Los lodazales se convierten en la última esperanza

En la aldea keniata de Nyango, al sur del país, el agua se ha convertido en una capa lechosa verde que huele a vegetación podrida y excrementos de animales. Los niños llegan corriendo en masa desde la reserva y cuando ven que todavía queda algo de agua en el fondo  estallan de alegría entre gritos y risas.

Se apresuran a llena

r sus bidones y latas viejas de plástico con el agua sucia, que ahora es tan espesa como unas gachas. Este es el agua que se llevarán y utilizarán en sus casas, ya que el pozo más cercano se encuentra a unos 30 kilómetros de su pueblo.

?Si no pudiésemos conseguir agua aquí, tendríamos caminar hasta Nyalni, a 30 kilómetros, o hasta Kisaya, atravesando 40 kilómetros de valles plagados de arbustos espinosos,  así que utilizaremos esta agua ?dice Mwanaisha, una niña de 14 años que, como todas las mujeres en esta comunidad pastoral, se encarga de encontrar y cargar con el agua, sin importar lo lejos que esté.

Pero aunque utilice el agua de este lodazal, Mwanaisha es consciente de lo contaminada que está: ?Las vacas, perros y otros animales se acercan aquí a beber, pero una vez que ya están saciados defecan en el agua. A sí que cuando llego a casa pongo un puñado de ceniza en el agua, algunas hojas de mnazi, lo mezclo bien y dejo que repose hasta la mañana siguiente. Al levantarme cojo una olla limpia para echar el agua clara de la superficie y dejar la suciedad y los sedimentos del fondo? 

Mwanaisha y sun amigos son conscientes de que ahora personas y animales están compitiendo por el agua. ?Estas huellas?, dice mientras señala unas marcas en el suelo, ?nos demuestran que un elefante ha pasado por aquí. Le hemos perdido por unos minutos. Buscamos cualquier signo de que los animales han encontrado agua antes de ir al lodazal? Un lodazal  que antes de convertirse en barro, suministraba, desde 1995, agua para 34.000 personas.

Paul Mopi, director de la escuela primaria nos cuenta su desesperada situación: ?Ahora, estamos teniendo que comprar agua para el colegio, y 1.000 litros nos cuestan 500 chelines (unos 5,2 dólares). Pronto nos faltará el dinero, y tendremos que esperar el camión que viene de Makina. Es la peor sequía en 60 años?

Actualmente PLAN responde a la sequía y a la crisis alimentaria de la región llevando agua a las comunidades afectadas por la sequía en Kenia al mismo tiempo que elabora un programa para mejorar el suministro de agua potable a largo plazo.

En otras regiones de Kenia, como KIlifi y Kwale, PLAN apoya el suministro central de agua, pero probablemente las opciones más realistas pasen por la utilización de sistemas de energía solar o eólica, como ya ha hecho PLAN en Machakos.