En las zonas rurales de Guinea, los índices de pobreza y desnutrición son alarmantes, y muchas personas sufren escasez de alimentos y hambre. A pesar de la abundancia de recursos naturales, 1 de cada 5 hogares guineanos sufre inseguridad alimentaria y casi una cuarta parte de los niños y niñas están desnutridos.
Cuando los niños van a la escuela con hambre, su concentración y capacidad de aprendizaje se ven afectadas. Muchos niños, y sobre todo las niñas, dejan de ir a la escuela porque sus familias les necesitan para ayudar en el campo o realizar tareas domésticas.
“En esta escuela, tenemos alumnos y alumnas que vienen de los pueblos de alrededor. Algunos recorren 10 kilómetros de ida y otros 10 de vuelta todos los días, y las clases se imparten desde las 8 hasta las 5 de la tarde”, explica Bintou, que dirige el comité de gestión de la escuela.
Para ayudar a los niños y niñas a que estén bien alimentados, Plan International, en colaboración con la Agencia Alemana de Cooperación Internacional (GIZ) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), ha puesto en marcha un proyecto piloto en dos escuelas primarias de la prefectura de Kissidougou para construir comedores en los que se puedan almacenar, preparar y servir comidas diariamente.
“Plan International, además de construir nuestra escuela, está trabajando en el plan de modernización de nuestro comedor, esta vez con toda la tecnología necesaria para cocinar y conservar los alimentos. Esto nos llega al corazón”, dice Bintou. “Como presidente del comité de gestión de esta escuela, nos comprometemos a gestionar estas instalaciones de la forma más eficaz en beneficio del alumnado”.
Nuestra organización dirige la construcción de los comedores, mientras que la Agencia Alemana de Cooperación Internacional se encarga de la instalación de sistemas de energía solar y de la compra de las cocinas y frigoríficos para que los alimentos se mantengan frescos. El Programa Mundial de Alimentos es responsable del suministro de alimentos a las escuelas y del seguimiento y evaluación del proyecto.
Las autoridades locales han acogido con optimismo esta iniciativa, que, según dicen, podría ser una novedad en Guinea, especialmente en las zonas rurales. “Una comida equivale a los ingresos diarios de las familias de las zonas rurales, lo que puede representar un ahorro considerable para las que tienen varios hijos e hijas escolarizados”, explica el Director de Educación de la Prefectura de Kissidougou.
“Los beneficios de estos comedores escolares van mucho más allá de la alimentación: tienen implicaciones para la igualdad y la inclusión en la educación ya que, sobre todo en el caso de las niñas, está relacionado con el rendimiento escolar, la matriculación en la escuela y el aumento de la asistencia. La construcción de comedores escolares puede reducir las vulnerabilidades e impulsar los ingresos de las familias”.
Aunque los comedores escolares por sí solos no garantizan que los niños y niñas continúen con su educación, está comprobado que son un factor fundamental. Una mejor alimentación les permite aprender y rendir mejor, ampliando sus oportunidades educativas. Los comedores escolares también actúan como un incentivo para que las familias matriculen y mantengan a sus hijos en la escuela, y ayuda a que los padres no casen a sus hijas antes de tiempo.