Adolescentes en situación de emergencia

Alertamos de los riesgos de violencia sexual y embarazo temprano que sufren las adolescentes rohingya asentadas en la zona de Cox’s Bazar, al sur de Bangladés. El hacinamiento, la falta de seguridad, de acceso a agua potable y letrinas, extrema las condiciones higiénicas y limita los movimientos de la población y en especial de las adolescentes y niñas.

Las adolescentes rohingya viven en los asentamientos de desplazados en Bangladés con alto grado de ansiedad. Son chicas que se encuentran a caballo entre la infancia y la madurez, atrapadas en un contexto de extrema inseguridad en asentamientos improvisados y sobrepoblados, con alto riesgo de violencia física y sexual y, a la vez, limitadas en sus movimientos por estrictas normas sociales y culturales. Plan International alerta de que no se pueden olvidar en los planes de emergencia sus necesidades específicas, por edad y género, y recuerda la necesidad de tomar medidas que garanticen su protección personal, física y psicológica.   

Nurkaida, en su tienda Cox´s Bazar

Nurkaida, de 13 años, original del estado de Rakhine en Myanmar, vive ahora con su madre y sus tres hermanos en una pequeña tienda en las laderas fangosas de Cox´s Bazar tras huir de la violencia  en Myanmar. La adolescente pasa prácticamente todo el día encerrada en apenas cuatro metros cuadrados, con el recuerdo reciente de ver cómo el pasado mes de septiembre disparaban y mataban a su padre antes de huir con su madre y hermanos a pie hasta Bangladés. 

Su madre, Dilpuru, está muy preocupada por la seguridad de su hija: “No la dejo salir sola porque los chicos la miran mucho. No es seguro para ella. Estamos solas, no tenemos familiares aquí, así que durante el día no nos bañamos ni tampoco usamos el aseo porque siempre hay hombres mirando. Esperamos a la noche para hacerlo”.

Actualmente se estima que la población rohingya en la zona de Cox’s Bazar asciende a 801.000 personas. Desde el 25 de agosto hasta la actualidad 582.000 personas han cruzado la frontera de Myanmar con Bangladés, más de la mitad de ellos son niños y niñas. El número de desplazados que huyen de la violencia crece constante: el pasado 18 de octubre, en un único día llegaron a Bangladés 7.000 rohingya.

Según un reciente informe de UN Women todas las mujeres y adolescentes rohingya en los campamento son supervivientes o testigo de ataques sexuales, violaciones individuales o en grupo, asesinato de algún familiar o conocido.

Tiendas de plástico y falta de privacidad

a escasa presencia de efectivos militares y policías que garanticen la seguridad en los varios campamentos y asentamientos improvisados, el hacinamiento generalizado de hombres y mujeres y los conservadores códigos culturales de la etnia rohingya marcan el día a día de las adolescentes. Con su primera menstruación para las niñas aparece el riesgo de embarazo, de matrimonio temprano forzado y aumenta el  peligro de violencia física y, en especial, sexual. Muchas adolescentes sienten miedo de salir y las familias las protegen recluyéndolas en el interior de las tiendas.

“Son espacios muy reducidos, sin ventanas ni puertas, con suelos de barro y donde hace un calor sofocante, ya que los techos y paredes son de plástico. Tampoco hay ningún tipo de privacidad, las tiendas se separan por pequeñas cortinas”, explica Elspeth Chapman, especialista en emergencias de Plan International tras su paso por los asentamientos irregulares de Cox Bazar´s.

Salma, de 12 años, cargando palos

En este contexto de inseguridad y hacinamiento, la ausencia de letrinas segregadas por sexo y la falta de intimidad se convierten en un gran problema para las adolescentes y mujeres en periodo de menstruación. Muchas de ellas no usan las letrinas mixtas, o las usan de noche, para evitar ser observadas por adultos en su higiene diaria; otras se adentran en la vegetación para ir al baño y asearse, lo que aumenta el riesgo de sufrir cualquier tipo de agresión física o sexual.

Para evitar este tipo de violencia y abusos, las niñas y mujeres rohingya procuran ir acompañadas en todo momento. Muchas de ellas se reúnen para recoger trozos de madera con los que calentarse durante la noche o ir a por comida. “Apenas comemos, así que pocas veces salimos a hacer nuestras necesidades. Mis padres no quieren que salga sola y siempre quedo con más niñas para que no me pase nada”, dice Salma de 12 años.

