El fútbol y la educación devuelve la ilusión a los niños y jóvenes refugiados en Liberia

Tener que jugar al fútbol en calcetines, con zapatos desparejos o con sandalias es lo que menos preocupa, en estos momentos, a los jóvenes Ismaël Gomian Pechardy, Napoléon Ouedieu y Kpan Woungongui Hervé. 

Estos tres amigos tuvieron que huir a finales del año pasado de su país natal, Costa de Marfil, a causa de los conflictos armados. Se refugiaron en un pequeño pueblo en el condado de Nimba, Liberia, que ha visto aumentada su población después de acoger a centenares de refugiados marfileños.

PLAN se acercó a los niños refugiados de la zona  para animarles a asistir a la escuela primaria y a unirse a un equipo de fútbol de la comunidad, como forma de retomar la normalidad y estabilidad en sus vidas.

La iniciativa fue

acogida con éxito. ?El fútbol nos une?, dice Ismaël, ?Nos permite olvidar?. Por ello, y aunque el equipo carezca de elementos básico como pueden ser unas zapatillas de deporte, los niños le ponen la misma ilusión que si las tuvieran, ya que este pasatiempo supo

ne para ellos una vía de escape y recreo ante las situaciones adversas que han vivido en su país.

Además, PLAN proporciona educación a los jóvenes refugiados. Ismäel, que perdió la oportunidad de ir a la universidad en su país natal a causa de la huída, ha podido retomar sus estudios como tantos otros niños y niñas gracias a los programas de PLAN.

PLAN proporciona educación y actividades recreativas a aproximadamente 8.000 refugiados marfileños y niños y jóvenes de comunidades liberianas de entre 3 y 25 años.