Plan International condena las muertes de civiles y trabajadores humanitarios en el ataque a un campo en Sudán

Decenas de personas han muerto en el campo de Zamzam, en Darfur del Norte, tras los intensos combates de este fin de semana. Durante la toma del campo de desplazados por las partes armadas también se atacó a organizaciones de asistencia y se mató a trabajadores humanitarios. El campo de Zamzam y el vecino campo de Abu Shouk dan cobijo a más de 700.000 personas desplazadas, en su mayoría mujeres, niños y niñas.  

El ataque forma parte de una importante escalada de violencia en torno a la zona de Al Fasher, capital del estado de Darfur del Norte, donde las facciones armadas se disputan el control. Se teme que esta fase de intensos combates pueda poner en grave peligro a cientos de miles de civiles, incluidos niños, niñas y mujeres. La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) declaró el 12 de abril que se prevé que el 60 % de la población de Al Fasher se enfrente a una hambruna aguda en los próximos meses.  

Mohamed Kamal, director de Plan Internacional en Sudán, ha declarado:  

“La espantosa matanza de civiles y trabajadores humanitarios en un campo donde la población, incluidos niños y niñas, ya lucha por sobrevivir a la hambruna es un hecho devastador en Sudán. Condenamos estos asesinatos en los términos más enérgicos y nos solidarizamos con los seres queridos y los compañeros de las personas asesinadas.  

La comunidad internacional también debe unirse para condenar estos brutales ataques: incluso en los conflictos más complejos hay normas. No se debe permitir que los autores de violaciones del derecho internacional humanitario actúen con impunidad.  

Esta creciente violencia en el norte de Darfur está llevando a cientos de miles de personas a huir una vez más. La mayoría de esas personas son mujeres, niñas y niños que se enfrentan a muchos riesgos de gravedad, incluida la inanición.  

Mañana se cumple un triste hito en Sudán: dos años de duro conflicto. Nos encontramos en un momento crítico, con una hambruna que afecta ya a 25 millones de personas, un aumento de la violencia que asola hogares y campamentos y un sistema de salud colapsado. 

Hay que tomar medidas para proteger a la población y facilitar el acceso seguro de los trabajadores humanitarios para que puedan prestar ayuda vital. Sin esto, las consecuencias para la infancia y todos los civiles son catastróficas.”