Nos encontramos ante una crisis de refugiados global: 65 millones de personas se han visto obligadas a huir de sus hogares como resultado de conflictos, desastres naturales u otro tipo de emergencias. Más de la mitad, son niños y niñas.
En épocas de incertidumbre y crisis como ésta, muchos niños y niñas pierden a sus padres o tienen que hacer frente a la posible separación de sus familias, por lo que corren aún más riesgo de sufrir abusos o ser víctimas de abandono, explotación, tráfico o reclutamiento militar forzoso.
Como organización comprometida con los derechos de la infancia, Plan International trabaja para dar una respuesta directa a las necesidades de los niños y niñas refugiados en todo el mundo. Además de una asistencia básica que incluye el suministro de alimentos, agua potable o refugio, también proporcionamos apoyo psicosocial para superar los traumas que han experimentado, y garantizamos su acceso a espacios seguros para la infancia donde pueden aprender, jugar y soñar de nuevo.
Éstos son los sueños y esperanzas de cinco niños y niñas refugiados alrededor de todo el mundo.
Oumou luchará por la educación de su país
El conflicto en el norte de Malí ha obligado a miles de personas a establecerse en otras comunidades dentro de sus propias fronteras, como desplazados internos. Éste es el caso de Oumou, de 14 años, y su familia.
Plan International está ayudando a niños y niñas como Oumou a conseguir un certificado de nacimiento, un documento de identidad oficial que les permite reclamar y proteger sus derechos, así como continuar con su educación. Con un certificado que garantiza su edad, Oumou podrá matricularse en la escuela y continuar esforzándose para conseguir hacer su sueño realidad: llegar a ser ministra de educación.
Rachel quiere el fin de la corrupción
“Me gustaría ser ministra de economía cuando acabe mis estudios, y así poder luchar contra la corrupción”, explica Rachel, de 12 años. “La corrupción está impidiendo el crecimiento de mi país y hace sufrir a los niños y niñas”.
A pesar de su juventud, Rachel tiene una gran sensibilidad y está decidida a impulsar el cambio. En el Espacio Amigo de la Infancia de Sudán del Sur al que acude, Plan International ofrece un entorno de apoyo y seguridad para garantizar su protección e impulsar su desarrollo y, en caso de Rachel, su gran ambición.
Hawa tiene el objetivo de proteger a los inocentes
Para los niños y niñas afectados por conflictos, la educación es un arma poderosa para ayudarles a superar secuelas psicológicacs, al mismo tiempo que les permite aumentar sus conocimientos y capacidades para conseguir un futuro mejor.
En este campo de refugiados de Burkina Faso, Plan International comenzó a ofrecer clases para niños y niñas como Hawa, de 13 años. Ellos acuden a las sesiones con gran entusiasmo.
“Pongo mi corazón y mi alma en los estudios” reconoce Hawa. “Quiero ser abogada y hare todo lo que pueda para cumplir mi sueño”.
Ibrahim sueña con curar a los enfermos
Empujados por el grave conflicto en Malí, Ibrahim y su familia encontraron refugio en un campo de refugiados de Burkina Faso. Allí, Plan International está proporcionándole material escolar y los recursos necesarios para que pueda continuar con su educación.
“Plan International nos ha dado cuadernos, libros, bolígrafos, lápices, camisetas y buenas mochilas para el colegio”, explica Ibrahim. “Creo que tendré la oportunidad de hacerme pediatra. Me encanta cuidar de los niños y niñas y cuando sea mayor quiero poder ayudar también a los que estén enfermos”.
Laial desea construir un futuro mejor
Laial tiene 9 años y huyó con su familia del conflicto sirio hacia Egipto, donde hacen todo lo posible por comenzar una nueva vida. Plan International está ayudando a las familias a dar este paso y creando espacios amigos de la infancia para disponer un sitio seguro y divertido en el que los niños y niñas puedan continuar su educación.
“Venimos porque disfrutamos del tiempo que pasamos aquí”, dice Laial sobre el Espacio Amigo de la Infancia al que acude. “Estoy con mis amigos, juego con juguetes y dibujamos. Aquí nos sentimos felices… Cuando sea mayor, me gustaría ser ingeniera”.
Laial sólo quiere dejar atrás su pasado y seguir adelante.