El seísmo ha podido dañar infraestructuras esenciales y es primordial proveer el acceso a agua potable y mantener las condiciones sanitarias adecuadas para evitar la propagación de enfermedades en la atención a los niños y niñas.
Plan International opera en Pakistán desde 1997 y en India desde 1979. Tras el terremoto de magnitud 7,5 sucedido ayer en Afganistán, la organización trabaja para atender a los afectados de los países colindantes que están pendientes de las réplicas que aún se suceden tras el movimiento de la tierra.
En la provincia de Khyber Pakhutunkhwa, al noroeste de Pakistán y fronteriza con Afganistán, está trabajando de manera conjunta con otras organizaciones para analizar los daños y necesidades más inmediatas. Las comunicaciones telefónicas se han cortado a ambos lados de la frontera entre Afganistán y Pakistán.
“Hubo un gran temblor en Islamabad que duró un minuto. Las lámparas y ventiladores se sacudieron. Cuando salí fuera, había mucha gente en la calzada. La mayoría estaban demasiado asustados para volver a entrar a sus casas. Recordaban el terremoto de 2005 que devastó zonas de Pakistán hace diez años y las réplicas que le siguieron. Es lo que más nos asusta ahora”, explica Naima Chohan, especialista en protección infantil en emergencias de Plan International y que vive actualmente en Islamabad, capital de Pakistán.
“El terremoto ha golpeado muchas zonas rurales remotas de India y Pakistán. La única manera de dar respuesta a estos desastres es trabajando de forma conjunta con organizaciones locales, ya que son los primeros en responder a emergencias como esta”, afirma por su parte Unni Krishnan, director de Respuesta y Preparación ante Desastres de Plan International.
Ya que el terremoto ha podido dañar infraestructuras esenciales, resulta prioritario proveer el acceso a agua potable y mantener las condiciones sanitarias adecuadas para evitar la propagación de enfermedades.