Las escuelas no deben ser un objetivo en ningún conflicto

Casi 500 días después del comienzo del conflicto en Sudán, el último ataque contra escuelas en Kordofán del Norte ha vuelto a cobrarse la vida de niños y niñas y ha hecho volar por los aires cualquier sueño de que puedan volver a las aulas. 

Este último ataque, perpetrado el 14 de agosto en la ciudad de El-Obeid, en Kordofán del Norte, ha afectado a cuatro escuelas, dos de ellas femeninas. 

El bombardeo de las escuelas, que tuvo lugar durante el día cuando los y las alumnas estudiaban y jugaban en la escuela, convirtió un espacio seguro en un objetivo y causó un elevado número de víctimas mortales y heridos, la mayoría niños y niñas. 

Las escuelas han permanecido cerradas desde el 15 de abril de 2023 y este ataque se produjo justo cuando la normalidad volvía a la ciudad de El-Obeid con la reapertura de las escuelas. 

Otro ataque contra la educación 

Según la ONU, más de un año después del inicio del conflicto, la situación de la educación es muy preocupante, ya que más del 90% de los 19 millones de niños y niñas en edad escolar del país no tienen acceso a la educación formal y corren el riesgo de no poder volver a las aulas en breve. Según el grupo de educación 10.400 escuelas se encuentran en zonas de conflicto activo y varios cientos de escuelas son utilizadas como refugios por desplazados internos y refugiados. 

El ataque a escuelas durante los conflictos es una de las seis violaciones graves identificadas y condenadas por el Consejo de Seguridad de la ONU, así como una violación del Derecho Internacional Humanitario, y no debe tolerarse. 

Estos ataques no sólo causan daños físicos inmediatos y provocan la pérdida de vidas, sino que también tienen repercusiones psicológicas y sociales a largo plazo. Perturban el proceso educativo, provocando importantes interrupciones en el aprendizaje, y dificultan el desarrollo de la infancia y la adolescencia.  

«Los ataúdes más pesados de llevar son los más pequeños. Los niños y niñas nunca empiezan las guerras, pero son los que más sufren», afirma Mohammed Qazilbash, director de Plan International en Sudán. «Un lugar que antes era visto y utilizado como un refugio seguro por los niños y niñas para aprender y jugar se ha convertido en una tumba. Detengamos la guerra». 

Respaldar la declaración de escuelas seguras 

Como ONG humanitaria y de defensa de los derechos de la infancia, Plan International sigue pidiendo a todas las partes del conflicto que cumplan con su obligación de proteger a los civiles, especialmente a los niños y niñas de todo Sudán, y que pongan fin a las graves violaciones que sufren. 

Dado que Sudán es signatario de la Declaración sobre Escuelas Seguras, un compromiso político intergubernamental para proteger a estudiantes, profesores, escuelas y universidades de los peores efectos de los conflictos armados, instamos a las partes en conflicto a que se adhieran y respeten esta declaración. 

También instamos a la comunidad internacional a que tome medidas inmediatas para salvaguardar la educación en las zonas de conflicto y haga rendir cuentas a los responsables de estas graves violaciones.