La historia de Bouakham

La educación es el principal reto al que se enfrenta la comunidad de Bouakham. Son muy comunes las repeticiones de cursos, o incluso dejar el colegio. Según afirma un profesor local, es muy frecuente que los estudiantes de tercer grado dejen la escuela porque las clases del grado cuatro no están disponibles en su pueblo. Si esos niños quieren continuar su educación primaria, sus padres deben mandarlos a otro pueblo, hecho al que suelen ser bastante reticentes, puesto que los niños son muy pequeños todavía.

Bouakham tiene once años y vive en Paktha, uno de los distritos más pobres de Laos. Tiene cuatro hermanas mayores y un hermano. Vive con sus padres en una pequeña casa de madera. Sus padres trabajan en un campo que está a dos horas andando desde su casa. La hermana de Bouakham dejó la escuela porque sus padres no podían permitírselo.

?Ganamos lo justo para alimentarnos?, dice Khamdaeng, padre de Bouakham. Aunque su familia es pobre, esta es la única barrera a la que se enfrenta Bouakham en su vida. Tiene albinismo, una condición resultante de la ausencia de pigmentación en la piel, el pelo y los ojos.

Mientras que la apariencia de Bouakham se considera atractiva en su comunidad, los niños albinos de Laos a menudo se enfrentan a barreras sociales similares a las que sufren los niños con minusvalías o de minorías étnicas. En muchos casos, les temen y excluyen.

Niños como Bouakham son el blanco de las miradas de todos, pero rara vez les ven de verdad. Muchas veces reciben burlas por su apariencia. Los problemas físicos son otra barrera que impide a los niños albinos participar por completo en la vida de la comunidad. En la mayor parte de los casos, los niños albinos tienen problemas de visión. No pueden ver con claridad, y no es un problema que pueda solucionarse con gafas. Bouakham tiene una discapacidad visual que la obliga a acercar muchísimo sus ojos al libro en clase, a veces a tan solo tres centímetros de la página.

Los niños albinos, además, tienen una piel muy sensible. No pueden permanecer fuera de casa mucho tiempo, porque el sol daña su piel. ?Por lo que veo, es muy difícil para ella. Ir al campo con nosotros (sus padres) es un problema. Si está fuera de casa y le da el sol un buen rato, le salen sarpullidos rojos?, dice Khamdaeng.

La educación es el principal reto al que se enfrenta la comunidad de Bouakham

. Son muy comunes las repeticiones de cursos, o incluso dejar el colegio. Según afirma un profesor local, es muy frecuente que los estudiantes de tercer grado dejen la escuela porque las clases del grado cuatro no están disponibles en su pueblo. Si esos niños quieren continuar su educación primaria, sus padres deben mandarlos a otro pueblo, hecho al que suelen ser bastante reticentes, puesto que los niños son muy pequeños todavía.

Pese a estas barreras, hay esperanza para Bouakham. Ahora es una niña apadrinada de Plan Internacional, lo que significa que toda su comunidad se beneficiará de mejoras en la salud, la educación, agua potable y sanidad. Por ejemplo, el Programa de Educación Básica de Plan Internacional ha puesto en marcha una formación de disciplina positiva para profesores en el pueblo de Bouakham. También se está reparando su escuela y sus instalaciones. En otros pueblos que sufren problemas de limpieza, se está formando a las comunidades en técnicas de higiene, y están aprendiendo a construir sus propias letrinas.

El trabajo de Plan Internacional está ayudando a padres, cuidadores y líderes de comunidad para cerciorarse de que cada niño de la comunidad de Bouakham sea capaz de aprovechar todo su potencial a través de la educación. Los niños como Bouakham reciben ahora una educación adecuada, y crecen en un entorno seguro y agradable. “Ahora puedo ir a la escuela, disfrutar de mi asignatura favorita Pasa-Lao (el lenguaje Lao) y jugar a mi juego favorito ?Dod Suerk? (saltar a la comba) con mis amigos”. dice Bouakham.

Con su piel pálida y su pelo claro, es difícil no reparar en la presencia de Bouakham allá donde va. Su nombre, traducido, significa ?Loto dorado?. En Laos, el loto es una flor sagrada.