Aunque a primera impresión Ashida puede parecer tímida, no necesita mucho tiempo para soltarse y advertir a los que no le presten suficiente atención: “cuando crezca, voy a ser abogada”.
En las estaciones de tren en Nueva Delhi (India), muchos niños y niñas pasan los días pidiendo en el andén. Hay alrededor de 60.000 personas en la capital de India que piden en las calles para sobrevivir y un tercio de ellos tienen menos de 18 años. Muchos son niños que han escapado de la profunda pobreza en otras regiones del país y se han encontrado en Delhi sin más opciones, otros han huido de sus casas e, incluso, algunos piden en la calle para ayudar a mantener a su familia.
A los cinco años, Ashida vivía en una vivienda improvisada hecha de sábanas. Sus padres no se encargaban de ella, así que tenía que ganarse la vida mendigando en las estaciones de tren. Durante el día vagaba por las calles pidiendo unas monedas a los extraños, hasta que sus padres aparecían y la llevaban de vuelta al refugio. A veces pasaba la noche en la estación.
Su suerte cambio cuando el Comité para el Bienestar de la Infancia en Delhi encontró a Ashida sola en la estación durante un patrullaje rutinario, identificó a sus padres y les aconsejaron ofrecerle a Ashida los cuidados y el apoyo que necesitaba. Finalmente, sus padres accedieron a enviarla a un refugio de Plan International India para niños y niñas en circunstancias difíciles.
Ahora Ashida tiene nueve años y vive en el refugio junto a más de 40 niños y niñas cuyas edades varían entre los cinco y los 14 años. Va a la escuela, ha aprendido a leer y escribir e incluso ayuda en la enseñanza de los niños y niñas más jóvenes. Le gustan las actividades artísticas y presume de tener una colección envidiable de flores de papel.
Su talento quedó demostrado cuando tuvo la oportunidad de formar parte del taller “Arte Social para el Cambio de Comportamiento”. La sonrisa de Ashida fue constante durante los cinco días del evento mientras destacaba haciendo títeres, máscaras o actuaciones de danza. Había encontrado todo lo que esperaba conseguir a su edad: un ambiente colorido y lleno de aventuras.
El taller terminó en un evento durante el Raahgiri (una reunión dominical en Nueva Delhi) en el que Ashida fue la estrella. Su naturaleza efervescente capturó la atención de todo el público, incluyendo el coreógrafo de Bollywood, Sandip Soparrkar, que estaba trabajando como voluntario en el taller y quedó fascinado por la pequeña. Ha despertado en todos el deseo de ser sus amigos y ayudarla de cualquier manera posible.
Aunque a primera impresión Ashida puede parecer tímida, no necesita mucho tiempo para soltarse a hablar y advertir a los que no le presten suficiente atención: “cuando crezca, voy a ser abogada”, suelta convencida, “así podré luchar por los derechos de niños como yo y hacer del mundo un lugar mejor”.
Gracias al apoyo recibido durante sus primeros años, Ashida puede vivir ahora con alegría y una determinación muy avanzada para su edad. Con el apoyo necesario, ¿quién puede predecir las montañas que moverá y los caminos que recorrerá?