El personal humanitario de Plan International en Bangladesh se desplaza diariamente al campamento para llevar a cabo sesiones informativas, garantizar que las instalaciones de agua, higiene y saneamiento estén operativas y continuar con la labor de protección de la infancia.
Plan International, organización humanitaria que trabaja por los derechos de la infancia y la igualdad de las niñas, ha alertado hoy de la catástrofe que podría provocar la propagación del COVID-19 en el mayor campamento de refugiados del mundo, Cox’s Bazar en Bangladesh, donde solo hay 10 camas de cuidados intensivos para 1,2 millones de personas.
Dado que el municipio de Cox’s Bazar se encuentra actualmente cerrado, en el campamento de refugiados rohingya sólo se permiten los servicios esenciales, como el suministro de alimentos, información sobre higiene, agua y saneamiento y asistencia médica. Las escuelas han cerrado indefinidamente. Aunque hasta ahora no ha habido casos confirmados en el campamento, los expertos creen que es solo cuestión de tiempo.
“Estamos hablando de uno de los campamentos de refugiados más grandes y más densamente poblados del mundo, con 40.000 personas por kilómetro cuadrado. El distanciamiento social es algo sencillamente imposible, un lujo. La mejor oportunidad que tenemos es asegurarnos de mantener el número de casos en cero”, explica el director de programas en Cox’s Bazar para Plan International Bangladesh, Mohammed Riyas.
La organización advierte de que en todo Cox’s Bazar solo hay una instalación para realizar pruebas, un solo espacio de aislamiento en el campamento rohingya y un único hospital local con 10 camas de cuidados intensivos para toda la población, aunque el gobierno bangladesí y los organismos humanitarios están trabajando para aumentar esta capacidad.
Plan International ha lanzado una petición global de fondos de 100 millones de euros para proteger a los niños, niñas y adolescentes más vulnerables y a sus comunidades de los impactos de la COVID-19. La respuesta de la organización, que abarca al menos 50 países y también se está llevando a cabo en España, se centra en atender las necesidades de la infancia y la adolescencia, afectados de manera desproporcionada por las consecuencias de esta crisis.
“En los contextos más complejos, como los campamentos de refugiados con población hacinada, el coronavirus puede tener consecuencias catastróficas. La vida en el campamento será prácticamente imposible si el COVID-19 se extiende, ya que las operaciones humanitarias podrían reducirse o detenerse por miedo a propagar la infección. Esto significaría el cese de los servicios esenciales que ofrecemos, como la distribución de alimentos y el mantenimiento del suministro de agua”, asegura Concha López, directora general de Plan International en España.
El personal humanitario de la organización en Bangladesh se desplaza diariamente al campamento de refugiados de Cox’s Bazar para llevar a cabo sesiones informativas sobre el COVID-19, garantizar que las instalaciones de agua, higiene y saneamiento estén operativas y continuar con la labor de protección de la infancia. Llevan equipos de protección personal, siguen protocolos estrictos de lavado de manos y distanciamiento social y se deshacen de los controles rutinarios de temperatura para garantizar la seguridad de los habitantes del campamento.
El responsable de los programas de Plan International en Bangladesh advierte de que la educación también se ha visto gravemente afectada por la COVID-19, “por lo que tenemos que trabajar con el gobierno para restablecer la educación y ayudar a las comunidades a volver a la escuela. La opción de aprendizaje online no está disponible para estos niños y niñas, por lo que necesitamos encontrar otras formas de asegurar que su educación no se vea interrumpida”.
El intercambio de información para contrarrestar el miedo y proporcionar asesoramiento médico o atención psicológica es un gran desafío, ya que los campamentos no tienen una cobertura fiable o generalizada de Internet. Una coalición de 26 organizaciones de ayuda y humanitarias de Bangladesh -incluido Plan International- ha publicado hoy una carta abierta en la que insta a los gobiernos de Bangladesh y Birmania a que proporcionen acceso a dispositivos móviles e Internet en el campamento, ya que la falta de información alimenta el miedo y el pánico.
“Los mensajes que las personas refugiadas están recibiendo sobre el COVID-19 se limitan a lo que reciben del gobierno y de las agencias humanitarias. El acceso a Internet no está disponible en el campamento, por lo que no hay televisión, ni radio, ni redes sociales, y la falta de información puede causar pánico”, añade el director de programas de Plan International en Bangladesh.
“Las mujeres y las niñas son especialmente vulnerables porque tienen menos acceso y es menos probable que la información llegue a ellas. Tenemos que asegurarnos de que la información llegue a hombres y mujeres por igual, porque la información en esta crisis salvará vidas”, concluye Rivas.