco años ingresaron en el centro de nutrición de Plan International en el condado de Pibor.

Miles de niños, niñas y adolescentes corren un grave riesgo de sufrir hambre, violencia y explotación sexual en algunas regiones de Sudán del Sur como consecuencia de la inminente hambruna que amenaza el país, advierte la ONG Plan International, que trabaja en defensa de los derechos de la infancia y la igualdad de las niñas.

Según el último análisis de la Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria (CIF) de Sudán del Sur, Pibor y sus alrededores están ya en la fase 5 de la magnitud de inseguridad alimentaria aguda, denominada “probable hambruna”. Tanto es así que, solo en diciembre de 2020, 1.455 niños y niñas menores de cinco años ingresaron en el centro de nutrición dirigido por Plan International en el condado de Pibor.

“En Sudán del Sur, las inundaciones, el hambre y los conflictos han marcado el noveno aniversario del país. Con casi 1,5 millones de personas desplazadas, las niñas y las adolescentes tienen que enfrentarse ahora a la crisis de la COVID-19 además de a otros problemas como la falta de dinero, alimentos y seguridad. Por eso, es fundamental que la comunidad internacional ofrezca asistencia humanitaria a las personas más afectadas, especialmente a los niños, niñas y adolescentes, cuyo riesgo es mayor”, explica Concha López, directora general de Plan International.

En un momento en el que las familias están tratando de hacer frente y sobrevivir a la inseguridad alimentaria –una situación que ha empeorado en los últimos meses debido a los conflictos, las inundaciones y la pandemia de la COVID-19-, las adolescentes corren un mayor riesgo de sufrir explotación sexual en sus desplazamientos para buscar alimentos.

Por su experiencia en crisis y emergencias anteriores, la organización alerta de que algunas formas de violencia de género como la explotación infantil y los abusos sexuales aumentan tras las catástrofes y ocurren en situaciones tan cotidianas como la búsqueda de alimentos o de leña.

 

Con casi 1,5 millones de personas desplazadas, las niñas y las adolescentes tienen que enfrentarse ahora a la crisis de la COVID-19

 

“Desde Plan International, hacemos un llamamiento al Gobierno del Sudán del Sur y a la comunidad internacional para que actúen con rapidez a fin de evitar una catástrofe humanitaria en Pibor y en las comunidades cercanas. A pocas semanas de la temporada de lluvias, es esencial ganar tiempo”, subraya Richard Orengo, director de Programas de Plan International en Sudán del Sur.

Las familias de Pibor todavía se están recuperando de los daños causados por las catastróficas inundaciones del año pasado, que afectaron a unas 800.000 personas en el país, destruyendo miles de hogares y dejando a las personas sin alimentos, agua o refugio. Por otro lado, la pandemia ha provocado un aumento disparatado de los precios de los alimentos y, como en todas las crisis, las niñas y las adolescentes están siendo las más afectadas.

Las organizaciones de ayuda humanitaria solo podrán acceder con relativa normalidad al condado de Pibor, en el estado de Jonglei, hasta principios del mes de abril, cuando la temporada de lluvias hace que los caminos sean intransitables y dificulta enormemente el transporte de artículos y productos básicos.

Como respuesta a las inundaciones, Plan International ha llegado a más de 6.000 hogares en Verteth, Gumruk, Lukwangole y la ciudad de Pibor con alimentos, pastillas potabilizadoras de agua y alimentos para los niños, niñas, madres embarazadas y lactantes.

Además, la organización ha estado trabajando con las comunidades locales para proporcionar alimentos y tratamiento a los niños y niñas con malnutrición, así como servicios de protección infantil y programas de educación.

LA RESPUESTA DE PLAN INTERNATIONAL

Desde que estallara el conflicto, Sudán del Sur se ha enfrentado a grandes problemas que afectan especialmente a los niños, niñas y adolescentes, quienes sufren mayores riesgos en los desplazamientos internos, tales como el reclutamiento por parte de grupos armados, la explotación, abusos sexuales y la violencia. Además, están más expuestos a la inseguridad alimentaria y la malnutrición, sufren la ruptura de los vínculos familiares y se enfrentan a diferentes traumas. En este entorno volátil, el sistema educativo se ha debilitado, con un elevado número de niños y niñas sin escolarizar, en particular los afectados por conflictos y otras emergencias derivadas.

Plan International, presente en el país desde 2006, trabaja proporcionando asistencia alimentaria, educación y protección infantil. Para reducir el riesgo de los niños, niñas y adolescentes desplazados internos y de las comunidades de acogida a estos peligros y garantizar su protección, la organización facilita el acceso de la infancia a los servicios de educación y protección en las zonas rurales y urbanas del estado de Yei River.

Además, Plan International lleva a cabo programas para atender las necesidades de los miles de sursudaneses refugiados en Etiopía en los campos de Kule y Pugnido y en la región de Adjumani en Uganda, donde 16.000 niñas y niños han recibido apoyo en 30 centros de desarrollo de la primera infancia en 12 asentamientos para refugiados de Sudán del Sur.