Plan International pide al Gobierno español que no olvide a Sudán, la mayor crisis humanitaria del mundo

La organización humanitaria Plan International, presente en Sudán desde 1977, pide en una carta al Gobierno de Pedro Sánchez que priorice de forma urgente a Sudán, el país que está sufriendo la peor crisis humanitaria del mundo, en su Estrategia de Diplomacia Humanitaria, así como en sus contactos de alto nivel en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas. 

“Hay que redoblar esfuerzos urgentemente para responder a una crisis humanitaria que está siendo deliberadamente olvidada. Algo impensable cuando hay 1,3 millones de niños y niñas de menos de 5 años en riesgo de hambruna y el 87% de la infancia del país está fuera de la escuela. Es la mayor crisis de desplazamiento infantil del mundo. La situación crítica en la que se encuentran los niños y niñas de Sudán por la violencia y hambre continuados exige movilizar urgentemente todos los esfuerzos diplomáticos y políticos posibles para revertir la situación”, ha destacado Concha López, directora general de Plan International.  

Además, Plan International, que trabaja en asistencia de primera necesidad, protección de la infancia y educación en emergencias en ocho regiones del país, ha pedido a España que redoble sus esfuerzos por garantizar la educación de los niños y niñas en zonas en conflicto. Sudán es uno de los ejemplos más flagrantes de cómo la educación se ve comprometida ante los conflictos continuados: sólo el 13 % de los 19 millones de niños y niñas en edad escolar del país están matriculados actualmente en la escuela.  

“El cierre y la ocupación de escuelas debido al conflicto en curso ha provocado un aumento de los matrimonios infantiles forzosos y el reclutamiento de niños por parte de grupos armados. El Gobierno de España debe aumentar su compromiso con Sudán. Ante la peor crisis humanitaria del mundo, ignorar las necesidades de la infancia y permitir que se sigue prolongando no es una opción”, señala López.  

75 civiles, más de una decena niños y niñas, mueren en un ataque este fin de semana 

Plan International ha alertado del aumento de víctimas civiles en la escalada en los enfrentamientos este mes, destacando el ataque a una mezquita en El-Fasher, en el noroeste de Sudán, donde murieron al menos 75 civiles, de los cuales más de una decena eran niños, niñas y adolescentes. La infancia y familias de El-Fasher llevan más de 500 días sufriendo asedio, violencia y escasez de alimentos y servicios básicos. El recrudecimiento de la violencia solo puede empeorar la que ya es una catástrofe humanitaria. 

“El ciclo de sufrimiento humanitario debe romperse. No solo los actores humanitarios están trabajando más allá de su capacidad para responder a las familias atrapadas en zonas de conflicto, sino que también deben enfrentarse a brotes mortales de cólera, además de desastres naturales e inundaciones. Necesitamos desesperadamente que cesen los enfrentamientos para alejar a millones de personas del borde de la inanición y la muerte”, afirma el director de Plan International en Sudán, Mohamed Kamal. 

Este último ataque se suma al registro de numerosas agresiones contra infraestructuras civiles esenciales documentadas por el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, como centros sanitarios, mercados, fuentes y pozos de agua, corredores humanitarios e infraestructura energética. Además, en los primeros seis meses del año se han registrado casi 3.400 muertes civiles en Sudán, lo que equivaldría a prácticamente el 80 % de todas las víctimas civiles documentadas (4.238) durante todo 2024.  

Cómo responde Plan International a la crisis de Sudán

 

Plan International está respondiendo a la crisis humanitaria en Sudán con un plan de asistencia integral en toda la región, que incluye apoyo en protección infantil, seguridad alimentaria, nutrición, agua y saneamiento, educación en emergencias, salud mental y medios de vida. La respuesta se centra en los grupos más vulnerables —niños, niñas, mujeres y personas con discapacidad— tanto en Sudán como en países vecinos como Egipto, Chad, Etiopía, Sudán del Sur, República Centroafricana y Uganda, con el objetivo de salvar vidas y fortalecer la resiliencia de las comunidades afectadas.