Con motivo del vigésimo aniversario de la Campaña Mundial por la Educación (CME) en España, la coalición española liderada por Ayuda en Acción, Educo, Entreculturas y Plan International, ha celebrado en Madrid un evento especial, donde ha reivindicado la necesidad de disponer de una adecuada financiación para afrontar los retos actuales y futuros de la educación en el mundo.
En la jornada, la CME se ha rodeado de personalidades relevantes de diferentes instituciones internacionales y nacionales, así como de voces expertas y jóvenes activistas para abordar desde diferentes perspectivas la actual crisis financiera educativa mundial. Un diálogo que también ha permitido profundizar en las consecuencias que tiene este déficit financiero en el cumplimiento de la Agenda 2030 y en la consolidación de los sistemas educativos públicos de muchos países del mundo.
La plataforma de la sociedad civil, que moviliza cada año a la ciudadanía por el derecho a la educación, ha insistido, en palabras de Pilar Orenes, directora de Educo, que “aunque somos conscientes de que los desafíos en materia educativa son grandes, es necesario un mayor compromiso por parte de la comunidad de donantes. Porque la educación de calidad, equitativa e inclusiva cura y salva vidas, y debe ser una prioridad urgente”. Una postura que es avalada por la UNESCO o el Banco Mundial que alertan sobre un preocupante retroceso y estancamiento de cada una de las metas del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 4. “Necesitamos la implicación de todos los actores, la administración central, pero también la autonómica, la local, las empresas, la sociedad civil. Las alianzas son clave”, ha completado.
Esta valoración coincide con la actualización de los datos sobre financiación internacional en materia educativa que ha presentado la CME en el evento. Un análisis que muestra cómo, mientras la ayuda destinada a salud se disparó por la irrupción de la Covid-19, la AOD para educación retrocedió de 2020 a 2021 un 7%, llegando a significar solamente el 9,8% del total, su punto más bajo desde 2015. Una falta de priorización en los presupuestos nacionales que, según la UNESCO, se traduce en un déficit mundial de financiación educativa de más de 100.000 millones de dólares.
En el caso de España, la CME ha señalado que la cooperación en este país necesita redoblar esfuerzos y tener una financiación más robusta para contribuir de una manera más decidida a la ampliación del derecho a la educación en el mundo. Un objetivo, que choca con los últimos datos recogidos por la Campaña, que indican cómo la ayuda española destinada a educación retrocedió en 2021 a su valor más bajo en 20 años, llegando a significar solamente el 7,4% del total.
Sobre el papel y el peso que tiene la educación dentro de la cooperación española, el director de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) reconoció durante su intervención que “financiar la educación es clave en un contexto donde las necesidades no dejan de crecer, por el impacto de múltiples conflictos y el cambio climático. Por solidaridad, pero también por responsabilidad en un mundo interconectado”. “La educación es un derecho humano que hay que proteger incluso en las situaciones más complejas. La nueva Ley de Cooperación sitúa a España en la vanguardia porque defiende el valor intrínseco de la educación, la importancia de garantizar incluso en situaciones de emergencia y la construcción de una ciudadanía global, justamente ahora que se está cuestionando. Como muestra de nuestro compromiso, desde AECID vamos a dedicar 50 millones de euros al ODS4, al ámbito educativo, lo que significa un 10% del presupuesto total, ha añadido.
20 años de la CME en España
La Campaña Mundial por la Educación surgió en España en 2003, cuatro años después de su creación en el Foro Mundial por la Educación de Dakar. Durante estos 20 años, la coalición española liderada por Ayuda en Acción, Educo, Entreculturas y Plan International y formada por ONG, sindicatos del entorno educativo, centros escolares y movimientos sociales se ha constituido como una plataforma desde la cual unificar, coordinar y movilizar a la sociedad civil para reclamar una educación de calidad en todo el mundo.
Durante estos años, más de 1.000 centros educativos se han visto implicados en sus distintas acciones y más de 50.000 jóvenes han participado en alguna de sus actividades. Sin embargo, a pesar de esta voluntad, desde la CME recalcan que si bien los avances se han producido, lo han hecho muy lentamente y no siempre se han mantenido. Aún así, año tras año, jóvenes, educadores y entidades han exigido a las autoridades un mayor compromiso con la educación de calidad, llegando en numerosas ocasiones a acudir al Congreso de los Diputados, al Senado y a diferentes ayuntamientos para entregar sus demandas en mano.
La incidencia política junto a la movilización y la sensibilización han sido los tres principales canales desde donde se ha venido realizando el trabajo de la campaña que siempre ha buscado convertir a la ciudadanía en portavoces y activistas por el derecho a la educación. Un objetivo que, en palabras de Pilar Orenes, “a pesar de las dificultades y los cambios que hemos encontrado durante el camino, hoy más que nunca merece la pena continuar”.