2 años de conflicto en Sudán: hambre, desplazamiento y violencia contra las mujeres.

Plan International denuncia el sufrimiento extremo de niñas y mujeres en Sudán 

A dos años del inicio del conflicto en Sudán, la población del país se enfrenta a una de las mayores y más devastadoras crisis del mundo: más de 30 millones de personas necesitan ayuda humanitaria, más de ocho millones están al borde de la hambruna y más de 12,6 millones de personas han sido desplazadas por la violencia, de las cuales más de la mitad son niños, niñas y jóvenes, lo que la convierte en una de las mayores crisis de desplazados y hambre del mundo actualmente. 

En el marco de la conferencia de alto nivel sobre Sudán, que se celebrará en Londres mañana 15 de abril, Plan International solicita un mayor compromiso con la ayuda humanitaria e insta a promover un

alto al fuego inmediato, garantizar un acceso humanitario sin restricciones y renovar los compromisos de financiación humanitaria.  

La organización también destaca la necesidad de aumentar significativamente la ayuda a grupos locales y nacionales, y de apoyar la participación significativa de la sociedad civil sudanesa, especialmente niñas y mujeres, teniendo en cuenta que la situación no hace más que empeorar. En un informe reciente, la ONU describió la crisis en Sudán como “la más grande y devastadora del mundo”. 

El impacto en mujeres y niñas 

Las mujeres y niñas en Sudán están viviendo una realidad aterradora, expuestas a diario a la violencia sexual utilizada como arma de guerra por los grupos armados. Con un alarmante aumento de secuestros, violaciones, esclavitud sexual, torturas y matrimonios forzados, las mujeres y niñas sudanesas han quedado atrapadas en un ciclo de violencia que destruye sus vidas.  

La violencia de género ha alcanzado niveles nunca vistos, triplicándose hasta dejar a 12 millones de personas en riesgo. UNICEF ha reportado casos de agresiones sexuales a niños de tan solo un año, y se han documentado más de 220 casos de violación infantil desde principios de 2024. Las necesidades de atención psicosocial a las supervivientes son acuciantes. 

Marwa, una madre desplazada de 28 años relató la brutalidad de la huida: “La zona fue atacada por grupos armados y tuvimos que huir junto con el resto de la población, caminando durante seis horas hasta Selouqi, desde las 3 de la mañana hasta que llegamos por la tarde. Este viaje aumentó nuestros problemas, ya que mis hijos estaban gravemente desnutridos. Fue una situación indescriptible. Cuando regresamos, recibimos apoyo de Plan International, quienes nos llevaron al hospital donde mis hijos pudieron recibir tratamiento médico y nutricional. Más tarde, nos dieron ayuda en efectivo que usé para comprar carbón y otros artículos para comerciar. Nos hizo muy felices porque vimos que la vida no se había acabado”. 

La crisis alimentaria y de salud 

El hambre en Sudán ha alcanzado niveles críticos, con casi nueve millones de personas al borde de la hambruna. Más de cuatro millones de niños y un millón de mujeres embarazadas y lactantes sufren desnutrición aguda, mientras que la tasa de mortalidad infantil sigue aumentando. La situación es aún más grave en Darfur, donde la escasez de alimentos y la falta de acceso humanitario están exacerbando la crisis. Se estima que más de 30 millones de personas en Sudán necesitarán asistencia humanitaria en 2025, y los precios de los alimentos básicos han aumentado en más del 60 %, lo que complica todavía más la supervivencia de las familias, especialmente la de las mujeres y niñas, que ante la escasez de alimentos suelen ser las últimas en recibir comida. 

La respuesta humanitaria se ve obstaculizada por el acceso limitado a algunas de las áreas más afectadas. Samuel Musyoki, director regional de Programas de Plan International, asegura: “Ha sido difícil operar. No podemos acceder a muchas áreas, y las comunidades carecen de alimentos y agua potable. Hemos estado trabajando con socios locales para proporcionar asistencia en efectivo, organizando a las comunidades en pequeños grupos para que reciban ayuda.” 

La crisis educativa 

Más de 16,5 millones, de los 19 millones de niños y niñas en Sudán, están fuera de la escuela, un hecho que tendrá consecuencias devastadoras para su futuro. Desde el inicio del conflicto, solo el 20 % de las escuelas han reabierto. La interrupción de la educación expone a la infancia a mayores riesgos de ser reclutados por grupos armados, ser víctimas de trata, matrimonio infantil, abuso sexual y otras formas de explotación. La necesidad urgente de garantizar el acceso a la educación en condiciones de seguridad es más crítica que nunca. Además, la educación durante una emergencia así es una herramienta clave para reconstruir la paz, y el futuro de estas personas. 

Plan International sigue comprometido con la ayuda humanitaria en Sudán y la región 

A pesar de los grandes retos, Plan International sigue trabajando en Sudán para apoyar a las niñas y niños más afectados por la crisis. La organización está presente en Darfur del Norte, Nilo Blanco, Kassala, Gadarif y Kordofán, y también brinda apoyo a los refugiados sudaneses en países como Sudán del Sur, Chad y Etiopía, entre otros. 

“Es vital que la comunidad internacional garantice e incremente su compromiso con las mujeres y niñas de Sudán. Son las principales víctimas de este conflicto. Desde Plan International estamos comprometidos con asegurar su acceso a protección, alimentación y educación, incluso en estas circunstancias”, explica el director de Operaciones y Emergencias de Plan International, Stefano Fino. 

Llamadas a la acción 

Plan International hace un llamamiento urgente a la comunidad internacional, así como al Gobierno de España, para que actúe de inmediato en respuesta a la crisis humanitaria en Sudán. En la conferencia de Londres, el 15 de abril, organizada por Reino Unido, Francia, Alemania y la Unión Europea, insta a promover acciones que incluyan un alto al fuego inmediato, respeto al derecho internacional humanitario incluyendo especialmente acceso humanitario sin restricciones y un aumento significativo de los fondos de ayuda.  

Es esencial que todos los actores aseguren respuestas que protejan a los refugiados sudaneses en los países vecinos y garanticen que las organizaciones locales sean adecuadamente apoyadas. Además, es crucial que las voces de la sociedad civil sudanesa, especialmente de niñas, jóvenes y mujeres, sean escuchadas e incluidas cuando se busquen soluciones a medio y largo plazo para esta crisis.