El G20 debe abordar la crisis del hambre sin demora

Mientras los líderes mundiales se reúnen en la cumbre del G20 en Bali (Indonesia) los días 15 y 16 de noviembre, la grave crisis del hambre se agrava cada día, con especial impacto en las niñas.

En Plan International esperamos que los Estados miembros del G20 reconozcan que la crisis del hambre necesita una atención inmediata y que la aborden y se aseguren de que estos niveles de inseguridad alimentaria no se vuelvan a producir.

En una carta abierta de nuestros países del G20, instamos a los Estados miembros a que garanticen toda la financiación y esfuerzos para responder a la crisis del hambre y que prevengan la inseguridad alimentaria en el futuro, teniendo en cuenta las necesidades de las niñas.

Los fondos deben comprometerse para que no se pierda ni un día más porque el hambre amenaza ya a millones de personas. En estos momentos, casi 50 millones de personas están al borde de la hambruna en 45 países, y necesitan ayuda urgente.

Las contribuciones iniciales de la comunidad internacional como respuesta a las advertencias de los últimos 20 meses sobre la crisis mundial del hambre han sido un buen comienzo, pero la acción efectiva se retrasa y los recursos siguen siendo muy insuficientes.

Las niñas y mujeres son las más afectadas

Sadou Midou es viuda y cría sola a sus hijos en Tillabéri, Níger. Ella y su familia sobreviven con una sola comida al día y a menudo se queda sin comer para garantizar el alimento de sus hijos. “Los niños lloran cuando tienen hambre. Los adultos pueden arreglárselas con lo poco que tienen, pero los niños necesitan comida para satisfacerse”.

A pesar de las dificultades que vive, Sadou quiere que sus hijos menores sigan en la escuela: a menudo los niños, especialmente las niñas, abandonan los estudios en épocas de sequía y escasez de alimentos para ayudar a sus familias a encontrar comida y agua o para buscar trabajo.

Las mujeres y las niñas representan el 70% de las personas que pasan hambre en el mundo, y a menudo son las más afectadas por la escasez de alimentos, ya que las niñas suelen ser las que menos comen y las últimas en hacerlo. Tienen menos acceso a los alimentos, y además son vulnerables al trabajo infantil, a los matrimonios precoces y forzados y a la explotación sexual.

Sadou es sólo una de los millones de personas en todo el mundo que necesitan urgentemente ayuda alimentaria. Somalia, Etiopía, el norte de Nigeria, Sudán, Sudán del Sur, Haití, Burkina Faso, Níger y Kenia se encuentran entre los países con mayor riesgo de inseguridad alimentaria.

Las comunidades están haciendo lo que pueden para apoyarse mutuamente. Pero la magnitud de esta crisis es abrumadora y requiere un apoyo internacional urgente. Una combinación de múltiples crisis -incluyendo el conflicto en Ucrania, la emergencia climática y las consecuencias económicas de la COVID-19- hace que la hambruna sea una amenaza muy real para cinco millones de niños y niñas, que corren el riesgo de morir por una grave emaciación.

Desde Sudán del Sur hasta Haití, Plan International está presente en muchos de los países más afectados por esta crisis alimentaria mundial. Estamos ampliando programas como los de apoyo a la nutrición, asistencia con dinero en efectivo y cupones, distribución de alimentos, protección infantil, programas de comidas escolares y apoyo a los medios de vida.

Pero necesitamos urgentemente más fondos para poder llegar a más niños, especialmente a las niñas y sus familias.

Cómo revertir la crisis del hambre

Planteamos cinco peticiones clave a los Estados miembros del G20:

  1. Liberar inmediatamente fondos de emergencia para salvar millones de vidas. No hemos actuado a tiempo y ahora nos enfrentamos al peor de los escenarios, dado que existe un déficit de 22.200 millones de dólares si queremos evitar que 50 millones de personas caigan en la hambruna y crear resiliencia. Los fondos deben tener en cuenta las cuestiones de género, estar disponibles de inmediato y proporcionarse “sin remordimientos” para evitar la pérdida masiva de vidas. Todos los donantes deben contribuir con su cuota completa y justa ahora, sin desviar recursos de la satisfacción de otras necesidades humanitarias urgentes.

 

  1. Dar prioridad a las necesidades específicas de las mujeres y los niños, especialmente las niñas. Esto incluye la alimentación escolar para ayudar a los niños, las niñas y los y las jóvenes a permanecer en la escuela y los programas de protección para ayudar a abordar las violaciones de los derechos de la infancia, como el matrimonio infantil. Pedimos que garantice que todas las respuestas a la inseguridad alimentaria tengan en cuenta el género, la edad y la discapacidad.

 

  1. Aumentar sus esfuerzos para abordar los factores subyacentes de la crisis del hambre, incluidos los conflictos, las crisis económicas y el cambio climático. Debemos ver un liderazgo político reforzado para prevenir y poner fin a los conflictos en todo el mundo, así como una mayor protección de las niñas y las mujeres frente a la desigualdad económica y los choques, y el apoyo a los países que padecen hambre para adaptarse y fortalecer la resiliencia a los choques y tensiones climáticas actuales y futuras, incluso a través de los mecanismos de financiación del clima.

 

  1. Fortalecer la resiliencia para anticiparse, adaptarse y transformarse frente a los choques y tensiones que contribuyen a la inseguridad alimentaria. Esto significa aumentar la financiación internacional y nacional para la acción anticipada, la resiliencia, la adaptación y los sistemas de alerta temprana. Les pedimos que involucren a las niñas y a los jóvenes en estos procesos, y que se aseguren de que todos los esfuerzos sean transformadores de género, dirigidos localmente y centrados en los niños.

 

  1. Garantizar la responsabilidad de sus esfuerzos en la crisis del hambre, incluso informando de forma clara y transparente sobre sus compromisos de financiación y desembolsos, apoyando a los socios locales y consultando a las poblaciones afectadas, incluidos los jóvenes, para dar forma a su respuesta.

Debemos actuar ahora para salvar vidas e invertir en un mejor presente y futuro para las niñas y las jóvenes.