La educación: esperanza para los niños y niñas sirios refugiados

En Egipto hay más de 126.000 refugiados sirios. Se enfrentan a un nuevo idioma, a un nuevo país, a una nueva cultura. A través de actividades ligadas al deporte y la educación, Plan International trabaja con los niños y niñas sirios y sus familias para que puedan adaptarse a su nueva vida en Egipto e intentar recuperar la normalidad.

En Egipto hay más de 126.000 refugiados sirios. Se enfrentan a un nuevo idioma, a un nuevo país, a una nueva cultura. 

HAYFAA

En Siria, Hayfaa era una de las niñas con las mejores notas de su clase. Con tan solo 9 años, se vio obligada a huir de su país de origen debido a la guerra. Cuando llegó a Egipto, quería volver a la escuela y seguir aprendiendo.

Sus padres han podido matricularla en un colegio, pero su situación económica no les permite cubrir las necesidades académicas básicas de su hija. Hayfaa intenta ayudar aportando su granito de arena. “Divido mis cuadernos para escribir todo lo que puedo y aprovecharlos al máximo”, explica.

El padre y la madre de Hayfaa decidieron llevarla a una Asociación para el Desarrollo Comunitario apoyada por Plan International. Allí recibió nuevo material escolar que resultó ser un alivio tanto para Hayfaa como para sus profesores, que se quejaban de que su caligrafía era ilegible. Ahora Hayfaa puede continuar su educación.

”Me encanta venir a las clases de apoyo de la asociación porque el profesor es muy bueno y nos explica muy bien las lecciones. Además, el material escolar para el colegio que me dieron me hizo muy feliz”.

ABDALLAH, 13 AÑOS

Abdallah, de 13 años, huyó de Siria con su familia. Cuando llegó a Egipto se incorporó inmediatamente a la escuela. Al principio fue muy duro para él: no sabía hablar ni entendía el egipcio, y el programa académico era completamente diferente al que él había estudiado antes. Pidió ayuda a su familia pero no sabían qué hacer. No tenían medios ni podían siquiera cubrir las necesidades básicas.

La situación dio un giro cuando escucharon hablar de la Asociación para el Desarrollo Comunitario de Omar Bin, que, con el apoyo de Plan International, ayuda a los refugiados sirios a integrarse en la sociedad egipcia. Incorporaron a Abdallah en el proyecto y le dieron un uniforme para la escuela y una mochila que a Abdallah le hizo muchísima ilusión.

Abdallah también oyó hablar de las clases y actividades que se ofrecían desde el centro y quiso participar en ellas. Allí recibió un kit escolar que compartió con sus hermanos pequeños y amigos.

Las actividades a las que acude están teniendo unos efectos muy positivos sobre él. Además de ayudarle en su proceso de aprendizaje, el programa le ha dado la oportunidad de hacer deporte y ha ganado una medalla y un diploma del club deportivo de su localidad en Alejandría.

“Venir a estas sesiones me ha hecho mucho bien. No entendía nada en el colegio, pero aquí sí puedo ir comprendiendo las lecciones. Me dijeron que ayudaban a estudiantes como yo y por eso me incorporé a las clases de apoyo desde el principio”, explica.  

El proyecto ha ayudado mucho a que Abdallah mejore su vida en Egipto y pueda desarrollarse a nivel educativo y físico acorde con su crecimiento.

REEM, 11 AÑOS

Reem, de 11 años, es una niña siria con grandes ambiciones, pero se vio obligada a huir de su país y a buscar seguridad en Egipto tras la escalada de la violencia en su pueblo. Como muchas otras niñas y niños de su edad, tuvo que dejar la escuela debido a la situación económica de su familia, limitando su tiempo para convivir y jugar con sus compañeros, e interrumpiendo su proceso de aprendizaje.  

El conflicto ha dejado cicatrices emocionales y psicológicas en Reem. Viendo los esfuerzos de su familia, los vecinos sugirieron a su madre llevar a Reem a la Asociación para el Desarrollo Comunitario local. Allí ha recibido todos los materiales que necesitaba, desde libros hasta ayudas para el transporte. Como resultado, Reem ha vuelto a la escuela y está destacando en su clase.

“Estoy muy contenta, me han ayudado mucho. Venir a las clases de repaso también me hace sentir que alguien se preocupa por mi educación. Mi hermano también está muy contento porque hemos compartido el kit escolar que me han dado”, explica.

BUSHRA, 12 AÑOS

Bushra, de 12 años, huyó de Siria hace cuatro años y, desde entonces, vive en Egipto con su madre, sus hermanos pequeños y su tía; su padre permanece en Siria, donde está preso a causa del conflicto.

Con el apoyo de Plan International y Siria Al Ghad, una organización de ayuda a refugiados sirios en Egipto, Bushra ha podido adaptarse a su nueva vida.

Asiste a las sesiones organizadas por la Asociación para el Desarrollo Comunitario apoyada por Plan International, donde ha aprendido a hacer frente a sus nuevas circunstancias que la rodean, ha hecho amigos y ha empezado a aprender egipcio.

“Quiero seguir yendo a las actividades de la asociación porque me divierto mucho y me ha ayudado a hacer amigos aquí, en Egipto”, dice Bushra, que mira con esperanza hacia adelante. “Estoy emocionada por poder volver a la escuela y empezar el nuevo curso”.