Yekaba tenía 12 años cuando se dio cuenta de que su padre estaba planeando casarla con un hombre que la doblaba en edad. Decidió plantar cara y pidió ayuda a toda su comunidad, al norte de Etiopía, para que convencieran a su padre de cancelar la boda.
Yekaba
“Cuando tenía 12, un hombre visitó a mi familia y les preguntó si me casaría con él. Yo nunca llegué a verle, pero mi hermana me contó que tendría unos 20 años.
Escribí en una nota lo que sabía y lo puse en el buzón de mi colegio. Es un buzón en el que podemos compartir cualquier cosa que nos de miedo, pero sobre todo se usa para denunciar el matrimonio infantil. Cuando mi profesor leyó la nota, me preguntó qué estaba pasando y pidió una reunión con mis padres para que pudieran conocer las consecuencias del matrimonio infantil. En un principio se negaron y siguieron organizando la boda.
Decidí plantar cara a mi padre. Le pregunté si había pensado cómo me sentiría yo al estar casada con 12 años y me contestó que no podía pagar la matrícula del colegio para sus dos hijas, así que decidió que debía casarme. Mi madre no quería, prefería que acabara mis estudios, pero no se sentía capaz de contradecir a mi padre.
Seguí preguntándole a mi padre si había considerado los problemas que podría tener si me quedara embarazada tan pequeña. Parecía que empezaba a escucharme, pero la familia del hombre vino a nuestra a casa a traernos pan. Es una pequeña tradición que simboliza la formalización de la propuesta de matrimonio. Mi padre aceptó el pan y por lo tanto también la propuesta.
Después de esto, recordé la historia de una prima de mi padre: se casó con 12 años y hoy en día es una madre soltera porque su marido acabó abandonándola. Tenía solo 14 años cuando dio a luz, nunca pudo ir al colegió y el bebé tiene muchos problemas de salud. Le conté a mi padre todos esos problemas que el matrimonio infantil podría traerme no solo a mí, sino a él también. Compartí con él todo lo que había aprendido en el colegio en los debates con mis compañeros.
Mi prima, que está a punto de acabar el colegio también vino a pedir a mi padre que no me casara. Mi tía que es representante Kabele de los asuntos que implican a mujeres, niños y niñas, también trató de convencerle. Al final, mi padre canceló la boda y me dejó continuar con mi educación, ahora me apoya. Está convencido y no tratará de casarme nunca más”.
Desta, padre de Yekaba
“Quería que mi hija se casara porque me estoy haciendo mayor y cada vez se hace más duro para mi trabajar solo en la granja. Quería tener cerca a un hombre que pudiera ayudarme con el trabajo. También pensé que Yekaba necesitaría a alguien que la protegiera en un futuro, no seré capaz de cuidarla para siempre.
No sabía lo equivocado que estaba.
El principal motivo por el que cancelé la boda fue porque Yekaba insistía en continuar sus estudios. Me dijo que quería seguir en el colegio lo máximo posible y casarla tan joven tenía muchos riesgos.
También era consciente de que el gobierno ha empezado a reforzar la ley que prohíbe el matrimonio infantil. Quería que mi hija se convirtiera en una mujer a la que no le faltara nada. Pero ahora me doy cuenta de que casarla tan joven no es una buena elección.
Aconsejo a los otros padres que no casen a sus hijas, mis dos hijas mayores se casaron siendo muy pequeñas y no tienen la vida que deseaban. Espero que ellas tampoco casen a sus hijos o hijas demasiado jóvenes.
Quiero a mi hija con todo mi corazón. Cancelar su boda la hizo feliz y eso también a mí me hace feliz”.
Woyzer, 14
La amiga de Yekaba, Woyzer, se enteró de que su padre planeaba casarla en contra de su voluntad y la apoyó y animó a hablar con los profesores sobre su situación y enviar la nota al buzón contra el matrimonio infantil.
Ayalnesh, tía de Yekaba
“Cuando me enteré de que iban a casar a mi sobrina Yekaba, fui a su casa a discutir la situación con su madre, su hermano y su padre. Les expliqué que Yekaba debía seguir su educación, que eso es lo que le daría un buen futuro de verdad.
Le dije a su padre “Si te niegas a cancelar la boda, me haré cargo de ella como si fuera una de mis hijas. La gente se volverá en tu contra”.
Finalmente accedió a cancelar la boda”.
Muluwork
Muluwork, líder local de la lucha contra el matrimonio infantil y forzoso, que fue casada con 5 años, le dijo al padre de Yekaba –un sacerdote- que le prohibirían trabajar en la iglesia si no cancelaba el matrimonio de su hija.
Gracias a su propia determinación, la ayuda de su comunidad y el impacto de nuestros programas Yekaba pudo impedir su propio matrimonio infanil.