“Tengo una clase en la que no hay ni una sola niña. La mayoría ya están casadas o se quedan en casa”, cuenta Christine Malibe, directora de escuela con más de once años de experiencia que afirma, además, que la sequía en el condado keniano de Tana River se ha cobrado un enorme precio en la educación de las niñas.
Según Malibe, los niveles de matriculación durante los primeros años de escuela suelen ser similares entre niñas y niños, pero, cuando las niñas llegan al quinto grado (11-13 años), la mayoría de ellas abandonan la escuela por falta de dinero, para ayudar a sus padres en las tareas domésticas o porque ya se han casado.
Este año, como consecuencia de la sequía, el número de niñas que ha abandonado la escuela ha aumentado. “Las niñas son las que se encargan de todas las tareas del hogar, así que les resulta difícil hacer todo este trabajo y luego venir a clase, por lo que optan por abandonar la escuela para poder seguir con sus tareas”, explica Malibe.
En las comunidades afectadas por la sequía y el hambre en el Cuerno de África, las niñas, mujeres y las personas ancianas se quedan atrás mientras sus maridos, padres e hijos recorren largas distancias con su ganado para encontrar agua y pastos.
“Esta es una zona propensa a la sequía, por lo que los hombres emigran en busca de alimentos y pastos. Las niñas se quedan en casa para hacer las tareas, las niñas también están abandonando la escuela debido a los matrimonios precoces”, dice Malibe.
La sequía está teniendo consecuencias devastadoras para las niñas y las mujeres ya que aumenta el riesgo de violencia, explotación y abusos sexuales y dificulta su acceso a la educación.
En algunas comunidades kenianas, el matrimonio infantil va en aumento, y las familias casan a sus hijas con el fin de reducir sus escasos recursos y a cambio de dinero que pueden utilizar para comprar alimentos y otros productos básicos.
En algunas comunidades, las familias han dejado de enviar a las niñas a la escuela, dando prioridad a los hijos varones, ya que no pueden permitirse pagar las tasas escolares de todos sus hijos. “Las niñas no quieren dejar la escuela, pero se ven obligadas a hacerlo”, nos dice Malibe.
“Una niña iba a dejar la escuela, pero debido a su alto rendimiento decidí que no podía dejarla ir. Llamé a su abuela, porque es huérfana, y hablé con ella. Acordamos que yo cubriría todos los gastos para que pudiese seguir estudiando. Desgraciadamente, no puedo hacer eso por todas las niñas que han abandonado la escuela”.
En el Cuerno de África, Plan International está ampliando urgentemente los programas de alimentación, nutrición, alimentación escolar y protección infantil que salvan vidas.
“Para mitigar el efecto de la sequía, Plan International está proporcionando alimentos a las escuelas en el marco de nuestro programa de alimentación escolar para garantizar que las niñas y los niños permanezcan en la escuela. Puede que no haya comida en sus casas, pero cuando vienen a la escuela, pueden comer y continuar con sus clases”, explica George Galugalu, coordinador de proyectos de Plan International en el condado de Tana River.
La realidad de la situación que afecta a las niñas de la región se hace patente cuando visitamos a Dunia, de 13 años, que se levanta al amanecer para terminar todas sus tareas antes de ir a la escuela, a menudo con el estómago vacío.
“Me levanto a las 4 de la mañana, barro la casa y lavo los platos antes de ir a la escuela. Siempre tengo hambre“, dice Dunia.
Plan International hace un llamamiento tanto al gobierno como a las organizaciones humanitarias para que amplíen urgentemente las operaciones para llevar alimentos, nutrición, agua potable y servicios sanitarios a las comunidades. Debemos actuar ahora si queremos evitar la pérdida de vidas a gran escala en el Cuerno de África en el período que se avecina, al tiempo que trabajamos para garantizar que las comunidades, y las niñas en particular, desarrollen una mayor resiliencia frente a futuras crisis climáticas.
“No puedo subestimar los estragos de la sequía y los efectos de la COVID-19 y lo que esto significa para las niñas, sus familias y sus hijos. A lo largo de los años hemos conseguido muchos avances en materia de igualdad de género, pero con la pandemia, la plaga de langostas y la sequía, hemos visto cómo algunos de estos logros están retrocediendo”, expresa Kate Maina-Vorley, Directora de País de Plan International en Kenia.
“Es importante que no olvidemos la realidad específica de las niñas en todas las emergencias humanitarias que estamos viendo”, concluye.