Las inundaciones tras el ciclón Idai interrumpen la educación de los niños y niñas en Malaui

Las inundaciones repentinas causadas por el ciclón Idai han arrasado el distrito de Mulanje, en Malaui, tras las fuertes lluvias que azotaron el sureste de África la semana pasada. Se espera que las lluvias continúen por lo que la población necesita asistencia de forma urgente. 





Tras el paso del ciclón Idai Miles de familias están buscado dónde cobijarse y las escuelas e iglesias se han convertido en refugios improvisados para aquellas familias que han perdido sus hogares. Esta escuela de primaria está ofreciendo cobijo a más de 300 personas, lo que dificulta seguir con la jornada escolar. Además de la falta espacio y de recursos básicos como ropa de cama, artículos de higiene e instalaciones sanitarias.





Robert Tapani, director adjunto de la escuela, explica cómo han tratado de abordar algunos de los problemas que han ido encontrando. “El lunes, el primer día escolar después de las inundaciones, fue caótico y las clases se suspendieron hasta las 10 de la mañana. Pedimos a las familias que desalojaran las instalaciones durante el horario escolar y que regresaran después de que las clases hayan terminado por la tarde. Sin embargo, vuelven bastante temprano para poder cocinar y las clases se interrumpen”.

“Para las niñas, hemos establecido lugares en los que pueden permanecer cerca de sus familias, para ayudarlas a que puedan dormir de forma segura en un hogar y no en el campamento. Todavía enfrentan muchos desafíos ya que muchas perdieron su ropa y abrigo tras el desastre”, dice el Sr. Tapani.





“Tenemos suerte porque contamos con algunas salas adicionales para el programa de alimentación escolar, una cocina y un almacén que actualmente está vacío. Por lo tanto, estas habitaciones se utilizan para guardar las pertenencias de las familias y como cocina”, explica el Sr. Tapani.

Falesi Lipenga, de 57 años, se vio obligada a abandonar su hogar y refugiarse en la escuela primaria después de que su casa se derrumbara la noche en la que se produjeron las primeras inundaciones. Aunque ahora tiene un lugar para dormir, sabe que es solo temporal y que pronto tendrá que encontrar otro hogar.

“Vine aquí porque no tengo a dónde ir. No tengo dinero para comida, ni siquiera para sal”, dice Falesi. “En solo un aula dormimos personas de dos aldeas. Somos muchos, está abarrotado, y la condición de las habitaciones en las que dormimos no es buena. Hay muchos insectos que nos pican toda la noche haciendo que dormir sea imposible, especialmente para las niñas y niños”.

Plan International trabaja en la respuesta a la emergencia en el distrito de Mulanje proporcionando alimentos y agua, kits de saneamiento e higiene y refugio.
También trabaja en estrecha colaboración con otras agencias para garantizar que las niñas y niños desplazados por las inundaciones estén a salvo y protegidos de cualquier daño y violencia, además de proporcionarles kits escolares para que puedan retomar su educación.

Según Falesi, cualquier ayuda es necesaria. “Lo necesitamos todo, ropa de cama, ropa, utensilios, comida. También agradeceríamos la ayuda para reconstruir nuestras casas porque no podremos hacerlo nosotros mismos “.





Alindine de 17 años vive con su hermano y su madre, Cathetine, en otra aldea del distrito de Mulanje. Su casa se derrumbó cuando las inundaciones irrumpieron en su pueblo.
“Me desperté y la casa estaba inundada. Salí y aunque la casa estaba intacta todo estaba lleno de agua. Cuando volví a entrar para recoger nuestras cosas la casa empezó a derrumbarse. Salimos corriendo y una de las vigas me dio en la cabeza”, explica Catherine. 

En este momento, Catherine y sus hijos se están quedando con su hermana que vive en la casa de al lado.

“En la casa en la que nos alojamos, nos hemos juntado varias familias y no es lo suficientemente grande para todos nosotros. Para mí está siendo muy difícil porque no hay ninguna privacidad”, explica Alindine.

Para Catherine y su hija Alindine, su máxima prioridad es reconstruir su casa. También necesitan ropa y artículos para el hogar ya que debido al derrumbamiento han perdido la mayor parte de sus posesiones. 
“Hemos perdido muchas cosas básicas para nosotras, las camas, nuestras mantas, cubos y dos gallinas”, dice Catherine.