Ariza y Samira recién llegadas a Cox´s Bazar.

Ariza y Samira recién llegadas a Cox´s Bazar. En su huida de Myanmar, las familias rohingya han perdido prácticamente todas sus pertenencias. Muchas de las adolescentes se ven recluidas y con vergüenza de salir sin elementos básicos como ropa interior o un pañuelo o burka con el que poder cubrirse, un requisito indispensable para poder salir cuando comienza la pubertad.

Para Chortesa de 19 años, los peores momentos se producen cuando tiene la menstruación. “Tengo que romper la poca ropa que tenemos mi hijo y yo para hacerme compresas improvisadas. Solo dejo la tienda para asearme, aunque procuro hacerlo lo menos posible por problemas de seguridad”, explica.

Espacios seguros para adolescentes

“La respuesta habitual en este tipo emergencia es crear Espacios de Protección –Child Friendly Spaces– para que niños, niñas y adolescentes puedan recuperarla normalidad, jugar, interactuar e iniciar un proceso de recuperación psicológica. La realidad es que las adolescentes no participan de estos espacios. Las familias tienen tanto miedo de que las puedan atacar o que queden embarazadas que las encierran en casa. Por esa razón, Plan International está impulsando la creación de espacios dedicados exclusivamente a adolescentes”, explica Elspeth Chapman.

“Si una adolescente rohingya ha sufrido algún tipo de abuso es muy probable que no diga nada. El concepto de honor y la vergüenza son muy altos entre esta población y a estas edades, de manera que para poder conocer de verdad su historia y poder ayudarlas es preciso generar espacios donde ellas se sientan seguras y quieran hablar”, añade la especialista en emergencias de Plan International.

Las recién llegadas Ariza y su hermana Samira, de 16 y 18 respectivamente, no solo están agotadas y sedientas después del viaje hasta Bangladés. Las malas condiciones de higiene, la escasez de agua para el consumo o alimentos, provoca que muchas adolescentes padezcan anemia o desnutrición y que aumente la propagación de otras enfermedades. Aproximadamente 204.000 niñas y adolescentes rohingya necesitan a día de hoy suplementos alimentarios. 

El matrimonio infantil aumenta en situaciones de emergencia para proteger a las niñas y adolescentes

Muchas de las adolescentes de 13 a 19 años que han llegado a los campamentos tienen ya una media de dos hijos/as. A aquellas que no están casadas es muy probable que las familias las casen como forma de protegerlas. El matrimonio infantil es una práctica que en situaciones de emergencia aumenta. Por otro lado, la falta de acceso de agua potable y las bajas condiciones higiénico-sanitarias complican los ya de por sí difíciles embarazos y partos de adolescentes. 

 

Anjuman, 15 años y embarazada

“Estamos ante el mayor éxodo desde un solo país desde el genocidio de Uganda. La comunidad internacional no puede permanecer impasible ante esta situación, es necesario que se pongan a disposición los fondos necesarios para que se pueda atender las necesidades inmediatas de la población rohingya, especialmente la de niñas y adolescentes”, reclama Concha López, directora general de Plan International.

La respuesta de emergencia de Plan International en Cox´s Bazar

En una primera fase de emergencia, Plan International  está trabajando en atender la necesidad inmediata de acceso al agua potable, higiene y saneamiento (WASH) de la población rohingya instalada en el sur de Bangladés. A día de hoy, la organización ya ha repartido 7.000 kits de higiene básicos y ha impartido más de 500 sesiones informativas para ayudar a las familias, en especial a las adolescentes y jóvenes, a cómo usarlos.

La organización internacional ya está repartiendo también kits de dignidad, compuestos, entre otros elementos por peines, espejos, pañuelos para cubrirse, chanclas y ropa interior. 

Los espacios en los que asearse en la zona de Cox’s Bazar son prácticamente inexistentes. Plan International está instalando 160 letrinas de emergencia: un 25% de ellas ya está en funcionamiento y son utilizadas cada día por 1.535 personas, sobre todo por mujeres (55%).

Plan International lanza una petición urgente de fondos para la respuesta humanitaria. Se necesitan 18.000 letrinas de emergencia y un suministro de agua potable de 51,96 millones de litros por día para cubrir las necesidades de la población desplazada.

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