Cumbre Humanitaria Mundial: visibilizar los problemas de las niñas durante las crisis

Turquía ha acogido la primera Cumbre Humanitaria Mundial. Plan International ha enviado a una delegación de jóvenes embajadores para que visibilicen algunos de los problemas que deben afrontar las mujeres, niños y niñas en las crisis humanitarias y para solicitar más foros de participación política para jóvenes.

Plan International participa en la primera Cumbre Humanitaria Mundial, celebrada los días 23 y 24 de mayo en Turquía, y lo hace para llamar la atención sobre uno de los principales problemas que afrontan las niñas y adolescentes en todo el mundo: su vulnerabilidad en las catástrofes y crisis humanitarias a causa de la falta de medidas dirigidas a proteger a este grupo en los planes de emergencia.

Para fomentar la participación de los jóvenes en la vida política de sus respectivas comunidades, la Cumbre Mundial contará con un espacio de discusión para éstos. Plan International ha enviado una delegación compuesta por 8 jóvenes de Liberia, Noruega, Indonesia y El Salvador. Sus experiencias ayudan a entender la de vulnerabilidad en la que se encuentran las mujeres, niños y niñas en contextos de crisis humanitaria.

Vicky, 19 años. El Salvador

“La violencia está presente en todo el mundo, pero en mi país tenemos una de las tasas de homicidio más altas en el mundo. El año pasado fueron asesinadas 575 mujeres y solo un 11% de los casos acabaron en juicio. El riesgo de ser víctima de violación está muy presente en las calles e incluso en la escuela. Tanto es así que llega a ser una barrera para la educación”.

Si dices algo incorrecto o vistes como no debes puedes acabar asesinada

“Intento ser parte de la solución organizando talleres en escuelas y comunidades y hablando sobre derechos humanos, seguridad, cuestiones de género y participación ciudadana. Enseñamos a la gente los derechos que tienen y cómo pueden cambiar su futuro”.

“Tengo miedo incluso cuando imparto los talleres. Tengo miedo a ser atacada por alguien porque las mafias tienen ojos en todas partes. Si dices algo incorrecto o vistes como no debes puedes acabar asesinada”.

“Yo solo soy una chica de El Salvador que representa a miles, y siento que tengo la responsabilidad de decir que quiero ser libre. Libre para ir a la escuela y estudiar, libre para andar y jugar en las calles sin miedo. Queremos ser tratados como seres humanos, sentir que somos importantes y que se nos valora, que tenemos un futuro. Y, sobre todo, queremos ser nosotras las que demos forma a ese futuro”.

Satta, 18 años. Liberia

Durante la crisis del ébola, corrimos muchos riesgos para llegar a las comunidades afectadas. Informamos a la gente sobre el peligro de la enfermedad y les enseñamos cómo contribuir a detener los contagios. Llevamos a cabo campañas públicas en la radio. Con el tiempo, el número de casos empezó a descender.

“También realizamos una investigación e identificamos que más de 1.500 niños y niñas de mi país habían perdido a sus padres. Me sentía obligada a hacer algo. Los niños y niñas necesitaban protección, esperanza y oportunidades de reintegrarse en la sociedad. Lanzamos un programa de becas para costear material escolar, un programa que actualmente beneficia a más de 500 estudiantes”.

“Las mujeres y niñas fueron el grupo más vulnerable durante las crisis. Pero también fueron las que tomaron las riendas para cuidar a sus familiares”.

“Después de la crisis el número de embarazos adolescentes ha aumentado notablemente. El Foro Nacional de Infancia de Liberia, del que soy portavoz, apoya a niñas y mujeres jóvenes a través de programas de asesoramiento en grupo. Pero la gente joven de los países afectados por el ébola necesita más apoyo y herramientas para prosperar”.

Juan, 16 años. Indonesia

Juan vive en las Islas menores de la Sonda orientales, donde reside el 11% de la población más pobre de Indonesia.

“Mis amigos son jóvenes de distinta clase social. Algunos de ellos han tenido que abandonar la escuela a causa de los problemas económicos. La migración forzada y el trabajo infantil son problemas muy comunes, que impiden a los niños y niñas disfrutar de su derecho a la educación”.

“Otra problemática que afecta a los niños y niñas de mi provincia es la malnutrición. En 2015, 11 niños menores de 5 años murieron como resultado de la sequía. La mayoría de la gente aquí son granjeros, que viven principalmente del maíz y la yuca que crece en pequeños terrenos. Durante la sequía, se agotaron las reservas de comida y agua. En muchos lugares, los padres son los primeros en comer en momentos de escasez, por lo que los grupos que más sufren el hambre son las mujeres y los niños y niñas”.

“Los programas que buscan fomentar la participación política de los jóvenes son necesarios porque ayudan a proponer contribuciones reales para la comunidad. En la actualidad hay más gente joven en el mundo que nunca antes. Tenemos el potencial y la energía para tomar parte en los procesos de desarrollo”.