Plan International solicita al G7 que aumente la inversión para proteger a las niñas más afectadas por la pandemia

En un momento en el que el mundo se enfrenta a importantes retrocesos en torno a la educación de las niñas y adolescentes, es destacable que los líderes del G7 quieran destinar 2.750 millones de dólares a la Asociación Mundial por la Educación (GPE, por sus siglas en inglés), tal y como recoge la reciente Declaración de Carbis Bay, aprobada el pasado domingo 13 de junio, pero esta cifra no alcanza los 3.500 millones de dólares solicitados por Plan International y otras organizaciones de la sociedad civil.

“Las consecuencias de la pandemia sobre los derechos de las niñas, y especialmente sobre su derecho a la educación, son alarmantes. No es el momento de mantener el statu quo ni de limitar los presupuestos. Para garantizar que los compromisos se ajustan a la realidad, los líderes del G7 deben abordar el déficit de financiación de la educación, estimado en 200.000 millones de dólares al año”, subraya Yona Nestel, responsable de Educación Inclusiva y de Calidad de Plan International.

“Desde Plan International, consideramos que es necesario aumentar la financiación para alcanzar el objetivo de 5.000 millones de dólares (4,12 millones de euros) para el correcto funcionamiento de la Asociación Mundial por la Educación. Por tanto hacemos un llamamiento a los líderes del G7 y a otros países donantes para que aumenten sus esfuerzos y resuelvan esta situación. En el futuro, nos gustaría que los líderes del G7 rindan cuentas de los compromisos que adoptan, incluidas a las propias niñas”.

Declaración sobre la Educación de las Niñas

En mayo, el gobierno del Reino Unido aprobó la “Declaración sobre la Educación de las Niñas: recuperarse de la Covid-19 y desbloquear la Agenda 2030”. La Declaración, apoyada por el Plan de Acción para la Educación de las Niñas, establece los siguientes compromisos:

  • 40 millones más de niñas escolarizadas para 2026 en los países de renta baja y media-baja;
  • 20 millones más de niñas capaces de leer a los 10 años o al finalizar la escuela primaria en los países de renta baja y media-baja para 2026.

La Declaración -aprobada por todos los líderes del G7- reconoce el impacto de la pandemia en los sistemas educativos y establece compromisos políticos para que las niñas desarrollen todo su potencial y sean ellas mismas quienes lideren el cambio, también en cuestiones como el cambio climático.

El documento apuesta porque los sistemas educativos sean más inclusivos y resilientes para hacer frente a los efectos del cambio climático y otras crisis futuras. Todo ello, va en la misma línea que las peticiones y trabajo de Plan International a favor de una educación que promueva la igualdad de género y la justicia climática. En el documento también se menciona la necesidad de abordar la violencia de género y la violencia sexual, así como el acceso a una educación sexual integral; todas ellas cuestiones que las organizaciones y activistas por los derechos de las niñas vienen plateando y priorizando desde hace tiempo.

Plan International celebra esta declaración, así como el plan de acción ya que considera que suponen un gran avance para abordar el impacto devastador que la pandemia está teniendo sobre los derechos de las niñas y adolescentes. En este sentido, la organización espera que se garantice que las niñas de todo el mundo puedan acceder a una educación inclusiva y con perspectiva de género. Sin embargo, considera que, sin un presupuesto ambicioso, tanto la declaración como el plan de acción corren el riesgo incumplir las promesas de proteger a las niñas más vulnerables del mundo en un momento en que sus necesidades son mayores que nunca.