En el distrito costero de Bhola, en Bangladés, Ria, de 21 años, recuerda con claridad cómo vivió su primera menstruación: con miedo y confusión. Como muchas chicas de su comunidad, no estaba preparada. Usaba trapos de algodón y tenía que enfrentarse a un sinfín de mitos, tabúes y restricciones.
“Estaba aterrorizada”, cuenta. “No entendía qué le estaba pasando a mi cuerpo.”
En su entorno, la menstruación estaba rodeada de estigma. Las niñas eran apartadas, no podían salir de casa, ni comer ciertos alimentos como pescado o comidas ácidas. Vivían con miedo a mancharse, a ser juzgadas o a sentirse incómodas. Para Ria, todo esto implicaba perder días de clase y ver su educación interrumpida por la falta de información y de recursos.
Pero su historia cambió cuando se unió al programa “Stop the Stigma”, una iniciativa de Plan International en Bhola que busca romper el silencio en torno a la menstruación y empoderar a las chicas. Gracias al programa, Ria accedió a información vital que transformó su vida. Aprendió a utilizar compresas higiénicas, cómo desecharlas correctamente, cómo gestionar el dolor menstrual y, sobre todo, que su cuerpo no era motivo de vergüenza.
“Fue revelador”, asegura. El miedo a manchar su ropa o sentirse incómoda ya no era un obstáculo. Armándose de conocimientos, Ria recuperó la confianza en sí misma y su derecho a continuar estudiando.
El proyecto Stop the Stigma va mucho más allá de la educación individual. Su objetivo es reducir el absentismo escolar entre las adolescentes mejorando las prácticas de salud menstrual y creando conciencia en toda la comunidad. Incluye talleres para jóvenes, herramientas digitales y mejoras en las instalaciones de agua, saneamiento e higiene (WASH) en escuelas y barrios.
El programa involucra a las direcciones de los centros educativos, asociaciones de madres y padres, e incluso a las autoridades locales, para construir un entorno de apoyo donde todas las niñas —incluidas aquellas con discapacidad— puedan desarrollarse con seguridad y dignidad. Además, una plataforma digital facilita el acceso a orientación, seguimiento del ciclo menstrual y recursos de salud.
Para Ria, el programa fue mucho más que formación. Fue la oportunidad de reescribir su historia. Junto a otras jóvenes, comenzó a fabricar sus propias compresas reutilizables y a venderlas en su comunidad.
Formada como emprendedora, hoy lidera cuatro grupos, con un total de 60 personas, que difunden información y enseñan a otras chicas. “Lo hemos convertido en una oportunidad”, cuenta con orgullo. Gracias a esta iniciativa, no solo se han creado productos menstruales accesibles, sino que se ha empoderado a muchas mujeres que ahora se sienten más libres para moverse en un entorno que antes las limitaba.
“Mujeres de mi comunidad, sobre todo las mayores que sienten vergüenza al comprar compresas en una tienda, vienen a mí. Confían en que les puedo aconsejar, no solo sobre la menstruación, sino también sobre salud sexual, derechos reproductivos, embarazo y el ciclo menstrual”, explica Ria.
Su historia refleja el gran impacto del programa. Las instalaciones WASH, adaptadas a niñas y mujeres con discapacidad, aseguran que los centros educativos estén preparados para acoger a todas durante su menstruación, reduciendo el absentismo y fomentando la inclusión. Además, al apoyar a jóvenes emprendedoras como Ria, se facilita el acceso a productos menstruales tanto en escuelas como en comunidades.
El estigma que antes silenciaba cualquier conversación sobre la menstruación está desapareciendo, dando paso a un diálogo abierto y a soluciones reales. “Las nuevas generaciones están más informadas”, dice Ria. “Hemos creado un sistema que apoya a cada niña y a cada mujer.”
Hoy, Ria no solo informa y acompaña, sino que es un referente para mujeres de todas las edades. Su labor le ha dado libertad, propósito y la fuerza para desafiar barreras que antes parecían inamovibles. “Antes, ni siquiera podíamos ir al mercado. Ahora nos sentimos con poder para movernos libremente.”
Para ella, este camino es mucho más que una mejora en la salud menstrual: “El estigma ha desaparecido, y hemos creado una red de apoyo. Para mí, esto no va solo de la regla. Va de libertad, educación y dignidad.”
Gracias al programa Stop the Stigma, Ria y su comunidad están demostrando que el cambio es posible. Al romper tabúes y crear soluciones sostenibles, están asegurando que ninguna niña se quede atrás por tener la regla. Y esa es la verdadera transformación: convertir algo silenciado en un símbolo de fuerza, de unión y de esperanza.