Los efectos de una devastadora sequía, junto a tres décadas de conflicto, ha generado una alarmante crisis alimentaria en Somalia. Millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares en busca de alimentos y agua, muchas de las cuales ahora viven en campamentos de desplazados abarrotados.
Actualmente, más de 3,8 millones de personas están desplazadas en Somalia, agudizando una situación humanitaria ya de por sí grave, en la que alrededor de 6,7 millones de personas luchan por cubrir sus necesidades alimentarias.
En un campamento de desplazados internos en la región de Toghdeer en Somalilandia, vive Faadumo, una mujer de 39 años, junto con sus cinco hijos. “La sequía ha afectado gravemente a nuestra familia. Tuvimos que abandonar nuestro hogar porque todo nuestro ganado murió. Perdimos todo y vinimos a este campamento para poder sobrevivir”.
La vida en el campamento es dura. Establecido en 2017, el campamento alberga actualmente a 20.000 personas, y el número ha aumentado con cientos de nuevas familias que han llegado a principios de 2023.
“No tenemos comida. En lugar de tres comidas al día, solo puedo cocinar una. Hay días en los que no tenemos alimentos. Los niños se acuestan con hambre. Intento darles algo de comer a los más pequeños mientras los mayores se van a dormir con hambre”, comparte Faadumo.
Barwaago, de 9 años, sufre por la falta de alimentos. “Siempre tengo hambre y estoy cansado. No puedo jugar con mis amigos”.
Su hermana Najah, de 11 años, está de acuerdo. “Cuando camino o hago tareas, me canso y necesito sentarme. Me mareo, necesito sentarme y no puedo hacer ningún trabajo”.
La sequía en Somalia está obligando a las personas a tomar medidas. Muchas ya se saltan comidas, y algunas están casando a sus hijas para obtener suficiente dinero para sobrevivir. Los niños y niñas también son más propensos a contraer enfermedades debido a que están desnutridos.
“Quiero una vida mejor que esta. Me encantaría recibir educación. Quiero aprender a leer y escribir. Mi sueño es convertirme en médico para poder ayudarme a mí misma, a mi familia y a la comunidad”, dice Najah.
El hermano de Najah, Farah, de 12 años, también comparte su sueño de recibir educación. “Quiero un futuro mejor. Quiero aprender y ayudar a mis hermanos a ir a la escuela. Quiero convertirme en médico y trabajar en el hospital”.
Plan International está apoyando a Faadumo y a sus hijos con transferencias de efectivo directas y acceso al agua. La asistencia en efectivo de uso múltiple se distribuye con el apoyo de nuestros socios locales TAAKULO y GREDO para ayudar a las familias a satisfacer sus necesidades básicas como alimentos, agua y atención médica.
Faadumo dice que está agradecida por el apoyo que ha recibido hasta ahora, pero está preocupada por el futuro. “La comida que nos queda es suficiente para dos días. La conseguí como préstamo. No sé qué hacer. No sé cómo voy a alimentar a mis hijos. Me parte el corazón ver a mis hijos pasar hambre. Es una fuente constante de dolor”.