27 de octubre de 2011. Las lluvias que asolan 28 provincias del norte y centro de Tailandia desde el pasado mes de junio, y que se espera que se sigan produciendo al menos durante dos meses más, han dejado 366 fallecidos y más de 2,4 millones de afectados de los cuales la
tercera parte son menores de edad
, los más vulnerables siempre ante este tipo de catástrofes.
Los afectados se enfrentan a riesgos para su salud e integridad física como contraer enfermedades derivadas del agua estancada, ser atacados por animales salvajes como cocodrilos o serpientes venenosas o morir ahogados.
Para proteger a los niños y niñas, PLAN ha instalado 33 espacios de seguridad para niños y tiene previsto aumentar esta cifra a lo largo de los 600 centros de evacuación que existen. En estos lugares, los menores se restablecen del trauma causado por la emergencia mientras juegan y aprenden con profesores y voluntarios.
Atención de necesidades básicas
Además, para paliar en lo
posible los efectos de las lluvias en el país asiático, PLAN ha comenzado a repartir kits de primera necesidad a unas mil familias. Sin embargo el acceso a ellas no es sencillo. ?Nuestro viaje de hoy va a ser duro porque el nivel del agua está en torno a un metro y tenemos que transportar los kits en camiones?, explicaba Sunan Samrianrum, director general de PLAN en Tailandia, antes de comenzar un camino de 60 kilómetros por carreteras inundadas junto a otros 20 trabajadores y voluntarios de PLAN.
Finalmente, al caer la tarde y tras unas paradas en el camino para ayudar a gente con dificultad para abandonar sus casas, el equipo de PLAN pudo repartir todos los kits así como libros, juguetes y alimentos gracias a la ayuda de algunas administraciones locales e incluso de los bomberos que pusieron a su disposición uno de sus camiones.
PLAN trabaja desde hace tres décadas en Tailandia donde ha respondido a anteriores emergencias como la del tsunami que en 2004 asoló el Sudeste Asiático.