“Si no fuera a pescar, moriríamos de hambre”

Lat Bol puede tener solo siete años, sin embargo, desde que la crisis alimentaria en Sudán del Sur ha empeorado, él se ha convertido en la principal fuente de suministro de alimento para toda su familia.

Cada día Bol, que es el más joven de seis hermanos, se va con un grupo de chicos de su edad a pescar en los lagos cerca de su casa, en el poblado de la Región de los Grandes Lagos, donde miles de personas están al borde de la inanición.

Los peces van desde el tamaño de su pulgar hasta el tamaño de su brazo y un buen día para él es cuándo consigue una buena pesca. Combinados con frutas salvajes y hojas recogidas del bosque por sus tres hermanas, la familia tiene suficiente para preparar un plato de sopa para cada persona.

“Si no fuera a pescar, no seríamos capaces de comer nada excepto las semillas del árbol Laluq”, dice la madre de Bol, Nyitur Malual, haciendo referencia a las semillas de un árbol frutal salvaje el cuál muchas familias del área se han visto forzadas a tomar en las últimas semanas.

Nyitur, que está cerca de los 40, admite estar preocupada porque la comida nunca llegue a ser más abundante y que sus hijos nunca conozcan una vida mejor. Sus dos hijos mayores huyeron de las luchas intercomunales de la localidad hace más de tres años y nunca regresaron.

Bol, nunca ha ido a la escuela y su madre no ve la necesidad de que tenga una educación. La familia confía en él para alimentarlos. “Estoy feliz de ir a pescar porque así mis hermanas pueden comer”, dice Bol.

Alrededor de 4.9 millones de personas- más del 40% de la población de Sudán del Sur- están en necesidad urgente de alimento, agricultura y asistencia humanitaria de emergencia. La hambruna ha sido declarada en algunos estados de Sudán del Sur y la situación de seguridad alimentaria en el país continúa deteriorándose.

Plan International está trabajando en la región de los Grandes Lagos, Equatoria Cental, Equatoria Oriental y Junqali para distribuir alimentos, proporcionar ayuda de emergencia, incluyendo herramientas de agricultura y kits de pesca para asegurar que los niños como Bol y sus familias no pasen hambre.

Solo en marzo, la organización distribuyó comida a 8.500 personas -entre los cuáles había niños y niñas de edades comprendidas entre los seis y los 17 años- y proveyó a las escuelas de alimentos para 15.500 niños y niñas como parte del Programa Alimento para la Educación.

Más de 7.000 niños y niñas también han recibido materiales educativos como libros de texto y lápices para ayudarles a continuar sus estudios durante la crisis, mediante el programa de Educación en Emergencias de Plan International

Nuestra prioridad es asegurar que los niños más vulnerables, especialmente las niñas, estén protegidos de los abusos a través de los servicios de protección infantil y prevención de la violencia de género y promover el acceso a la educación de calidad, incluida la educación secundaria para garantizar que las niñas y niños afectados por la crisis sean capaces de continuar su educación.