Me privaron de todo y no quiero que eso les ocurra a mis hijas

Plan International presenta hoy en el Congreso de los Diputados el Informe sobre el Estado Mundial de las Niñas 2025, Déjame ser una niña, no una esposa: Experiencias de niñas que viven el matrimonio infantil, que recoge los testimonios de niñas y mujeres jóvenes de Bangladés, Camboya, Indonesia, Nepal, Etiopía, Mozambique, Uganda, Zambia, Colombia, República Dominicana, Guatemala, Ecuador, Nigeria, Níger y Togo. 

Más de 250 niñas y mujeres de 15 países han compartido sus experiencias personales sobre matrimonio infantil o unión temprana en uno de los estudios más exhaustivo de este tipo. Todas han estado casadas o en una unión informal antes de los 18 años, y en conjunto, sus testimonios, normalmente invisibilizados, ponen de manifiesto los daños causados por el matrimonio infantil. 

En la última década se han realizado avances contra el matrimonio temprano, con la tasa disminuyendo del 22 % al 19 % y, sobre todo, aumentando el convencimiento entre las niñas, adolescentes y mujeres que han pasado por un matrimonio infantil de que no quieren que sus propios hijos e hijas pasen por lo mismo. De hecho, todas las encuestadas destacaron que no quieren que sus hijas se casen antes de ser adultas. 

 “Esto nos motiva a seguir avanzando y cambiar esta realidad, estimada en que 12 millones de niñas se casan antes de los 18 años cada año. Es decir, que cada tres segundos una niña es casada en algún lugar del mundo. Son sin duda avances importantes pero muy insuficientes que nos obligan a seguir trabajando para proteger y ofrecer apoyo a las niñas una vez se casan,” señala Concha López, directora general de Plan International en España. 

Sin embargo, aunque la pobreza sigue siendo el principal factor que lleva a estos matrimonios o uniones, hay nuevos factores en esta problemática. Las redes sociales están facilitando el establecimiento de relaciones entre niñas y hombres mayores que ellas fuera del control parental. En algunos casos incluso las niñas hablaron de “amor”, pero al avanzar estas relaciones, son las familias las que suelen presionar a sus hijas para formalizarla y preservar así el honor familiar y la reputación de la niña. 

“Me casaron muy joven. No me permitieron estudiar ni progresar en la vida, me privaron de todo. Pero no dejaré que eso le pase a mi hija. Quiero que tenga un futuro brillante, y eso solo es posible si estudia y consigue un trabajo”, afirma Juna, de 24 años, de Nepal “El matrimonio infantil solo conduce a un futuro sombrío”, continua. Todas las niñas encuestadas manifestaron no querer que sus hijas pasen por su situación de matrimonio infantil.  

Uno de los puntos clave extraídos de sus experiencias es la vulnerabilidad que sufren o han sufrido estas niñas en sus matrimonios. Lejos de ser tratadas como niñas, relataron cómo han sido dominadas por sus parejas, a menudo mucho mayores que ellas, y por sus familias, lo que en muchos casos derivaba en violencia. El matrimonio infantil sigue estando muy arraigado en muchas comunidades de todo el mundo, y el 46 % de las niñas que participaron en el estudio citaron las dificultades económicas o la presión social y familiar como las razones más comunes para contraer matrimonio o unión. 

El informe señala que el matrimonio o las uniones tempranas son el final de su educación, ya que seis de cada diez participantes no trabajan, estudian ni reciben formación y más de un tercio abandonó la escuela después de casarse. 

“Hemos querido preguntar de primera mano a las niñas y mujeres que están o han estado casadas o en uniones, y en particular a aquellas que se enfrentan a mayor exclusión, ya que en muchas ocasiones son ignoradas por las intervenciones actuales. Del mismo modo, el informe pone luz sobre la tecnología que sigue reproduciendo las desigualdades de poder: hombres contactan con ellas, les prometen matrimonio, les prometen una salida y se aprovechan de su vulnerabilidad. A menudo a través de Internet encuentran estas conexiones, pero nos cuentan cómo fue la presión familiar por el honor lo que las llevó a casarse. Muchas no han tenido alternativa, y hasta una de cada cuatro describen sus matrimonios como completamente forzados”, explica López. 

En 14 de los 15 países estudiados, siendo Níger la única excepción, el matrimonio infantil es ilegal, pero la falta de financiación, la deficiente aplicación de la ley y las lagunas jurídicas hacen que la práctica persista. Además, las uniones informales, que son comunes en todo el mundo, siguen ocurriendo fuera de toda ley, al estar socialmente aceptadas y no pasar por ningún registro, lo que dificulta su control, a pesar de tener las mismas consecuencias negativas para los derechos y desarrollo de las niñas que un matrimonio formal.  

Entre estas lagunas se incluyen aquellas que permiten a los padres, madres, tutores y tutoras legales o jueces locales consentir un matrimonio antes de que se cumpla la edad mínima legal. Era el caso de Bolivia hasta finales de septiembre, cuando al fin se alcanzó la prohibición del matrimonio infantil gracias, en parte, a la presión de organizaciones como Plan International. En varios países, la edad mínima legal para casarse es más baja para las niñas que para los varones. 

Mientras, en España los matrimonios infantiles representan una cifra muy baja. Esta práctica continúa afectando especialmente a mujeres y niñas, muchas de ellas pertenecientes a comunidades migrantes o en situación de especial vulnerabilidad social. Según datos del INE, en 2023 contrajeron matrimonio 27 niñas y 2 niños de entre 16 y 17 años. Las últimas cifras hablan de una proporción del 0’0053% de matrimonios de mujeres menores de edad.     

“En este Día Internacional de la Niña hacemos un llamado a invertir en programas que enfrenten las creencias, prácticas y expectativas sociales dañinas que perpetúan el matrimonio infantil, y que brinden una verdadera protección a las niñas en riesgo. Es igualmente prioritario garantizar un mayor acceso a la educación, promover la sensibilización y fortalecer los estándares de seguridad en línea”, dice la directora general de Plan International. 

“El matrimonio infantil no es normal y nunca debe considerarse como tal: es una violación de derechos, pero se puede prevenir. La pobreza, las normas sociales, la violencia o los embarazos adolescentes son causas que podemos combatir, realidades que debemos cambiar”, concluye López. 

Para ello, Plan International pone a las niñas en el centro para prevenir y responder a esta práctica, retrasar la edad de matrimonio y garantizar su acceso a servicios. Con un enfoque multidimensional, involucra a familias, comunidades, educadores y responsables políticos para transformar normas, fortalecer leyes y empoderar a las niñas a liderar cambios en sus entornos.