Para Lettycia, una niña de 10 años que vive en el sureste de Haití, el camino de una hora hacia la escuela se ha vuelto cada vez más difícil. “A veces me siento enferma, débil y al borde del colapso porque tengo mucha hambre. Cuando llego a casa, a veces encuentro comida, a veces no”, explica.
Lettycia vive en una pequeña casa junto con su tía Claire, su tío y dos primos, pero su familia ya no tiene suficiente dinero para comprar alimentos saludables debido al aumento desmesurado de los precios en Haití. “No comer como solía hacerlo ha tenido un impacto en mi rendimiento. Cuando tengo hambre, no puedo estudiar y me quedo dormida”, nos cuenta.
Haití es uno de los diez países más afectados por la inflación de los precios de los alimentos. El aumento de los precios se ha producido debido a múltiples crisis, incluyendo los conflictos entre pandillas, la escasez de combustible y la inestabilidad.
La familia de Lettycia solía comer tres comidas al día, pero ahora solo pueden permitirse una. “Hay muchas cosas que han cambiado. Solíamos comer dos o tres veces al día, pero ahora a veces paso días enteros sin comer, y cuando eso sucede, mi tía pide dinero prestado para alimentarnos”, explica ella.
Su madre vive en la República Dominicana y envía dinero a su hermana para ayudar a mantener a la familia. “Es difícil para nosotros porque cada vez que mi madre nos envía dinero, mi tía tiene que usarlo para pagar nuestras deudas por la comida que ya hemos comprado y comido”, explica Lettycia.
Además de su largo viaje a la escuela todos los días, Lettycia también tiene que caminar una hora para recoger agua para la familia. Las niñas que van solas corren un mayor riesgo de violencia o violación, algo de lo que Lettycia es muy consciente. “Creo que las niñas son las más vulnerables durante esta crisis”, nos dice.
Las transferencias de efectivo pueden salvar vidas
Al igual que muchas otras familias afectadas por la crisis alimentaria en Haití, la familia de Lettycia ha recibido transferencias en efectivo por parte de Plan International para que puedan acceder a productos básicos.
“Recibí una transferencia en agosto de 2022, cuando el país estaba en medio de la agitación social y la COVID-19. La situación era realmente difícil y los productos eran extremadamente caros. Compramos comida, lo cual nos ayudó durante unos 15 días”, explica Claire, la prima de Lettycia, que trabaja como comerciante en el mercado.
Claire también ha participado en talleres organizados por Plan International para aprender sobre derechos sexuales y salud reproductiva, y fue aceptada en un programa de formación de seis meses para aprender cómo apoyar a las niñas embarazadas y los niños en su región.