Tres años de guerra a gran escala han impactado profundamente en la salud mental de los adolescentes y hombres ucranianos, según un nuevo informe de la ONG Plan International. En el marco de la cuarta Conferencia sobre la Reconstrucción de Ucrania, que se celebra en Roma del 10 y al 11 de julio, Plan International acude a la cita para pedir que todos los actores hagan todo lo posible por facilitar el acceso a servicios que mejoren la salud mental de la adolescencia ucraniana, y que tengan en cuenta esta herida invisible en las conversaciones en la capital italiana.
“Como organización experta en la protección de la infancia y adolescentes, desde Plan International defendemos la urgencia de promover el acceso a una educación de calidad, inclusiva y resiliente, así como a otros servicios clave que protegen la salud mental de los civiles más vulnerables, como pilar fundamental para la reconstrucción y el desarrollo futuro de Ucrania. En las regiones más cercanas al frente, el 86 % de los niños y niñas menores de seis años sufren retrasos en su desarrollo social y emocional. Están en un momento clave de su desarrollo y no podemos dejarles atrás”, defendió el director de la respuesta a la crisis de Ucrania de Plan International, Sven Coppens, presente en la conferencia en la capital italiana.
El reto diario de crecer en medio del conflicto, además de la ansiedad, el duelo y el aislamiento social, se ven exacerbados por las expectativas sociales que pesan sobre los niños y jóvenes durante la guerra y el estigma que supone la búsqueda de ayuda para la mejorar la salud mental. Esto ha sido una realidad tanto para los hombres y niños que han permanecido en Ucrania, como para los refugiados en países cercanos como Moldavia, Rumania y Polonia.
Más barreras para la salud mental de hombres y jóvenes
Plan International y sus socios han recopilado las experiencias de casi 450 adolescentes y jóvenes ucranianos de entre 15 y 25 años, en los cuatro países mencionados, que muestran que sus problemas siguen sin ser abordados, dejando que afronten el posible trauma de la guerra, sin el apoyo que necesitan para su salud mental.
El informe, Heridas Invisibles: abordando los desafíos de la salud mental y el apoyo para adolescentes y hombres jóvenes ucranianos, destaca cómo los desplazamientos forzados, los estereotipos de la masculinidad tradicional y los elevados costes, impiden que muchos jóvenes puedan acceder a servicios críticos para su salud mental.
Al mismo tiempo, se enfrentan a una creciente presión para asumir nuevas responsabilidades dentro de sus familias y comunidades, asumiendo el rol de proveedores, en ausencia de sus padres o familiares varones adultos. El peso de estas expectativas, sumado a la inestabilidad provocada por la guerra, ha dejado a muchos en una situación vulnerable e incapaces de buscar ayuda.
A pesar de las difíciles circunstancias, muchos jóvenes muestran una encomiable capacidad de adaptación y de resiliencia, persiguiendo con determinación su vocación, en este difícil contexto. En palabras de un joven de 15 años entrevistado para el estudio: “Son mis problemas; tengo que resolverlos yo solo”. “Ir al psicólogo no es algo habitual aquí, en Ucrania; la gente lo percibe como algo extraño”, añade un joven de 25 años.
La mayoría de los encuestados ucranianos han explicado que el estigma que rodea a la salud mental en su cultura de origen dificulta la búsqueda de atención especializada y casi la mitad expresó su temor a ser juzgados. Más de la mitad también reconoció que, simplemente, desconocían los servicios disponibles.
Además, la guerra en curso ha profundizado las tensiones sociales entre quienes sirven en el ejército y quienes permanecen como civiles. Si bien muchos hombres se han alistado voluntariamente, otros han solicitado prórrogas o han abandonado el país. Esto puede ser particularmente difícil de sobrellevar para los hogares que han perdido a miembros en combate, ya que el dolor y la frustración intensifican las divisiones sociales.
Los niños y jóvenes de grupos marginados como la comunidad romaní, que a menudo carecen de documentación oficial, enfrentan barreras adicionales que limitan su acceso a la atención médica y otros servicios. Los jóvenes LGTBIQ+ también enfrentan mayor discriminación, lo que hace que sean particularmente reacios a buscar apoyo de salud mental, debido al temor a ser juzgados, tanto por sus compañeros, como por profesionales.
Sin acceso a un apoyo especializado, algunos adolescentes y jóvenes recurren a mecanismos de afrontamiento del trauma perjudiciales, como el consumo de sustancias o conductas de riesgo. Muchos jóvenes que han huido del país luchan por encontrar un sentido de pertenencia y tanto ellos como los que permanecen en Ucrania lidian con la culpa del superviviente, además de las presiones financieras y emocionales en sus casas.
El sufrimiento psicológico no abordado puede perpetuar ciclos de violencia y exclusión social. Los niños que no reciben apoyo son más propensos a aislarse emocionalmente, a tener dificultades en sus relaciones y, en algunos casos, a adoptar comportamientos nocivos. Las consecuencias se extienden más allá del individuo, amenazando la cohesión social.
“Esto no es solo una tragedia individual, sino una crisis colectiva para toda una generación, con consecuencias a largo plazo para las familias y las comunidades”, ha declarado la directora general de Plan International, Concha López. “Debemos actuar ahora, para garantizar que los adolescentes tengan acceso al apoyo de salud mental que necesitan para recuperar su bienestar emocional, reconstruir y contribuir positivamente a sus sociedades en un futuro de paz”.
Recomendaciones clave
Para apoyar de manera efectiva a los adolescentes y niños afectados por la guerra en Ucrania, los gobiernos, los servicios de apoyo psicosocial y de salud mental, las organizaciones humanitarias y las comunidades de acogida deben tomar medidas específicas.
Entre ellas, la organización reclama el fortalecimiento de los sistemas de salud mental y la formación de los profesionales con enfoque de género y perspectiva de trauma; abordar las barreras al empleo y la formación profesional para los jóvenes desplazados y refugiados; campañas de sensibilización para combatir las normas de género y el estigma social.
Asimismo, instan a mejorar la cohesión social y las redes de apoyo en las comunidades de acogida, a través de programas de mentoría y liderazgo entre iguales, iniciativas juveniles y oportunidades de voluntariado.
Por último, llaman a desarrollar programas de apoyo psicosocial y salud mental centrados en la familia, para dotar a los padres, madres y cuidadores de herramientas que les permitan apoyar a los adolescentes y hombres jóvenes que experimentan angustia, así como aplicar los programas de terapia.
Respuesta de Plan International
En 2025, se estima que 12,7 millones de personas en Ucrania necesitarán asistencia humanitaria, incluidos 2 millones de niños y niñas que luchan con traumas psicológicos no abordados.
Desde el inicio de la guerra, la respuesta de Plan International ha llegado a casi 900.000 personas, entre ellas más de 350.000 niños y niñas, con ayuda humanitaria de emergencia. La organización ha centrado su respuesta en el suministro de refugio, artículos no alimentarios, educación para personas desplazadas internas y refugiadas y programas de apoyo psicosocial, abordando las necesidades de salud mental de niños, niñas, adolescentes y familias.