10 años de guerra en Siria: más de una de cada cuatro niñas es obligada a casarse

  • La cifra de niñas sirias obligadas a casarse antes de cumplir los 18 años se ha multiplicado desde 2011: antes del conflicto, el 13% de las mujeres sirias contraían matrimonio siendo menores de edad, mientras que esta cifra asciende hoy al 26%.
  • Siria es hoy uno de los peores países del mundo para ser niña o mujer: ocupa el puesto 150 de los 153 países que figuran en el marcador del Informe Global de Brecha de Género 2020.
  • Plan International trabaja desde 2016 con las niñas, adolescentes y mujeres sirias, tanto en Jordania como en Líbano, ofreciendo apoyo psicosocial, atención a la primera infancia y ayuda a la crianza, así como programas de salud sexual y reproductiva.

Madrid, 11 de marzo de 2021.- Diez años después de que estallara el conflicto en Siria, el 15 de marzo de 2011, el país se ha convertido en uno de los lugares más peligrosos del mundo para ser niña o adolescente: además de la violencia del conflicto, están expuestas constantemente a violencia doméstica, abusos, acoso sexual, y matrimonio infantil forzado, advierte Plan International, organización que trabaja por los derechos de la infancia y la igualdad. 

La cifra de niñas obligadas a casarse antes de cumplir los 18 años se ha multiplicado en esta década: antes del conflicto, el 13% de las mujeres sirias contraían matrimonio siendo menores de edad, mientras que esta cifra asciende hoy al 26% en algunas regiones del país. En el caso de las refugiadas sirias que viven en Jordania y Líbano, el porcentaje asciende hasta el 29%. 

Además, se estima que las tasas de trabajo infantil también aumenten considerablemente por los impactos de la pandemia de COVID-19, ya que en épocas de crisis las familias recurren al trabajo y matrimonio infantil para aliviar sus cargas económicas. En Jordania y Líbano se está produciendo un aumento de los hogares encabezados por mujeres que viven en situación de pobreza: un 39% de los hogares sirios en Jordania están encabezados por mujeres, y los ingresos de estos hogares pueden ser hasta un tercio más bajos que los de los hogares encabezados por hombres.

“El conflicto en Siria sigue marcando la vida de millones de niños, y especialmente niñas y adolescentes, cuya infancia ha sido arrebatada y cuyos derechos continúan vulnerándose de forma constante. Desde el inicio de la guerra millones de niños, niñas y adolescentes no reciben ningún tipo de educación. Desde Plan International hacemos un llamamiento urgente para que las autoridades y la comunidad internacional protejan los derechos de los niños y niñas que viven en Siria y de los que viven en los países vecinos para asegurarles un futuro digno a través de la educación, el trabajo y el acceso a los servicios básicos”, señala Concha López, directora general de Plan International.

Se estima que el cierre prolongado de las escuelas y los impactos económicos y sociales de la pandemia tengan un grave impacto en la educación de la infancia, especialmente para las niñas y adolescentes, que están en mayor riesgo de no volver nunca a las aulas. 2,5 millones de niños y niñas en Siria de entre 5 y 17 años no están escolarizados, y 1,6 millones corren el riesgo de abandonar la educación, según datos de Naciones Unidas. 

Las personas refugiadas sirias carecen, a menudo, de documentación, quedando expuestas a la separación familiar, la trata de personas y la condición de apátridas. El 70% de los y las refugiadas sirias en Líbano, Jordania e Irak carecen de documentos de identidad, mientras que el 24% de los niños y niñas refugiados menores de cinco años no están debidamente registrados, según una encuesta realizada en 2017.

Las leyes perpetúan la discriminación

Siria es uno de los peores países del mundo para ser niña o mujer: ocupa el puesto 150 de los 153 países que figuran en el marcador del Informe Global de Brecha de Género 2020. Tanto las niñas y mujeres que se han quedado en Siria, como aquellas que han huido a países vecinos, están constantemente expuestas a la falta de protección, la pobreza, la violencia y la falta de oportunidades para sobrevivir. 

Las leyes ofrecen escasa protección de los derechos de las niñas y las mujeres en los países de Oriente Medio, en los que el contexto para ellas es precario, y garantizar la igualdad ante la ley es un reto constante. La violencia de género es la vulneración de derechos más frecuente: una de cada tres mujeres en Oriente Medio ha sufrido o corre el riesgo de sufrir abusos físicos o sexuales a lo largo de su vida.

El matrimonio infantil sigue siendo una práctica extendida en la región: a pesar de que en Egipto, Jordania, Sudán y Siria la edad legal para contraer matrimonio son los 18 años, esto queda anulado por leyes complementarias que permiten casarse a los niños y las niñas si se considera que es la mejor opción, mientras que en Líbano no existe una edad mínima.

Aunque en Oriente Medio las constituciones nacionales establecen la igualdad entre hombres y mujeres, existen vacíos legales que impiden a las jóvenes y adolescentes disfrutar plenamente de sus derechos, como las leyes que eximen de castigo a los autores de violencia sexual y de “crímenes de honor”. Estas son algunas de las conclusiones del informe “La protección de las mujeres jóvenes y las niñas en Oriente Medio y el Norte de África”, elaborado por Plan International, que analiza la situación jurídica y política de los derechos de las niñas y mujeres en torno a los matrimonios infantiles, la violencia de género, la violencia sexual y doméstica, la mutilación genital femenina, la salud y los derechos sexuales y reproductivos y los derechos civiles en Jordania, Siria, Líbano, Sudán y Egipto. 

Recomendaciones de Plan International

Plan International trabaja desde 2016 con las niñas, adolescentes y mujeres sirias más vulnerables, tanto en Jordania como en El Líbano, ofreciendo apoyo psicosocial, atención a la primera infancia y apoyo a la crianza, así como programas de salud sexual y reproductiva.

En este sentido, la organización solicita que se aumente el apoyo a los grupos locales de mujeres y jóvenes en toda Siria, para que puedan seguir trabajando en los problemas específicos que afectan a las niñas y mujeres.

Además, pide una mayor representación de las niñas y las mujeres sirias en los procesos de reconstrucción de paz, ya que, aunque constituyen más de la mitad de la población siria y desempeñan un papel fundamental en sus comunidades, apenas participan en el proceso. Durante la cuarta ronda de conversaciones de paz en Ginebra, las mujeres sirias sólo representaron el 15% de las participantes. Sin embargo, las investigaciones demuestran que la participación de las mujeres en las negociaciones de paz hace que éstas tengan un 64% menos de probabilidades de fracasar y un 35% más de perdurar en el tiempo.

Plan International también considera esencial que las vacunas contra la Covid-19 se distribuyan de forma justa y equitativa en toda Siria, y que las poblaciones más vulnerables, como las niñas y adolescentes, tengan garantizado su acceso. Las repercusiones secundarias de la pandemia, como las limitaciones de movimiento, la recesión económica, la pérdida de puestos de trabajo y el cierre de las escuelas, son las que más han afectado a las niñas y a las mujeres, quienes sufrirán las peores consecuencias económicas y sociales de una pandemia prolongada en el tiempo.