En relación a las últimas informaciones sobre el impacto de Facebook en los niños y las niñas, desde Plan International declaramos:
Las últimas revelaciones y publicaciones sobre este tema subrayan lo que las niñas y mujeres jóvenes nos vienen trasladando desde hace tiempo. Tanto si se trata de la difusión de mentiras peligrosas como de contenidos abusivos o amenazantes, las empresas de redes sociales, y en particular Facebook, deben hacer más para prevenir y limitar los daños que pueden causar sus plataformas.
El informe “(In)seguras online” que publicamos el año pasado revelaba que una de cada cinco niñas ha dejado de utilizar las redes sociales o ha reducido considerablemente su uso debido al acoso o al abuso. La desinformación y la información errónea son otros de los riesgos a los que se enfrentan: la difusión de mentiras, falsedades e inexactitudes puede tener profundas consecuencias para la salud mental y física de las niñas, así como para su seguridad y bienestar. Nuestro reciente informe The Truth Gap: (Des)informadas online ha revelado que el 65% de las chicas cree que Facebook es la plataforma de redes sociales que más desinformación e información errónea contiene.
Las plataformas online deben ser transparentes
Todas las empresas de redes sociales tienen una responsabilidad con las personas que utilizan sus plataformas. Deben garantizar que los contenidos publicados y promovidos como resultado de sus algoritmos y de su toma de decisiones no ponen en peligro a los niños y a las niñas. Tienen la responsabilidad de evitar la propagación de abusos y desinformación online, y no están cumpliendo con ello.
Las plataformas online deben ser transparentes y rendir cuentas sobre las iniciativas para hacer frente a la información errónea y el contenido perjudicial, al tiempo que protegen la privacidad de los datos de los usuarios. La regulación es una parte clave de la solución: a partir de las recientes revelaciones, está claro que la autorregulación no está siendo eficaz para proteger los derechos de la infancia. Los gobiernos tienen la obligación de proteger a los niños y niñas de todas las formas de violencia, lo que incluye exigir responsabilidades a las empresas que lo hagan. No basta con aumentar la presión sobre los legisladores para que actúen, queremos que las niñas y las jóvenes participen de forma significativa en estos debates, para garantizar que las políticas y las medidas se basan en sus experiencias.
Sin embargo, la regulación lleva su tiempo y este es un problema que requiere una actuación inmediata. Otro enfoque clave para evitar la propagación de información falsa en Internet es dotar a las personas de competencias básicas de alfabetización digital que les ayuden a identificarla. Por eso también pedimos a los gobiernos que garanticen la educación en alfabetización digital para todos los niños y niñas, a través del currículo escolar y desde la primaria.
Las niñas deben ser capaces de distinguir lo que es verdadero de lo que es falso para hacer un uso seguro y crítico de Internet. Y todas las personas jóvenes deben ser capaces de cuestionar la información que reciben y verificarla antes de confiar en ella y compartirla. Es un paso vital para hacer frente a la difusión de desinformación online.