Los comportamientos violentos pueden cambiarse o aprenderse: Un 89 % de las jóvenes afirma que los padres pueden enseñar a los niños a no ser violentos ni agresivos

Más de la mitad de las chicas adolescentes creen que la violencia masculina es algo “natural e inevitable”, y que ellas mismas deben protegerse de ésta, aunque cuando llegan a la adultez el 89 % creen que estos comportamientos pueden cambiarse o aprenderse y que sus padres pueden enseñarles a no ser violentos, según revela un nuevo estudio de la organización defensora de los derechos de las niñas Plan International, que forma parte de un proyecto de investigación único -Real Choices, Real Lives,- que ha seguido a 142 niñas en nueve países —Benín, Brasil, Camboya, República Dominicana, El Salvador, Filipinas, Togo, Uganda y Vietnam— desde su nacimiento en 2006 hasta los 18 años.

«[A los chicos] se les puede enseñar a dejar de ser agresivos; es deber de los padres educar a sus hijos y guiarlos por el buen camino», señaló Catherine*, de 17 años, desde Benín. Entre los 17 y 18 años, las chicas están desafiando estas ideas dañinas y reivindicando su derecho a las mismas libertades que los chicos —en casa, en la escuela y en la calle—.

Ly*, una joven de Vietnam, lo expresó así: «[La libertad] es tanto para chicas como para chicos. Todos tenemos ese derecho».

“Los resultados del informe muestran una imagen de niñas que crecen en un mundo donde la violencia, limita sus libertades y oportunidades. Gracias a este seguimiento en el tiempo conocemos mejor cómo piensan las niñas de todo el mundo, y vemos más urgente que nunca actuar desde la educación en todos los ámbitos y niveles para cambiar comportamientos”, señala la directora general de Plan International, Concha López.

Según el informe No deberíamos caminar con miedo, muchas chicas consideran que la violencia masculina es “normal” o simplemente “así es la vida”. En las entrevistas realizadas entre los 14 y los 15 años, el 68 % de las niñas opinaba que las agresiones de los hombres eran una parte inevitable de la vida. A sus 17-18 años, el 62 % de ellas seguía pensando lo mismo.

Aún más preocupante es el hecho de que la creencia de que ellas son responsables de su propia seguridad se intensifica con la edad. Mientras que el 57 % de las chicas de entre 14 y 15 años afirmaban que dependía de ellas protegerse de los abusos, ese porcentaje aumentaba al 67 % cuando alcanzaban los 17 o 18 años.

La violencia contra las niñas es una realidad extendida y profunda: más de mil millones de mujeres y niñas en todo el mundo han sufrido abusos físicos, sexuales o psicológicos, según datos de 2024 de las Naciones Unidas. Dentro del grupo de estudio, un alarmante 91 % de las participantes afirmó haber experimentado algún tipo de violencia, algunas desde tan solo los 11 años.

“Por supuesto que ella (la chica) tiene que protegerse, porque si no lo hace ella, nadie más lo hará”, afirmó con tan solo 15 años Katerin*, una de las participantes del estudio.

Plan International hace un llamamiento urgente a líderes, donantes y sociedad civil para que inviertan en programas que promuevan los derechos de las niñas, cuestionen los roles de género dañinos, y prevengan la violencia de género a través del liderazgo de las adolescentes.

Los nombres de las participantes en el estudio han sido modificados para proteger su identidad.

Sobre la investigación


Este estudio se basa en evidencia recopilada a través del estudio cualitativo y longitudinal Real Choices, Real Lives de Plan International, que busca comprender las creencias y actitudes de las adolescentes sobre distintos temas que afectan a sus vidas, como la violencia y la protección, así como explorar el impacto de las normas sociales interiorizadas en sus vidas. Real Choices, Real Lives ha seguido a 142 niñas en nueve países desde su nacimiento en 2006 hasta su mayoría de edad en 2024. A través de entrevistas anuales tanto con las niñas como con sus cuidadores, el estudio ofrece una perspectiva única sobre sus experiencias durante la infancia y la adolescencia.

El estudio busca identificar las raíces de la desigualdad de género explorando creencias, valores y expectativas. De este modo, revela cómo se crean, mantienen o transforman las normas y comportamientos de género a lo largo del tiempo. Su enfoque permite conocer en profundidad la realidad cotidiana de las niñas, recogiendo sus aspiraciones y opiniones en sus propias palabras, garantizando que sus voces se escuchen y que sus demandas de igualdad y cambio se amplifiquen.

La investigación publicada hoy, No deberíamos caminar con miedo, se basa en entrevistas realizadas entre 2017 y 2024, cuando las niñas tenían entre 11 y 18 años, y explora temas relacionados con la violencia, la protección y la libertad de las niñas, tanto desde su perspectiva como desde la de sus cuidadores.