Vivir en confinamiento

La investigación analiza crisis humanitarias anteriores, como la epidemia del Ébola, el conflicto en Sudán del Sur y la violencia en la cuenca del lago Chad, la crisis de los refugiados rohingya y la situación en los campos de refugiados de Beirut, en el Líbano, y revela los graves impactos que sufren las niñas y adolescentes en las emergencias, tanto de forma inmediata como a largo plazo. 

Los mayores riesgos que corren las niñas y las adolescentes debido a la pandemia de la COVID-19 son el abandono escolar; no encontrar trabajo cuando las economías se reactiven, teniendo en cuenta que más de 740 millones de mujeres de todo el mundo trabajan en el sector informal y en empleos con bajos salarios; sufrir abusos y violencia en el hogar, debido a que la protección que encuentran en los sistemas educativos y de atención ya no existen; dificultades económicas y consecuente falta de alimentos, y una mayor exposición a la infección por el virus, debido al rol tradicional de cuidados que se le asigna a las mujeres y las niñas. 

Por otro lado, con la pandemia de COVID-19, las niñas y adolescentes se enfrentan a un gran riesgo de aumento de los matrimonios infantiles y de los embarazos no deseados, como ha ocurrido en emergencias anteriores. En Sierra Leona, por ejemplo, los embarazos adolescentes aumentaron un 65% durante la crisis del Ébola debido al cierre de escuelas, lo que después repercutió de nuevo en la pérdida del derecho a la educación: el país impidió que las niñas embarazadas y madres adolescentes volvieran a clase.