La llegada de refugiados complica la situación en Burkina Faso

Los recursos de los fondos de ayuda destinados a la crisis del Sahel están al límite. Cada día continúa aumentando el número de desplazados malienses que llegan a Burkina Faso  escapando de los conflictos que suceden en su país y tratando de sobrevivir con lo poco que tienen.

En las últimas semanas, una media de 2.000 personas al día han cruzado la frontera con Burkina Faso huyendo del conflicto armado interno que se lleva librando en Malí desde el pasado mes de marzo. Más de la mitad de los refugiados en Burkina Faso son niños y uno de cada diez es menor de cinco años.

Mark Wentling, director de PLAN en Burkina Faso, explica que se había estimado la llegada de 100.000 desplazados, sin embargo, la cifra sigue aumentando hasta alcanzar los 108.000 a finales de julio, lo que genera más escasez de alimentos. Además, se calcula que 150.000 animales han sido traídos por los malienses, lo que añade más presión a unos recursos ya de por sí limitados. “Los refugiados han huido a Burkina Faso, Níger y Mauritania, siendo Burkina Faso el que tiene el mayor número. Además este país se lleva enfrentando a una crisis alimentaria desde hace tiempo como resultado de la sequía, las malas cosechas, la disminución de ingresos y los altos precios de los alimentos. Esto ya es una emergencia“.

La llegada de los refugiados es el nuevo reto al que las organizaciones de ayuda se enfrentan ahora: “Lo que realmente me preocupa es que se pueda conseguir un mes más de alimentos de emergencia para los refugiados” añade.

Como en todas las situaciones límite o de emergencia, los niños y niñas son el grupo de refugiados más vulnerable y, por ello, necesitan especial cuidado y atención. PLAN está trabajando junto con Naciones Unidas en las áreas de educación y protección infantil y con el Programa Mundial de Alimentos para proporcionar almuerzos escolares en los campamentos donde se realizan las actividades educativas. Hasta el momento, más de 8.000 niños y niñas refugiados participan en los programas de educación y las actividades de protección de la infancia, y cerca de 17.000 desplazados se beneficiarán de las mejoras en el agua y el saneamiento y de la distribución de artículos no alimentarios.