El aumento de la violencia en Níger expone a las niñas y mujeres a la violencia y la falta de oportunidades

Los ataques constantes que sufren las aldeas de Níger cercanas a las fronteras con Mali y Burkina Faso han obligado a miles de familias a abandonar sus hogares en el último año. La región de Tillabéri se ha convertido en una de las más peligrosas del país, donde miles de personas han fallecido y otras miles se han visto obligadas a huir de sus hogares por miedo. 

Biba*, de 17 años, tuvo que huir de su pueblo junto con su marido, su hijo de un año y su suegra, después de sufrir un ataque por parte de un grupo armado. A continuación, te contamos su historia. 

“Perdí a mi padre cuando tenía un año. A mi madre no la conozco realmente porque me abandonó tras la muerte de mi padre para volver a casarse. Me crió una de las esposas de mi padre, quien ha sido mi única figura materna. Ella murió cuando yo tenía 14 años, así que me quedé huérfana. 

Unos meses después de la muerte de mi madre adoptiva, mi hermano mayor me dio en matrimonio a un hombre que no conocía. Tenía mucho miedo de ir a vivir a otro pueblo con alguien desconocido. El comienzo fue muy difícil, lloraba todo el tiempo y no soportaba que mi marido me tocara. Unos meses después de la boda, di a luz a un niño, que ahora tiene un año. 

Mi marido, mi suegra y yo solíamos ir al campo todos los días a trabajar la tierra. Un viernes, cuando volvíamos a casa, un grupo armado nos atacó y después entró en la mezquita y empezó a disparar.  

Mi familia y yo huimos de nuestro pueblo sin dinero ni ropa. Caminamos descalzos durante días hasta la ciudad de Torodi, donde encontramos refugio en un campamento. Llevamos unas semanas viviendo en aquí, pero tenemos dificultades para encontrar comida. Me preocupa especialmente mi hijo, que está cada vez más delgado. Recibimos algunos alimentos de las organizaciones presentes, pero a veces no son suficientes para todas las personas que vivimos en el campamento”. 

En Plan International estamos trabajando en el campamento de desplazados en el que viven actualmente Biba y su familia, donde estamos implementando un proyecto para proteger a los niños, niñas y adolescentes de la violencia, la desnutrición aguda y la pobreza. Financiado por el gobierno alemán a través del Ministerio de Asuntos Exteriores (GFFO), el programa pretende llegar a 25.000 niños, niñas y jóvenes de dos comunidades de Tillabéri.  

Las niñas y mujeres que viven en los campamentos apenas tienen acceso a productos de higiene menstrual. Por eso, nuestra organización está ofreciendo kits que contienen jabón, ropa interior, cepillos de dientes, peines y toallas sanitarias. 

Cuando recibió su kit, Biba se alegró mucho: “lo que más me gusta son las toallas sanitarias, porque antes solo usaba pequeños trozos de tela durante mi periodo y me sentía muy sucia. Mi ropa siempre estaba manchada”, comparte Biba. 

*El nombre ha sido cambiado para proteger su identidad.