29 septiembre 2009. Plan ha destinado 100.000 dólares de sus fondos de emergencia para ayudar a los niños y a sus familias afectados por la peor tormenta tropical que ha golpeado Filipinas en los últimos 50 años.
Los fondos se están destinando al envío de ayuda de emergencia que incluye alimentos, bebidas, agua, mantas, ropas, colchones y refugios de emergencia. Además, según las previsiones del tiempo, se espera más lluvia en los próximos días.
La tormenta tropical Ketsana golpeó el pasado sábado el país provocando inundaciones en Manila y algunas zonas de Luzón. Las cifras oficiales hablan de más de 240 personas muertas aunque se espera que el número aumente una vez que se vayan despejando de lodo y agua las zonas más castigadas.
Miles de personas sin hogar
Hasta el momento, la tormenta ha provocado más de 450.000 desplazados y alrededor de 380.000 personas están viviendo en refugios de emergencia. Aunque la oficina nacional de PLAN está situada en Manila, la mayor parte de las unidades de trabajo operan en el este y oeste de la región de Visayan. Las inundaciones han afectado también al personal de PLAN en la región, que han visto cómo sus casas quedaban parcialmente sumergidas.
Evacuados en Vietnam
Por su parte, PLAN Vietnam está preparando la respuesta ante las tormentas que afectaron el martes las provincias costeras. Al menos diez personas han fallecido por las lluvias y más de 200.000 han tenido que ser evacuadas de las regiones afectadas.
Agua hasta la cintura
El Director Nacional de Filipinas, Michael Diamond, apuntó desde Manila que “la gravedad de las inundaciones ha cogido realmente a todo el mundo por sorpresa”.
“Un minuto las calles estaban secas y al siguiente el agua llegaba hasta la cintura. Ha llovido durante nueve horas, ha sido algo fuera de lo común. Nunca había visto llover así en todos los años que llevo en Filipinas?, explicó Diamond.
La tormenta tropical, convertida en tifón tras su paso por Filipinas, ha causado las peores lluvias en el país en los últimos 50 años, provocando inundaciones de varios pies de altura que han afectado gravemente a la capital, Manila. Los corrimientos de tierra en algunas zonas han hecho que empeore aún más la situación. Además ha habido cortes eléctricos y en el suministro de agua, lo que ha incrementado el riesgo de enfermedades y epidemias.