La batalla contra la sequía en Kenya

El número de personas con inseguridad alimentaria se ha duplicado de 1,3 millones a 2.7 millones. Plan International está trabajando en Kenya para proveer de alimentos y material humanitario de primera necesidad a niños, niñas, jóvenes y familias afectados por la sequía.

Cuando las escuelas están cerradas por temporada vacacional, los niños y niñas pasan su tiempo jugando. Corren por los alrededores con sus hermanos y amigos antes de que los llamen para comer y luego, seguirán corriendo en busca de nuevas aventuras.

Sin embargo, estas vacaciones son diferentes. Los niños de la comunidad de Kilifi están pasando su tiempo sentados bajo los árboles. Están depresivos y débiles debido a la falta de comida. Muchas de las familias solo pueden permitirse una comida al día desde que la sequía golpeó al país tras las bajas lluvias del pasado año.

El número de personas con inseguridad alimentaria se ha duplicado de 1,3 millones a 2.7 millones.

“No tenemos suficientes reservas”

“Mis hijos están sufriendo. Algunas veces no hay comida durante más de un día. Si ellos cenan por la noche, no tienen desayuno, y no quieren ir a clase. En la pasada temporada, perdieron 3 días de clase cada semana. No puedo obligarlos a ir cuando están hambrientos y débiles”, explica Peter, un padre de seis niños y niñas.

El hijo de Peter, Juma, de 13 años, está en primaria. “He perdido clase más de una vez a la semana desde el segundo trimestre debido a la falta de comida. Algunas veces estoy demasiado débil para ir. Antes llevaba mi comida a la escuela pero ahora no es posible. No tenemos suficiente”. Juma es un brillante joven que obtiene las mejores notas de su clase y cuya asignatura favorita es el inglés. “Mi mayor necesidad es la comida. Lo que más echo de menos es el arroz”, afirma con una tímida sonrisa.

 

“No podemos permitirnos más de una comida al día”

Mzee Safari es un anciano muy jovial que nos invita a su casa con entusiasmo y una sonrisa, a pesar de su débil estado de salud. “Desde febrero, la vida ha sido muy difícil. Vivo aquí desde hace muchos años y es la primera vez que experimento el hambre debido a los cultivos estropeados. Cuatro de mis nietos, que suelen ir a la escuela fueron incapaces de asistir al tercer trimestre debido a la falta de comida. Solo nos podemos permitir una comida al día y es muy difícil”, explica.

Su nieto, Samson, detalla: “Me siento triste por no ir a la escuela debido a esta sequía. Solía despertarme, recoger agua y luego ir a la escuela. Ya nunca más”.

Mzee Safari concluye: “Esta tierra desolada que se ve ahora, una vez dio muchas cosechas. Nunca nos faltó comida ni siquiera un sólo día, teníamos suficiente. Ahora nuestra principal necesidad es el dinero, sin dinero no podemos comprar comida. Actualmente, estoy pensando en vender una parte de mi terreno para sostener a mi familia. Aunque ganaré muy poco dinero, es mejor que estar pasando hambre”.

 “Los peces están muriendo y el agua está sucia”

La ausencia de agua es la mayor preocupación de las mujeres en Kilifi quienes tradicionalmente son las recolectoras de agua en la familia. “Este agujero una vez estuvo lleno de agua limpia para beber y para uso doméstico. También teníamos peces que pescábamos para comer pero ahora están muriendo y el agua está sucia, aunque no tenemos otra opción así que la tenemos que usar así”, dice Kache.

“Para conseguir agua limpia tenemos que caminar hasta un lago que está muy lejos. Algunas veces pasamos allí la noche y llevamos fogatas de luz para mantenernos en calor”, explica Habiba.

El lago es una parte vital para la vida de esta comunidad. Los hombres y mujeres vienen enfermos de recoger agua en ese barro viscoso. Los peces muertos se encuentran dispersos en la orilla, una clara indicación de que el agua está contaminada y supone un peligro de salud para el consumo humano.

 “Son demasiado jóvenes para entender lo que está pasando”

En la escuela del pueblo, solo 15 estudiantes se presentaron a sus exámenes finales este año. 64 de 457 niños han abandonado la escuela estando la mayoría de ellos en el jardín de infancia. “Esto es debido en gran parte a la falta de comida en casa y a la ausencia de un programa de alimentación en la escuela. Desde julio, el número de niños que asisten a clase ha bajado. Cuando ellos vienen a la escuela, se quedan dormidos debido a lo débiles que están”, explica John, el director de la escuela, quien continúa contando que: “Una vez les pregunté a unos pocos que cuál era el problema. Ellos fueron lo suficientemente honestos como para decirme que estaban hambrientos. Hay niños entre 3 y 6 años que son demasiado jóvenes como para entender lo que está pasando. Es una situación muy triste”.

Durante el periodo de exámenes, el Gobierno de la región abasteció a la escuela con comida, sin embargo, se necesita un programa de alimentación a largo plazo para aumentar las inscripciones y prevenir el abandono escolar.

Plan International está trabajando en Kenya para proveer de alimentos y material humanitario de primera necesidad a niños, niñas, jóvenes y familias afectados por la sequía. También se abastece a las familias con bidones y tabletas de purificación para el agua. Además, para identificar a los niños y niñas que sufren desnutrición se realiza una investigación entre los niños y niñas menores de cinco años a través de voluntarios de salud comunitarios quienes informan de los casos de desnutrición para el posterior tratamiento adecuado de alimentación suplementaria y terapéutica.