Sueños en Mali: la historia de Sofie

Sofie, de 14 años, vive con sus padres adoptivos en una comunidad apoyada por VESOS, una ong local que asiste a niños huérfanos y los ubica en ?grupos familiares? de 3 o 4 niños con padres de acogida. Sofie y su familia de acogida se vieron forzados a escapar de su hogar a otra localización de VESOS, en el sur de Mali, después de que los rebeldes que ocupaban el Norte de Mali amenazaran a su pueblo. Ella, junto con otros desplazados internos, está recibiendo ayuda de PLAN.


Mi nombre es Sofía, y tengo 14 años. Estoy en octavo curso y soy una buena estudiante. Se me dan bien todas las asignaturas del colegio, pero prefiero historia y geografía. Algún día espero ir al colegio de medicina.

Mi familia de acogida y yo estamos viviendo actualmente en el poblado infantil de VESOS en Sanankoroba, Mali (bastante cerca en coche de Bamako). Digo ?actualmente?, porque vinimos aquí hace dos meses después de abandonar nuestro pueblo, Socoura (en Mopti, centro de Mali).

El 1 de abril de 2012, mi familia de acogida tuvo que abandonar el pueblo a toda prisa. Mis padres nos dijeron que los rebeldes habían atacado y ocupado las tres regiones del norte de Mali. Miles de personas estaban huyendo de las ciudades norteñas. Algunos se refugiaban en nuestro pueblo, y muchos otros continuaban su camino hacia Bamako. Los rebeldes anunciaron entonces que iban a atacar nuestro pueblo, y mis padres decidieron que debíamos irnos inmediatamente.

No tuvimos tiempo para hacer el equipaje, mis padres solo querían irse cuanto antes. Me arrepiento de haber dejado atrás algunas de mis cosas, como mi comba de saltar.


Viajamos durante 14 horas hasta que llegamos a la zona de VESOS en Sanankoroba. Me siento a salvo aquí, porque toda mi familia está conmigo, pero echo de menos a mis amigos, que se dispersaron por Mali como plumas en el viento.

Pero aquí no estoy tan mal. Afortunadamente, he hecho nuevos amigos. Sin embargo, es muy difícil adaptarse a este nuevo ambiente y a toda esta gente que, como nosotros, huyó con muchísima prisa y tiene poco para vivir.

A mí me integraron en el colegio del pueblo, en octavo grado. El otro día, PLAN vino y me dio materiales escolares. Cada día aprendo algo nuevo en la escuela, y eso me hace feliz. Aún mantengo mi sueño de convertirme en doctora.