Plan International responde a la emergencia tras el tifón y el terremoto en Filipinas

La organización humanitaria Plan International ha movilizado equipos de emergencia para atender a las comunidades más afectadas en Filipinas, donde se viven días de enorme dificultad tras el paso de la tormenta tropical severa Bualoi —localmente llamada Opong— y un terremoto de magnitud 6,9 que sacudió la pasada noche la provincia de Cebú.  

Plan International ya ha desplegado equipos en Masbate y Cebú para distribuir kits de higiene, realizar evaluaciones rápidas de necesidades y coordinar la respuesta con las autoridades locales y organizaciones socias. 

El 26 de septiembre, la tormenta tocó tierra en seis ocasiones en distintas regiones del país, dejando a su paso lluvias torrenciales y vientos muy fuertes. Más de un millón de familias se han visto afectadas en 16 regiones, según datos oficiales. Masbate es una de las zonas más golpeadas: solo en este territorio se cuentan más de 100.000 familias afectadas, muchas de ellas obligadas a abandonar sus hogares y alojarse en refugios temporales. 

Apenas cuatro días después, el 30 de septiembre, un potente seísmo con epicentro en la ciudad de Bogo, en la región central de Cebú, provocó graves daños en infraestructuras, el colapso de hospitales y el corte de carreteras clave. Hasta el momento se han confirmado 56 muertes y más de 200 personas heridas, mientras continúan las réplicas en la región de Visayas. 

Las necesidades más urgentes de la población incluyen agua potable, alimentos, medicinas, artículos de higiene y materiales básicos para dormir. La provincia de Cebú ha sido declarada en estado de calamidad para facilitar la llegada de ayuda. 

“En situaciones de crisis, los niños y, en particular, las niñas, corren mayores riesgos y vulnerabilidades. Por eso, nuestra prioridad no es solo entregar ayuda, sino garantizar que cada intervención proteja y empodere a quienes más lo necesitan”, afirma Pebbles Sanchez-Ogang, directora ejecutiva de Plan International en Filipinas. 

La organización trabaja para que su acción humanitaria sea inclusiva y con enfoque de género, priorizando a los más vulnerables: niños, niñas, personas con discapacidad y comunidades marginadas. El objetivo es atender las necesidades inmediatas y, al mismo tiempo, contribuir a la recuperación y resiliencia a largo plazo.