En el primer aniversario del ciclón Idai, que golpeó Mozambique, Malaui y Zimbabue el 14 de marzo del año pasado, los países del sur de África se enfrentan a una grave crisis alimentaria que afecta a más de 14 millones de personas.
La grave crisis alimentaria que atraviesa la región del sur de África está amenazando la recuperación de los países que hace un año fueron golpeados por el ciclón Idai, uno de los peores desastres meteorológicos sufridos en el continente africano, ha advertido Plan International.
Un año después de que el ciclón azotara las costas de Mozambique, Zimbabue y Malaui, más de dos millones de personas todavía sufren las consecuencias de las fuertes lluvias y vientos que dejó a su paso. La tormenta, que tocó tierra el 14 de marzo de 2019 en la ciudad costera de Beira (Mozambique), causó inundaciones y corrimientos de tierra que destruyeron hogares, carreteras, granjas y cultivos. Más de 100.000 personas todavía viven en refugios temporales doce meses más tarde.
Las comunidades afectadas trabajan todavía en la reconstrucción y recuperación de hogares, infraestructuras y medios de vida, con sistemas de por sí frágiles que ahora se enfrentan además a una grave crisis por la falta de alimentos y la inflación de los precios. Más de 15 millones de personas en once países de la región están afectadas ahora por la inseguridad alimentaria.
La crisis alimentaria está amenazando los progresos y poniendo a las niñas y mujeres jóvenes en mayor riesgo. Ellas se enfrentan a mayores niveles de violencia debido a su edad y su género y a un aumento de los casos de matrimonios tempranos forzados como mecanismo de supervivencia de las familias. Las niñas y adolescentes también están en mayor riesgo de ser obligadas a trabajar y abandonar su educación.
“Las niñas se ven afectadas desproporcionadamente por las consecuencias de los desastres y emergencias, y se enfrentan a retos específicos por su edad y género. Las desigualdades previas y los factores de exclusión las colocan en mayor riesgo de abandono escolar, trabajo infantil o violencia de género, lo que tiene un impacto en su vida presente y en sus oportunidades de futuro”, ha asegurado Concha López, directora general de Plan International España.
La tormenta, que tocó tierra el 14 de marzo de 2019 en la ciudad costera de Beira (Mozambique), causó inundaciones y corrimientos de tierra que destruyeron hogares, carreteras, granjas y cultivos.
Plan International ha trabajado en la respuesta a la emergencia provocada por el ciclón Idai durante el último año, y ha apoyado a las comunidades en la fase de recuperación en los últimos meses. La organización, en coordinación con los gobiernos locales, los socios locales y otras organizaciones humanitarias, ha acelerado el proceso de reconstrucción de las infraestructuras dañadas antes de la temporada de lluvias.
“La mayoría de las familias desplazadas por el ciclón Idai todavía viven en refugios temporales y no han podido volver a la normalidad en sus vidas. Pese a que los esfuerzos iniciales se enfocaron al establecimiento de refugios y alojamientos semipermanentes, ahora hay una urgencia mayor de distribución de alimentos. El impacto del ciclón unido a la crisis alimentaria está poniendo en graves riesgos de protección y de salud a las familias, especialmente a las niñas”, ha explicado el director de Plan International para el sur de África, Charles Businge.
Plan International hace un llamamiento a la comunidad internacional para destinar más fondos a la respuesta al ciclón Idai y permitir así a las agencias humanitarias atender las necesidades más inmediatas de la población más vulnerable por estas crisis.
“Además de la intervención humanitaria de primera respuesta, que salva vidas, es necesario financiar intervenciones para mejorar la resiliencia de las comunidades y el desarrollo de medios de vida más sostenibles, que aborden las causas profundas de la crisis actual en el sur de África. Todos los esfuerzos para hacer frente a los impactos del ciclón Idai y a la crisis alimentaria en la región deben tener en cuenta las necesidades específicas de las niñas y adolescentes. Su seguridad y protección, su bienestar y su educación deben ser prioritarias”, ha añadido Businge.