Con motivo del Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina recordamos que tres millones de niñas son sometidas a esta práctica cada año.
Con motivo del Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina (MGF), Plan International, organización que lucha por los derechos de la infancia y la igualdad de las niñas, lanza una petición de firmas para apoyar a las mujeres, niñas, jóvenes en su lucha contra la mutilación femenina en Malí. Todas las firmas se presentarán ante el parlamento del país africano para que se tomen medidas y políticas concretas que pongan fin a esta práctica, que afecta a nueve de cada diez mujeres (89%) en Malí.
Pese a que en 2016 la Unión Africana aprobó la prohibición de esta práctica en los 50 estados miembro, la mutilación sigue siendo una tradición muy arraigada. Plan International, no solo promueve cambios legislativos, también trabaja en el diálogo intergeneracional y la sensibilización en las comunidades, herramientas fundamentales para que las propias víctimas y sus familias sean agentes de cambio de normas sociales y culturales muy arraigadas.
“La perseverancia es la única forma de luchar contra la mutilación. Somos nosotras, las mujeres de distintas generaciones, las que debemos ponernos de acuerdo para que esta costumbre tan arraigada acabe”. Así habla Alima Coulibaly, de 70 años y de Malí, sobre la mutilación.
Alima es la mujer con más edad y experiencia en la familia. Su nuera Fatoumata Camara (25 años) y su nieta Awa Sacko (6 años) también están en contra de la mutilación. “Tuve muchos dolores y problemas al dar a luz. Pensaba que era algo normal hasta que, en uno de los grupos informativos de Plan International, descubrí que la mutilación genital que sufrí de niña me había provocado esas complicaciones. No quiero que mi hija Awa pase por lo mismo”, explica Fatoumata.
La mutilación acarrea traumas y provoca lesiones físicas de por vida, como desequilibrios durante la menstruación, dificultades en el parto, hemorragias o infecciones del aparato urinario. En ocasiones, las complicaciones al dar a luz pueden provocar incluso la muerte de la mujer y el bebé.
“Antes nunca se hablaba de la mutilación, era un tema tabú. Ahora se organizan charlas en el centro del pueblo para informar a los jóvenes”, cuenta Alima. Plan International desarrolla talleres, charlas, material divulgativo y grupos de discusión para aumentar la concienciación y dar a conocer los riesgos y consecuencias negativas de la MGF.
“Tres millones de niñas y jóvenes son mutiladas cada año en todo el mundo, pese a estar prohibido por ley o decreto constitucional en los países con mayor prevalencia. Desde Plan International pedimos a la comunidad internacional que cumpla con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y ponga fin a la mutilación, una práctica que atenta contra la salud e integridad de mujeres y niñas”, afirma Concha López, directora general de Plan International.
La organización trabaja en los 29 países de África, Asia y Oriente Medio donde todavía se lleva a cabo la MGF. Además de Malí, algunos de los países con tasas de mutilación más altos son Guinea (97%), Egipto (92%), Sierra Leona (90%), Etiopía (74%) y Guinea Bissau (50%).
Plan International busca la implicación de las niñas y los niños, las mujeres y hombres, los profesores y profesoras, el personal sanitario y los líderes tradicionales y religiosos para que entiendan las graves consecuencias negativas de la práctica y se conviertan en agentes activos de cambio.