Solo un 28% de las adolescentes sirias en el Líbano está recibiendo educación

La pandemia está agravando aún más los efectos de la fuerte crisis económica que atraviesa el Líbano y está afectando a los más vulnerables de la sociedad.





Plan International alerta en un nuevo informe de las grandes dificultades a las que se enfrentan las niñas y adolescentes sirias refugiadas en el Líbano para recibir educación, conseguir comida y cubrir sus necesidades básicas de higiene desde el inicio de la pandemia de COVID-19 en el país, que ya suma más de 700 contagios y supera los 30 muertos y afronta una grave crisis económica y social. 

Esta conclusión es parte de una investigación llevada a cabo por la ONG y revela que la pandemia está afectando profundamente tanto a las personas refugiadas sirias como a la población libanesa más vulnerable. Sin embargo, las niñas, adolescentes y mujeres son las que están sufriendo las peores consecuencias de esta crisis: ven negado su derecho a la educación, tienen dificultades para alimentarse y mantener su higiene, no reciben información sobre la enfermedad y su protección está en riesgo.

El Líbano acoge más de un millón de refugiados sirios y más de 180.000 palestinos con una población de apenas 4,5 millones de habitantes. Es el país con el mayor número de refugiados per cápita del mundo desde 2011, lo que ha supuesto una enorme carga económica y ha puesto a prueba la cohesión social hasta el límite, lo que unido a la pandemia ha resultado en un estallido social en los últimos días. 

El estudio de Plan International, para el que se ha contactado a más de 1.100 adolescentes, cuidadores y líderes comunitarios libaneses y refugiados sirios, expone los graves problemas de supervivencia que afrontan los y las refugiadas sirias debido a la pandemia de la COVID-19. El 64% de los padres y cuidadores encuestados revelaron que no tenían suficiente comida para las próximas dos semanas y, de ellos, dos tercios eran refugiados sirios. Pese a la preocupante situación generalizada, las niñas y adolescentes refugiadas sirias están siendo las más afectadas por la pandemia de la COVID-19.

“Según el análisis de necesidades de la población vulnerable con la que trabajamos en el Líbano, el 28% de las adolescentes refugiadas sirias no está recibiendo educación desde el comienzo de la pandemia, el 15% no conoce medidas de protección frente a la enfermedad y solo un 4.2% tiene acceso a un teléfono móvil”, señala Concha López, directora general de Plan International.

La encuesta también revela que no poder ir a la escuela, estar confinado en casa y las preocupaciones por la falta de comida, son los tres principales factores que producen estrés a los adolescentes de las comunidades de refugiados libaneses y sirios. 

Otras de las principales conclusiones del estudio son las siguientes:

  • El 51% de las adolescentes entrevistadas reporta un aumento del tiempo dedicado a las tareas domésticas, en comparación con el 20% de los adolescentes varones.
  • El 37% de los adultos encuestados consideran que la violencia doméstica y la violencia en la pareja son el principal riesgo para la protección de las mujeres y las niñas.
  • El 83% de las mujeres declara que no acceden a servicios de salud sexual y reproductiva por temor a contagiarse de coronavirus.
  • Un 35% de las adolescentes no tienen acceso a productos de higiene menstrual y un 66% de las adolescentes no tienen dinero para comprarlos. 

La pandemia de la COVID-19 no podría haber surgido en un momento más difícil para el Líbano, un país que actualmente se enfrenta a una de las peores crisis económicas de los últimos años y un estallido de los conflictos sociales. Con tasas de desempleo que rondan el 40% y una deuda nacional de 85.000 millones de dólares, el Líbano se encuentra en una situación económica muy inestable. La medida de bloqueo del país, que entró en vigor a mediados de marzo, ya está afectando a los medios de subsistencia de las familias.

El Líbano es el país con el mayor número de refugiados per cápita del mundo desde 2011, lo que ha supuesto una enorme carga económica

“Esta pandemia ha empeorado mucho la vida de las niñas refugiadas libanesas y de las sirias más vulnerables, que ahora luchan contra el hambre, el riesgo de violencia, la falta de higiene y la falta de acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva”, explica Colin Lee, director de Plan International para Oriente Medio.

Proteger a las adolescentes más vulnerables

Plan International ha desarrollado un amplio plan de respuesta a la COVID-19 para abordar las necesidades más urgentes de los grupos vulnerables en todo el mundo, en particular de los niños y las niñas adolescentes. 

A nivel mundial, la organización ha lanzado una recaudación de 100 millones de euros con el objetivo de proteger a los niños y las niñas más vulnerables, y a sus comunidades, de los efectos de la COVID-19. La respuesta de la organización, que se extiende a 50 países, entre ellos el Líbano, se centra en proteger a los niños, y en especial a las niñas, que se están viendo afectados de manera desproporcionada por esta crisis. La organización se está centrando en su protección y educación, así como en las medidas de higiene y sensibilización de la COVID-19.

En España, Plan International también trabaja para garantizar los derechos de las adolescentes en riesgo de exclusión y ha lanzado #QueNadieSeQuedeFuera, un programa de respuesta para garantizar el acceso a la educación, a través de herramientas y soluciones digitales, a más de 2.000 adolescentes vulnerables en España, además de ofrecer apoyo psicológico para gestionar el estrés y las posibles situaciones de violencia, y ayudas económicas a sus familias para la adquisición de productos y servicios básicos.