El campamento de Plan International es nuestro hogar hasta que podamos regresar a nuestras casas

Las inundaciones obligaron a Abbu y a otras 15 familias de su localidad a mudarse al campamento que Plan International había preparado en Makli, una localidad en el distrito vecino de Thatta.

“No podía creer lo que veían mis ojos: litros de agua acumulándose a nuestro alrededor y aumentando continuamente. Algo así no nos había pasado nunca”, nos cuenta Abbu de 35 años. Abbu vive junto a sus siete hijos en la región de Sindh, un distrito al sur de Paquistán en el que se concentran casi dos de los siete millones de personas afectadas por las inundaciones que están azotando el país.

Las inundaciones obligaron a Abbu y a otras 15 familias de su localidad a mudarse al campamento que Plan International había preparado en Makli, una localidad en el distrito vecino de Thatta.

Antes de las inundaciones Abbu tenía una pequeña choza de barro en Badín, dónde vivía junto a su familia y trabajaba como jornalero en las granjas de un terrateniente local. Según sus propias palabras la vida de mi familia no era muy cómoda, pero vivíamos bien. La zona de Badín se inundó el pasado mes de agosto cuando comenzaron las lluvias del monzón, pero además sus efectos se vieron amplificados por el mal estado de uno de los dos grandes desagües de la ciudad.

En esta primera ola de lluvias se echaron a perder todos los terrenos preparados para la próxima cosecha y los cultivos de algodón y chile. Pero la casa de Abbu soportó el primer ataque de las lluvias y, pensando que lo peor había pasado, decidió permanecer en su casa. En la segunda semana de septiembre la segunda ola de lluvias azotó la región de Badín y, pese a las advertencias de las autoridades locales de la necesidad de evacuar la zona, Abbu se quedó en su casa pensando que ya no podía haber nada peor. “Incluso más allá de lo que nuestros mayores son capaces de recordar, nunca había habido unas inundaciones de esta magnitud en nuestra zona”, cuenta Abbu.

Finalmente la ruptura de uno de los desagües de la ciudad terminó de inundar la zona en la que Abbu vivía. El nivel del agua subía sin parar, y tuvimos que huir dejando todo atrás si queríamos sobrevivir. Abbu y su familia tuvieron que iniciar la evacuación a medianoche y caminar varios kilómetros a través del agua hasta llegar a una de las calles principales, más elevadas, y a salvo de los fuertes torrentes de agua.

Las recientes inundaciones en el distrito paquistaní de Badín suponen un nuevo contratiempo en la recuperación de la región, que ya tuvo que hacer frente el año pasado las peores inundaciones de los últimos 80 años. Allí les recogieron camiones de salvamento del gobierno y les transportaron a la zona de Makli, en un distrito vecino, en dónde PLAN Pakistán ha establecido campamentos para las familias desplazadas por las inundaciones.

Nuestros hijos tenían hambre y no podíamos refugiarnos de la lluvia. “Aquí podemos conseguir comida y el campamento nos refugia de las lluvias”, afirma Abbu. El campamento en Thatta atiende y protege de las lluvias a unos 4.000 desplazados procedentes de Badin al tiempo que establece espacios seguros para niños (child friendly spaces) en donde pueden jugar y expresarse en un entorno seguro. Estos espacios pretenden ayudar a los niños a afrontar el estrés y la ansiedad provocados por los desastres y emergencias.

Para Abbu esto es una novedad: “En mi pueblo mis hijas nunca habían ido al colegio porque no había profesores, aquí pueden ir a clase regularmente”. Su hija Ayesha, de 7 años, cuenta que no sabía que la escuela y las clases fueran así, y ahora ya lo sé. Pero sé que es por un corto periodo de tiempo y que cuando regrese a casa no tendré ningún lugar al que ir a aprender.

Abbu y su familia ahora están esperando para volver a su pueblo. Esperemos que una vez remitan las lluvias y las inundaciones podamos volver para reconstruir nuestras casas y buscar nuevas oportunidades para subsistir. Pero hasta que podamos volver el campamento de Plan International es nuestra casa.