Pese a ser una ciudad segura, las niñas y chicas jóvenes no se sienten completamente libres en Madrid. Piropos no deseados, miradas insistentes, manoseos y exhibicionismo son algunas de las formas de acoso callejero con las que conviven diariamente.
El acoso callejero es un fenómeno global que experimentan las niñas y mujeres jóvenes de todo el mundo. En Madrid, una de las ciudades más seguras, las chicas tampoco se sienten completamente libres y sin miedo en el espacio urbano, según el estudio “(In)seguras en Madrid” de Plan International. Casi tres de cada cuatro de las niñas y mujeres jóvenes participantes han experimentado acoso callejero verbal: piropos no deseados, silbidos o miradas insistentes que generan sensaciones que van de la incomodidad al miedo.
“El informe pone de relieve que el acoso callejero es algo habitual y normalizado: las chicas lo viven con resignación. Sin embargo, tiene su origen en relaciones desiguales de poder y afecta directamente a sus derechos: limita su libertad e impide que puedan vivir la ciudad en condiciones de igualdad”, ha explicado en el acto Emilia Sánchez, directora de Incidencia Política de Plan International.
En un acto organizado hoy por ONU Hábitat en el marco del II Foro Mundial sobre las violencias urbanas y educación para la convivencia y la paz, Plan International ha presentado los resultados del informe “(In)seguras en Madrid”, un estudio que analiza las experiencias sobre la seguridad e inseguridad de las chicas y mujeres jóvenes en la capital española, recogidas a través de la plataforma web Free to Be.
Los resultados de Free to Be en Madrid
En abril de 2018 Plan International puso en marcha la iniciativa Free to Be, una plataforma web que durante dos meses ha permitido a niñas y mujeres jóvenes de Madrid, Kampala, Sídney, Lima y Nueva Delhi señalar en mapas online los lugares dónde se sentían más o menos seguras en sus ciudades y explicar, de forma anónima, el por qué. El informe “(In)seguras en Madrid” recoge y analiza las 951 respuestas de las jóvenes de entre 16 y 30 años que han participado en la capital española, la mayoría estudiantes.
El 84% de los puntos recogidos en Madrid están asociados a experiencias de acoso, de los que el 72% corresponden a acoso verbal callejero, sin contacto físico: piropos no deseados, miradas insistentes, silbidos, acercamientos. Esta fue la principal causa de preocupación de niñas y jóvenes en Madrid, puesto que crea sensación de inseguridad y vulnerabilidad y conlleva el constante miedo de escalada a formas más evidentes de violencia.
El informe pone de relieve que el acoso callejero es algo habitual y normalizado: las chicas lo viven con resignación
La mayoría de las experiencias desagradables se concentran en los espacios de “la calle” y el “transporte público”, lo que en algunas ocasiones condicionó sus actividades cotidianas. En el caso de la calle, los puntos positivos supusieron el 52% y los negativos el 67%, concentrados sobre todo en zonas de aglomeración de gente, como la Puerta del Sol, la estación de tren de Atocha, las calles Gran Vía y Hortaleza y las calles Argumosa, Ave María y Tribulete en Lavapiés. Las chicas son conscientes de que esto les ocurre por ser mujeres: en el 78% de los testimonios de experiencias negativas, las participantes identificaron como razón la discriminación por razón de género.
Uno de los principales y más preocupantes resultados del informe es la normalización del acoso por parte de la sociedad. Las jóvenes sienten que es un problema minimizado, y que, especialmente el verbal, no es considerado como una agresión. El 48% de las chicas señaló que sucede con tanta frecuencia que ya están acostumbradas. Como resultado las jóvenes tuvieron que adoptar sus mecanismos de defensa: tras una situación de acoso el 39% evitó volver a pasar sola por el lugar, el 10% nunca volvió al sitio y, un 1% llegó a dejar los estudios o el trabajo a raíz de una experiencia de acoso.
En general el acoso no se denuncia. Apenas el 8% de las jóvenes participantes se animaron a acudir a las autoridades y cuando esto ocurre la respuesta es mínima o nula: en el 73% de los casos señalaron que las autoridades no actuaron como ellas esperaban. Muchas formas de acoso no están tipificadas como delito en la mayoría de los países.
Recomendaciones para hacer ciudades más seguras
Además de los datos recogidos en la plataforma, para elaborar el informe Plan International ha llevado a cabo una serie de grupos de discusión con las jóvenes, 11 estudios de caso y 17 entrevistas a expertos. De ellos se extraen una serie de recomendaciones para abordar la problemática y construir una ciudad más segura e inclusiva. Comenzando por educar en igualdad en las instituciones, el ámbito familiar y las escuelas, las chicas piden también educación sexual para disponer de información y herramientas para mantener relaciones sanas y en igualdad, así como la colaboración de los hombres y chicos en la lucha por la igualdad, empatizando con sus experiencias.
En el plano público, los expertos señalan que es “necesaria la planificación urbana apostando por la inclusión de las mujeres”. Las chicas solicitan que los medios de comunicación cambien la narrativa sobre el acoso callejero, para poner el foco en la persona que ejerce el acoso y no en quien lo recibe, y que la sociedad condene todas las formas de acoso y abuso. En este sentido, también piden una revisión del código penal que admita como delito todas las formas de violencia, entre las que se incluye el acoso en la vía pública, para que las fuerzas de seguridad puedan y sepan actuar al respecto.
El programa Safer Cities de Plan International
La iniciativa Free to Be forma parte del programa Safer Cities que la organización Plan International desarrolla actualmente en Nueva Delhi (India), Hanoi (Vietnam), El Cairo (Egipto), Kampala (Uganda), Nairobi (Kenia), Lima (Perú), San Francisco (Paraguay) y Honiara (Islas Solomon), en asociación con ONU Hábitat y Women in Cities International.
El objetivo global del programa es promover la construcción de ciudades seguras e inclusivas para las chicas de entre 13 y 18 años. El programa pone foco en mejorar el acceso a los espacios públicos, aumentar la participación de las jóvenes en el desarrollo urbano y el gobierno de la ciudad, además de facilitar su movilidad en la ciudad.